Por Gabriel Ortíz
A 15 días de iniciarse el cambio, por el cual se votó, hay caras alargadas y ollas raspadas. El dólar Duque por lo alto y el de Petro a la baja. Los viajeros se quedan con sus familias y sus bienes en Colombia. Estados Unidos abre sus puertas a Colombia. El cambio se nota.
Ese pesimismo sembrado durante el debate electoral, se reduce aceleradamente y facilita la misión a las caras nuevas, que con gratos saludos manejarán el resurgir.
Hay desde luego grupos que, lógicamente reflejan amargas despedidas, porque se acaban las largas alfombras rojas, los interminables viajes por el mundo, las prebendas y las canonjías. Las ilusorias estadísticas que aún muestra Duque, van a adquirir otra realidad, acordes con el deterioro económico, la pobreza, las precarias exportaciones, la inflación, los intereses, la criminalidad de líderes, la discriminación, la insolidaridad, la inseguridad en campos y ciudades, la concentración de los poderes, el maltrato a la paz y tantas cosas para agregar. Duque trató de defender su gestión durante la Instalación del Congreso, lanzándole de paso innecesarias pullas al presidente electo, hecho que despertó uno de los abucheos más grandes que se hayan visto en la historia. El presidente ni siquiera atendió la réplica de la oposición, que ordena la Constitución. ¡Se le fue la mano!
Por fortuna “ya se oyen los claros clarines” y se respiran aires con olor a paz, democracia, equidad, división de poderes, seguridad, fraternidad y justicia social. El odio que se sembró por años y su feroz guerra, que nos dividen y atormentan, buscan ya, afanosamente su ingreso a la historia y a la reconciliación.
Nunca se pensó que un comandante se despidiera recorriendo batallones, como lo hizo Zapateiro, quien participó en política, pero absuelto por Duque. Con encendidos discursos amenazó e intimidó al país, con los “zapateiritos” que deja en el ejército.
Afortunadamente los claros clarines, y los gratos saludos, aportan abrigadoras esperanzas. Petro con mucho acierto se apresuró a anunciar sus nuevos ministros y colaboradores, porque este país necesitaba tranquilizarse, y lo ha logrado al despejar dudas a la gente. En general sus anuncios y la lista de sus colaboradores, fueron muy bien recibidos.
Como la olla está raspada y faltan aún 15 días, se justifican la reforma tributaria y otras medidas económicas que, según parece, se concentrarán en los más pudientes.
Urge restablecer las relaciones con Venezuela y la revisión de tratados comerciales, para recuperar nuestro poder exportador, crear empleo llenar la olla raspada.
Nuestros sectores agrícola y agroindustrial, deben reactivarse a partir de las 3:01 de la tarde del 7 de agosto, para asestarle el más rudo y rápido golpe a la inflación, y frenar los cultivos ilícitos, aprovechando el apoyo de Estados Unidos.
Los gratos saludos, mitigarán las amargas despedidas y desplantes, garantizando así el optimismo, que impulsará a Colombia hacia la tierra prometida.
BLANCO: Los parlamentarios, deberán pagar todos sus gastos, como lo hacen los otros empleados. Va una del nuevo gobierno.
NEGRO: El traspié de la Procuradora: “somos modelo en materia de corrupción”. ¿?