Blanco y Negro: Yo mando aquí

El presidente Iván Duque Marquez esquiva la paz

Por Gabriel Ortíz

De un tiempo para acá, son muchas las personas que se preguntan, quiénes son los poseedores de la verdad, a quién hay que creerle, o quiénes son los fabricantes de una realidad, que pueda ser reconocida por uno de los bandos en que se divide la opinión pública.

Hasta hace un tiempo, había acusadores y acusados, culpables e inocentes, buenos y malos. Se hablaba y se creía. Se investigaba y, con base en ello, se acusaba, condenaba, indultaba o absolvía.

Hace cuatro años, tras ardua lucha por alcanzar promesas y propósitos que nos dieran un baño de reconciliación, perdón y tranquilidad, se firmó un acuerdo que alejó a muchos de las armas, de los bienes usurpados y de la interminable guerra de los 60 años. 

Eran millares de frases llenas de esperanza, que se rubricaron en Cartagena y el Teatro Colón.

Los promotores del conflicto, montaron en cólera, desde el inicio de las primeras conversaciones en La Habana, y hasta crearon empresas para evitar una tregua. Muchos temían, y siguen temerosos, por las soluciones que trae la paz. Bandoleros, paramilitares, guerrilleros, usurpadores y malhechores, no admiten que las cosas vuelvan a sus cauces normales. Los aterra que se vacíen sus bolsillos y que fértiles fincas regresen a los titulares de antaño. Por todo eso troquelaron la palabra trizas, para reducir el proceso de paz. 

El gobierno a cuenta gotas, ha aportado los implementos que requiere este elogiado compromiso, tan exaltado por un mundo que vive sediento de paz y reconciliación. Ese que hizo merecedor del Premio Nobel de Paz a un colombiano. El que hoy mantiene a más de 13 mil personas dedicadas a la producción. 

Aún subsisten inconformes, de lado y lado –como ocurre en todos los procesos de paz del mundo- que siguen fuera de la ley, angustiando a los reinsertados o dedicados a asesinar líderes.  

De ahí que sea necesario mantener un organismo tan valioso y necesario, como la JEP, a donde deben llegar los que estuvieron en el conflicto. Es una jurisdicción a la que hay que creerle, al igual que a quienes confiesan sus crímenes, incluidos los de las motosierras, que “saben mucho de muchos, que tienen mucho poder”.

Si las Farc o los paramilitares dicen que cometieron crímenes, hay que creerles. En ello estuvieron y actuaron. Buscar, por odio o venganza, otros culpables, es avieso e indigno. 

El Presidente Duque dice con arrogancia: “yo mando aquí”, para alejar de la JEP a los paras, a quienes notifica que “mientras sea presidente de Colombia”, no les permitirá ir a ese tribunal.  Al mismo tiempo califica la “verdad de los exfarc, de amañada. 

Nadie discute al presidente su mandato. Pero hay serias dudas sobre su apoyo a la paz firmada y blindada. 

BLANCO: Los medios de comunicación, son uno: prensa, radio, tv y redes. Pero el alivio del gobierno, no contempla estos últimos.

NEGRO: Se nos fue Iván Parra, “Parrita”, gran señor, gran amigo.   

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