Por Guillermo Romero Salamanca
Este 2 de febrero Shakira cumple 44 años.
Shakira no tenía los 9 años, cuando su padre, don William Mebarak la llevaba a los medios de comunicación de Barranquilla para darla a conocer y decirles a todos que esa niña sería la cantante más grande de Colombia.
Era una niña tímida, con un pelo negro ensortijado y con botas hasta la rodilla. Su padre la cogía de la mano y la presentaba como su mejor producto, su experiencia como vendedor, pero la pequeña Shakira cuando le daban oportunidad de expresarse ante un micrófono, lo hacía como una persona mayor.
Era una joya que deambulaba de medio en medio. Édgar García Ochoa, un periodista de la región sabanera y costeña de Colombia, dedicado a entrevistar artistas y a organizar campañas sociales en pro de los menos favorecidos, les prestó atención y los invitó a participar en las fiestas para quinceañeras de escasos recursos. De tal forma, la gran Shakira tuvo como sus primeros escenarios, esos salones cálidos y repletos de jóvenes que soñaban con grandes festines y príncipes azules. En esas oportunidades se llevaron las voces de la cantante que ha ganado todos los premios posibles de la música.
Desde aquella época ya lejana, cuando no existían los celulares ni el fax, cuando aún los C.D. estaban en su fase de párvulos, Shakira tenía la ilusión de ser la más famosa del mundo. En sus cuadernos escribía canciones, donde hablaba de amores y desamores y soñaba con tener una guitarra.
No pasaron muchos años antes de que sus padres determinaron viajar desde Barranquilla para residenciarse en Bogotá. Opción que les cambiaría la vida, pero era el riesgo por dar a conocer en el mundo a esta compositora.
ENTRE MEDIOS Y SOLLOZOS
Don William siguió con la tarea de llevarla a los medios de comunicación. No faltaron periodistas, emisoras, programas de televisión, promotores discográficos, empresarios que no conocieran a Shakira. Hoy todos ellos se arrogan un derecho legítimo para decir que le apoyaron en cualquier momento.
Muchas noches, al regreso de esas entrevistas, las almohadas de la casa fueron testigos de sus lágrimas y su angustia. ¡Qué difícil era convencer a la gente!
Pero no dejaron a un lado la tarea y la persistencia continuó. La pequeña se convirtió en una jovencita con ganas de triunfar. Sus primeras fotos fueron para la revista TVyNovelas, en donde participó en el concurso de la “Mejor cola” y su nombre comenzó a resonar en las emisoras y fue llamada entonces por CBS Music, precursora de Sony Music, para grabar sus primeros temas.
Los directores y programadores radiales le prestaron poca atención. Eran los tiempos en Colombia de la patria boba de la música.
Entre 1975 y 1985 sólo existían como cantantes Claudia de Colombia e Isadora. La primera fue conocida especialmente en Venezuela y Panamá, donde mantuvo un romance con Ómar Torrijos, hijo. La segunda fue reconocida por la interpretación de “Llamarada” de Jorge Villamil. Otros vocalistas que sobresalieron en esa época fueron Raúl Santi y Galy Galiano y unos más que se destacaron fueron Manuel Fernando y Gabriela.
Por lo demás, Carlos Vives incursionaba con su estilo de rock, pero prefería en esos momentos su trabajo en el seriado de Caracol Televisión, “Pequeños Gigantes”.
Eran tiempos difíciles para los artistas. No había canales de televisión, ni estaciones en FM, ni celulares, ni fax, ni internet. Antena, la única revista del espectáculo acababa de fallecer. El Espectador y El Tiempo tenían una columna semanal dedicada a los artistas del disco.
Sólo hasta 1981, cuando nació Colprensa, Orlando Cadavid Correa creó la columna “Pantallazos” para los diarios regionales. Los primeros redactores fuimos José Vicente Arizmendi, Roberto Vargas y yo.
