Por Gabriel Ortiz
Los estribillos de golpe blando, medio o duro, van a tener que ser cambiados por otras muletillas en este gobierno. Así se logrará dar tono a las crecientes falencias de un mandato que tras dos años no ha mostrado los objetivos que reclama una población que quiere alcanzar una paz, una felicidad, una economía pujante, unas normas benéficas y un respeto a los tres poderes.
Por todas partes aparecen falencias, errores y negligencias, fortalecidas por una corrupción creciente e incorregible. A ello se suman los retos y conminaciones con los que este gobierno quiere imponer sus alcaldadas.
Todo cuanto se le ocurre, o le aconsejan e imponen sus mujeres y conserjes, se convierte en ley y programa de gobierno. Si las normas existentes en la Constitución y las leyes impiden aplicar las pretensiones de Petro, se abren micrófonos y medios para que el mandatario denuncie, proteste, descalifique y dé su propia descalificación.
Todo cuanto le estorbe, fastidie, contraríen o incomode, se convierte en un golpe, blando, medio o duro.
Las cortes, la justicia y las normas legales existentes, se convierten en sus enemigos, al igual que las filas de congresistas que piensen y actúen en contrario, o aquellos a los que no les apliquen los beneficios de entidades como la Central de riesgo y otras que ejercen esas funciones.
Los medios se han convertido en el talón de Aquiles del gobernante. Ya no hay periodista hombre o mujer, que escape a la ira santa del mandatario y de sus ministriles. Somos sus enemigos, culpables de su mal gobierno y de la multitud de investigaciones que se le siguen. Para él, los fallos de la justicia y especialmente los del Consejo de Estado son “chambonadas”, es decir torpes.
No respeta a nadie, pero lo exige. Insulta y calumnia a quien se le antoja. Reclama libertad de expresión, pero la ignora. Se burla de la justicia cuando le ordena rectificar sus calumnias a los ciudadanos. Es el caso de Enrique Vargas Lleras a quien acusó, sin prueba alguna, de haber robado 5 billones de pesos a la Nueva EPS, caso suficientemente aclarado, al punto que el Consejo de Estado le ordenó rectificar en un espacio de televisión de igual alcance al que utilizó para la difamación. Hoy se vence el plazo que aún no ha cumplido. Seguramente le están dando un golpe blando.
Este presidente desprecia todo, hasta el Palacio de Nariño al que tildó como “ilusión aristocrática de los descendientes de los esclavistas”, desde donde el domingo pasado salieron ilusionados aristócratas de compras, en una flotilla de cuatro camionetas blindadas, repletas de escoltas, con placas de la presidencia hasta la librería Panamericana de la 19 con 140 al norte de Bogotá.
Hasta esos extremos llega el despilfarro, que tratan de cubrir con el presupuesto de 2025, ya negado por el Congreso, que seguramente prepara otro de golpes que espera Petro el viajero.
BLANCO: Kamela dejó frío a Trump, que a veces parecía dormido.
NEGRO: Yamid Amat, no puede salir por la puerta de atrás, como se pretende. Es de los grandes del periodismo colombiano. El mejor entrevistador en vida. Nuestra solidaridad al maestro.