Ismail Haniya, máximo jefe político de Hamás desde 2017, ha sido asesinado en la madrugada del miércoles en un ataque contra la residencia en la que estaba alojado en Teherán, capital de Irán, ha confirmado en un comunicado el grupo fundamentalista palestino. El movimiento lamenta la pérdida en lo que considera una “traicionera redada sionista” de su “hermano, líder y mártir” que, afirman, acababa de participar el martes en la ceremonia de comienzo de mandato del nuevo presidente iraní, Masud Pezeshkian, con el que también había mantenido un encuentro bilateral. Se trata de un duro golpe para Hamás que amenaza con extender el conflicto en la región y que, ahora, deberá anunciar un nuevo máximo responsable político.
La Guardia Revolucionaria iraní, cuerpo de élite y ejército paralelo del régimen, confirma aismismo la muerte del líder y añade que junto a Haniya ha sido asesinado uno de sus guardaespaldas. Está previsto que sus restos lleguen a Qatar el jueves tras un funeral en la capital iraní, informa Reuters. No hay, sin embargo, ninguna reacción oficial israelí, que pocas horas antes sí reconoció haber asesinado en un bombardeo sobre el sur de Beirut, capital de Líbano, con aviones de combate al número dos de Hezbolá, Fuad Shukr.
A las condenas internacionales, como las de Qatar, Turquía, Rusia o China, se unen promesas de venganza por parte de Irán o Hezbolá en Líbano. Hamás también asegura que va a responder. La organización que lideraba Haniya hasta ahora ha considerado esa acción una “grave escalada que no logrará sus objetivos”, según uno de sus portavoces, Sami Abu Zuhri, informa Reuters. Ha añadido, dentro de la retórica del grupo, que mantienen la guerra abierta para “liberar Jerusalén” de la ocupación israelí y están dispuestos a pagar el precio necesario. Para otro responsable del movimiento fundamentalista palestino, Moussa Abu Marzuk, se trata de un “acto cobarde que no quedará impune”, dijo la cadena de televisión Al-Aqsa, medio de Hamás, informa Al Jazeera.
Para el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, lo ocurrido es “cobarde” y “peligroso”, según un comunicado de la agencia oficial palestina Wafa. En la Cisjordania ocupada por Israel se ha convocado una jornada de huelga.
La actual guerra en Gaza estalló cuando cientos de palestinos armados liderados por Hamás asesinaron a unas 1.200 personas en territorio israelí el pasado 7 de octubre y las tropas del Estado judío pusieron en marcha su maquinaria bélica, que ha matado ya a casi 40.000 personas en la Franja. Durante todo este tiempo, las Fuerzas de Seguridad israelíes han tratado de dar caza o aniquilar a los jefes de Hamás en el enclave palestino, pero no lo han conseguido, aunque sí aseguran haber acabado con la mitad de la cúpula de su brazo armado.
El Gobierno de Israel, con el primer ministro Benjamín Netanyahu a la cabeza, mantiene como uno de los objetivos esenciales de la presente guerra, además de traer de vuelta a los rehenes, el acabar con Hamás a nivel político y militar. Dentro del ejército, sin embargo, dudan de que ese objetivo, ambicioso en exceso, pueda ser logrado. El pasado 13 de julio, en un bombardeo en el sur de Gaza con al menos 90 muertos, el objetivo fue Mohamed Deif, jefe de las brigadas Ezedín al Qassam (brazo militar) en el enclave palestino, cuya muerte no fue confirmada. Junto a Yahia Sinwar, líder político en Gaza, está considerado principal instigador de la matanza del 7 de octubre y de la resistencia armada dentro de la Franja.
El golpe contra Haniya significa una importante vuelta de tuerca en ese empeño del Estado judío por dinamitar a la jefatura del grupo, con el que Israel, al mismo tiempo, trata de alcanzar, con ayuda de negociadores internacionales, un acuerdo de alto el fuego. La pregunta que queda por responder en este momento es si se van a mantener esos contactos y si se van a ver directamente afectados los esfuerzos de Israel por traer de vuelta a los cautivos en Gaza. “¿Cómo puede tener éxito la mediación cuando una de las partes asesina al negociador de la otra parte?”, se ha preguntado en la red social X el primer ministro y jefe de la diplomacia de Qatar, Mohammed Bin Abdul Rahman Al Thani, uno de los países que intercede en las negociaciones.
