Boric y cuatro expresidentes chilenos firman una carta por los 50 años del golpe de Estado: “Por la democracia, siempre”

Gabriel Boric durante una ceremonia en el Palacio de La Moneda, en Santiago, en una imagen de archivo. MATIAS DELACROIX (AP)

SEBASTIAN DOTE

Santiago de Chile

El presidente de Chile, Gabriel Boric, y los cuatro exmandatarios vivos Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-2000), Ricardo Lagos (2000-2006), Michelle Bachelet (2006-2010 y 2014-2018), y Sebastián Piñera (2010-2014 y 2018-2022) han firmado este jueves un documento titulado Compromiso: Por la Democracia, siempre, en donde reflexionan sobre los 50 años del golpe de Estado que puso fin al Gobierno del socialista Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973 y que dio inicio a la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

Los cuatro expresidentes y el actual han señalado que “nuestro país gozó durante más de 140 años, casi sin interrupción, de una democracia en continua evolución, de un orden constitucional estable, y también de respetables y sólidas instituciones republicanas que eran objeto de admiración y prestigio en el mundo entero”.

Frei, Lagos, Bachelet, Piñera y Boric han establecido además un compromiso “al cumplirse 50 años del quiebre violento de la democracia en Chile que le costó la vida, la dignidad y la libertad a tantas personas, chilenas y de otros países”, al que adhieren, han dicho, más allá de sus “legítimas” diferencias.

En su primer punto, los gobernantes llamaron a “cuidar y defender la democracia, respetar la Constitución, las leyes y el Estado de Derecho. Queremos preservar y proteger esos principios civilizatorios de las amenazas autoritarias, de la intolerancia y del menosprecio por la opinión del otro”. A continuación, se comprometieron a “enfrentar los desafíos de la democracia con más democracia, nunca con menos, condenar la violencia y fomentar el diálogo y la solución pacífica de las diferencias, con el bienestar ciudadano en el horizonte”.

Además, las exautoridades y el actual presidente dijeron que trabajarán para “hacer de la defensa y promoción de los derechos humanos un valor compartido por toda nuestra comunidad política y social, sin anteponer ideología alguna a su respeto incondicional”. Se compretieron además a “fortalecer los espacios de colaboración entre Estados a través de un multilateralismo maduro y respetuoso de las diferencias, que establezca y persiga los objetivos comunes necesarios para el desarrollo sustentable de nuestras sociedades”.

Al final del texto, los cinco firmantes hicieron un llamado al mundo político y a la sociedad, que durante las últimas semanas ha enfrentado un clima tenso a propósito del 50 aniversario del golpe: “Cuidemos la memoria, porque es el ancla del futuro democrático que demandan nuestros pueblos”.

La carta incluye a los exmandatarios vivos que formaron parte de la Concertación, la agrupación de centroizquierda que gobernó Chile tras el fin de la dictadura. También firma Piñera, cuya coalición originaria, Chile Vamos, rechazó una declaración en conjunto con el Ejecutivo y el resto de las fuerzas políticas para condenar el golpe de Estado de 1973. El desmarque de la derecha tradicional con la actual Administración de izquierdas se cristalizó con su rechazo a la asistencia al acto oficial que se realizará el próximo lunes en el Palacio de La Moneda, en el que participarán otros mandatarios de izquierda de la región como Andrés Manuel López Obrador, de México; Gustavo Petro, de Colombia; y Alberto Fernández, de Argentina.

El Gobierno de Boric ha intentado sin éxito empujar una carta común —denominada Compromiso de Santiago— para lograr un repudio transversal al alzamiento militar que puso fin al Gobierno de la Unidad Popular y que puso en marcha un régimen en donde se registraron graves violaciones a los derechos humanos. El propio mandatario admitió que el país vive un clima “eléctrico” debido a la polarización de las posturas en la antesala de la conmemoración.

La salida a comienzos de julio del asesor de los actos de la conmemoración, el escritor Patricio Fernández, luego de que parlamentarios del oficialismo, varios del Partido Comunista, y agrupaciones de derechos humanos lo acusaran de relativizar el golpe fue un punto de inflexión para líderes de la derecha, que destacan el espíritu que él pretendía impregnar a la fecha. La grieta se agrandó con las declaraciones del propio presidente Boric, quien públicamente cuestionó la figura del fallecido exsenador Sergio Onofre Jarpa, exministro del Interior de Pinochet y fundador de Renovación Nacional, una de las formaciones de la derecha tradicional.

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