Por Jairo Ruiz Clavijo
Hay 400 huelguistas presos en la zona bananera.
La United Fruit ofrece un almuerzo, en Aracataca, en homenaje al jefe civil y militar de la región, el general Carlos Cortés Vargas, quien maldice a los obreros, malhechores armados, y a sus agitadores bolcheviques y anuncia que marchará hacia Ciénaga con las fuerzas del orden para proceder.
En Ciénaga los huelguistas han venido desde todas las distancias, con sus mujeres e hijos. Les han prometido que esa noche la empresa firmará el acuerdo que pondrá fin a la huelga.
En lugar del Gerente de la United Fruit llega el general Cortés Vargas. En lugar del acuerdo, les lee un ultimátum.
Y de pronto revienta el mundo con las descargas de fusiles y ametralladoras, queda la plaza alfombrada de muertos. Los soldados la barren toda la noche y arrojan los cadáveres mar adentro.
En Macondo no ha pasado nada, ni está pasando, ni pasará nunca.
No lejos del cementerio, un niño berrea en la cuna.
Él le contará al mundo los secretos de la comarca que fue atacada por la peste del olvido y perdió el nombre de las cosas. Él descubrirá los pergaminos que cuentan que los obreros fueron fusilados, que aquí la Mama Grande es dueña de vidas y haciendas y de las aguas llovidas y por llover, y que entre lluvia y lluvia Remedios la Bella se va al cielo, mientras los sobrevivientes, llamados Aurelianos, continúan librando y-hasta ahora- perdiendo todas las batallas.
En Bogotá, la prensa informa que hubo desmanes y ocho huelguistas muertos cuando intentaban agredir al ejército.
El Presidente Miguel Abadía Méndez, triunfante por el conservatismo en elecciones donde fue candidato único, acusa a los huelguistas de traición y felonía y declara que Ellos han atravesado con su puñal envenenado el corazón amante de la patria y designa por decreto director de la Policía al general Cortés Vargas.
En especular discurso, el joven legislador Jorge Eliécer Gaitán, contradice la versión oficial y denuncia que el ejército colombiano ha cometido una carnicería cumpliendo órdenes de una empresa extranjera.
*La United Fruit ha reducido los jornales después del aplastamiento, paga con cupones y no con dinero.
Gaitán subraya que la empresa explota tierras regaladas por el Estado y está exenta de impuestos*.
(Eduardo Galeano, Memoria del fuego, pags.90 a 91)