De manera sistemática, las autoridades de Israel señalan a Irán como principal enemigo y responsable de la inestabilidad en la región. El régimen de los ayatolás es el principal sostén económico, armamentístico y estratégico no solo de la milicia libanesa Hezbolá y de los palestinos de Hamás, sino también de los hutíes de Yemen, enfrentados también al Estado judío. Por eso, con el asesinato de Haniya, Israel manda el doble mensaje de actuar contra Hamás y, al mismo tiempo, hacerlo en territorio iraní.
El golpe llevado a cabo en Teherán permanece bajo el silencio de fuentes oficiales israelíes que, a menudo, ni siquiera comentan las operaciones que llevan en el extranjero. Sí lo hicieron, sin embargo, en la tarde noche del martes cuando el ejército confirmó la muerte de Fuad Shukr, considerado el número dos de la milicia chií libanesa, veterano integrante del grupo desde que se fundó hace cuatro décadas y responsable de las actividades militares en respuesta por la muerte el pasado sábado de 12 menores el sábado en los Altos del Golán sirios ocupados por Israel tras el lanzamiento de un misil del que el Estado judío acusa a la milicia libanesa, y, en concreto, a Shukr. Además, el Departamento de Estado de Estados Unidos le acusaba del ataque contra un cuartel en el que murieron 241 estadounidenses en Líbano en 1983. Israel le consideraba la mano derecha de Hasan Nasralá, jefe del grupo chií.
La guerra de Gaza ha elevado a niveles máximos la tensión entre Israel e Irán. El pasado 13 de abril, Irán cumplió su amenaza y lanzó un ataque sin precedentes contra Israel. Se trató del primero desde su territorio contra Israel tras años de guerra soterrada. Fue la anunciada represalia por el asesinato de siete de sus mandos militares el día 1 de ese mes en un bombardeo contra un edificio consular en Damasco. La respuesta de Teherán se hizo efectiva con el lanzamiento de más de 200 drones y misiles que activaron las sirenas antiaéreas y dejado ruido de explosiones en Jerusalén y otras partes del país mientras el cielo se llenaba de estelas. No hubo, sin embargo, víctimas mortales. La respuesta por parte israelí llegó cinco días después con lo que se consideró un bombardeo medido en la región central de Isfahán, corazón del programa nuclear iraní, lo que evitó un enfrentamiento entre ambos países de mayor calibre.
Hasta el asesinato de Haniya, el mayor golpe al entorno de la cúpula del grupo fundamentalista palestino por parte de Israel durante la presente contienda tuvo lugar el pasado 10 de abril. Ese día, un bombardeo sobre Gaza acabó con la vida de tres de sus hijos y cuatro de sus nietos. El ataque tuvo lugar en el campo de refugiados de Shati. “Si piensan que atacar a mis hijos en el punto álgido de las conversaciones, antes de que se presente la respuesta del movimiento hará que Hamás cambie sus posiciones, están delirando”, señaló entonces el líder a la cadena catarí Al Jazeera.
Haniya recibió la noticia durante una visita a heridos de guerra evacuados de la Franja a un hospital en Doha (Qatar), donde se exilió al salir de Gaza. En un vídeo grabado en el momento, el líder del grupo palestino reacciona casi con total normalidad y decidió seguir con su agenda en el centro médico. “Alabado sea Dios que me honró con el martirio de tres de mis hijos, junto con varios de sus hijos, para unirlos al grupo de mártires de mi familia, cuyo número alcanza aproximadamente los 60. Sí, con la sangre de los mártires, las heridas de los heridos y el dolor, creamos esperanzas y creamos libertad e independencia para nuestro pueblo, nuestra causa y nuestra nación”, comentó. Posteriormente, el 21 de junio, una decena de familiares de Haniya eran asesinados en otro ataque israelí sobre Gaza.
Israel, aunque nunca ha reconocido oficialmente su autoría, asesinó con un dron el pasado 2 de enero a Saleh al Aruri, número 2 de Hamás, en un ataque llevado a cabo en Beirut en el que está considerado el primer ataque del Estado judío contra la capital libanesa desde 2006, cuando la milicia Hezbolá y las tropas israelíes se enfrentaron en su última gran guerra.