Por Gabriel Ortíz
Los alucinantes temores del presidente Petro por un golpe o su muerte por envenenamiento, contrastan con los últimos hechos que a diario se registran contra nuestra democracia.
Cada paso que da este gobierno, busca introducir “cambios” en forma disfrazada y camuflada, de normas que lesionan las libertades, costumbres y beneficios que hoy tienen los colombianos. Sus ya exageradas y apasionadas apariciones repletas de mentiras, insultos y amenazas, despiertan temores en un pueblo que solo aspiraba a una paz, un progreso, un crecimiento, con equidad, seguridad, empleo, riqueza y desarrollo.
Para el presidente lo único que ha existido en Colombia, es opresión, explotación y esclavitud. Considera que todo hay que cambiarlo o reformarlo; y en esa dirección está caminando. Busca ejercer un mandato a su manera, sin importarle la libertad y el pensamiento, inclusive de quienes por él votaron.
Tercamente impondrá por decreto un presupuesto desfinanciado, en un país en el que la riqueza, las exportaciones, la producción, las ventas, las obras públicas y los gastos del gobierno han caído atronadoramente. La corrupción frota sus manos, mientras el espejo retrovisor endilga los yerros y disparates económicos al exministro Ocampo.
El presupuesto del 2025 está orientado a recompensar sus héroes de la explosión social. Para él, las víctimas solo las puso la primera línea, mientras desprecia a ciudadanos y fuerza pública que perdieron sus vidas, bienes y libertades.
De ahí que todas las billonadas, que seguramente manejará por decreto, ante la negativa que le aplicó el Congreso a un presupuesto desfinanciado, está montada en lo que él anuncia como una revolución popular. Para blindar su permanencia y su cambio, prácticamente borró del presupuesto a la Registraduría, a la que no le deja los dineros para manejar las próximas elecciones. ¿Listo el chocorazo? Así empezaron las dictaduras de Cuba, Maduro… y tantas más. Ese es el verdadero golpe y veneno que mata y destruye las democracias.
Este hombre que nos gobierna, llegó a las Naciones Unidas, anunciando que tiene la fórmula para salvar al planeta. Como tiene pegado el término oligarquía, se lo aplicó a todos los países y mandatarios del planeta. No se salvó ni Putín. Petro y Maduro con sus pueblos tienen la fórmula para salvar el planeta. El gran salón de la ONU, estaba casi vacío.
No tocó nada lo que nos ocurre: un país cuyo 30% está en poder de la guerrilla, con unas fuerzas armadas están acosadas, en donde hasta ni el presidente, según él, tiene seguridad. No recordó que Maduro maneja y patrocina millares de elenos que acosan a Colombia. Olvidó el desbarajuste económico que arruina a Colombia, por sus malos manejos. Parece que la última intervención capilar nubla su memoria y lo impulsa a lanzar toda suerte de imprudencias, como esa de violar confidencialidad ante UIF, que deja al país con las puertas abiertas al narcotráfico y la delincuencia internacional. Nuestra democracia está amenazada por un golpe o envenenamiento, como el que teme Petro para sí.
BLANCO: Se descubre montaje de “coodinadoras por el cambio”, para defender a Petro.
NEGRO: Ni una palabra del presidente ante la ONU, sobre las “muñecas de la mafia” y sus ataques a la Prensa y la libertad.