Las empresas discográficas preferían los ritmos tropicales: cumbia, vallenato y merengue para vender. Las baladas las mantenían los héroes como don Armando Benavides, de Fonocaribe, quien se resistía a ver morir las intenciones interpretativas de los cantantes románticos.
La única multinacional del momento era CBS y allá fue don William Mebarak con Shakira. Después de rogar y de insistir, don Carlos Gutiérrez –viejo zorro del disco—le vio talento y después de escuchar a sus promotores y de analizar cada uno del pro y contra, le firmó un contrato por dos discos.
Era el primer escalón de la carrera artística de Shakira. Pero con el instinto como único recurso para seguir adelante hicieron de Shakira una guerrera de tiempo completo. Comenzó a lidiar con programadores radiales, con promotores que le exigían más cosas de las que ella les podía dar y con empresarios ambiciosos e insensibles.
Su álbum “Pies descalzos” fue el segundo peldaño.
En ese momento, Shakira abrió otra puerta para su mundo artístico: la actuación. Fue llamada por Malcom Aponte para co protagonizar el seriado “Oasis”, con una historia rural, pero que le dio las primeras portadas en las revistas y entrevistas en televisión.
Mientras tanto, en emisoras como RadioActiva, sus temas comenzaron a ser solicitados por los primeros fanáticos de la jovencita de pelo crespo y minifaldas, con abrigos largos y guantes.
¿SERÁ QUE TRIUNFO?
En 1996 renació la Asociación de Periodistas del Espectáculo, ACPE, y en el coliseo de los Deportes, Shakira se llevó tres esculturas diseñadas por el maestro payanés Édgar Negret: mejor disco, mejor cantante y mejor compositora de Colombia.
En la revista Viernes Cultural tuvo sus primeras portadas. La oficina de Periódicos Asociados, en la calle 30 No. 16ª-07 la recibía de forma permanente y además de tomar aromáticas, confesaba sus sueños y manifestaba a cada rato la frase: “¿Será que triunfo?”. A veces lloraba ante los ataques o ante las injusticias que sucedían.
Shakira subía y subía. Quería laborar al lado de Fernán Martínez Mahecha, quien en ese momento no creía sino en Enrique Iglesias y le rechazó la propuesta, sin embargo, Patricia Téllez q.e.p.d. laboraba con Caracol Televisión, como gerente de mercadeo, pasó a ser la empresaria de la cantante.
Fue el despegue nacional. Su carrera tomó otras dimensiones y a los pocos meses determinó viajar a Miami para laborar al lado de Emilio Estefan.
Todo lo relacionado con Shakira fue noticia y vino una primera desilusión para sus seguidores, su romance con Osvaldo de los Ríos. El actor puertorriqueño no tenía ni la imagen ni el prestigio para estar al lado de la intérprete.
Sin embargo, este amor duró pocas semanas.
Eduardo Paz, promotor, compositor argentino, me llamó un día para decirme que unos periodistas de la Revista Gente de Argentina me necesitaban. A los pocos días llegaron a Bogotá y querían saber todo sobre la cantante Shakira. Yo los llevé a su discográfica, donde hablaron con Gabriel Muñoz y sus promotores, a donde Jairo Ossa, q.e.p.d. director y programador de Amor Estéreo e hicieron un reportaje gráfico con ella en Monserrate y algunos sitios típicos de la ciudad.
Ese reportaje fue el primero que le dieron a ella fuera de las fronteras de Colombia.
Hoy, todos los diarios han publicado notas y entrevistas con ella. Cada seis segundos suena una canción en el mundo. Si se amontonaran sus discos uno sobre el otro, se podrían hacer otras torres gemelas de Nueva York.
Ahora, a sus 44 años, cumplidos este 2 de febrero en Barcelona sigue dando noticia. Es multimillonaria, goza de la popularidad que buscaba, pero muchos de sus sueños no se han cumplido o simplemente los dejó en el olvido.