Anteojos rotos. El acoso escolar se da porque se permite

Por Mauricio Salgado Castilla @salgadomg

Martín esbozó su sonrisa cuándo con mucho cuidado limpiar sus anteojos nuevos, símbolo de un cambio importante en su vida, nueva ciudad, nuevo colegio, nuevos anteojos, pensaba que dejaba atrás los días de maltratos, de bullying del anterior colegio.

Sus ojos muy abiertos trataban de enfocar los anteojos, ahora en sus manos con el marco torcido, uno de los lentes rotos, era como si hubiera despertado en medio de una mala pesadilla que se repetía en el primer día del nuevo colegio, unos muchachos que nunca había visto, lo arrinconaron contra una pared, lo eligieron por ser el nuevo del curso y antes de que él pudiera decir o hacer algo lo empezaron a golpear, entre la sorpresa, mientras trataba de protegerse, los escuchaba reírse cómo si lo que estuviera haciendo fuera lo más divertido, Martín veía como los otros pasaban al lado de ellos sin siquiera inmutarse.

El bullying, agresión escolar, matoneo y Cyberbullying son el mayor flagelo que vive la humanidad, alguno dirá que se exagera cuando digo eso, pero las noticias de maltrato intrafamiliar, de suicidios en menores, de violencia contra la mujer de todos los países, lo aseveran.

Desafortunadamente las estadísticas a nivel mundial del acoso escolar rondan el 50% eso quiere decir qué uno de cada dos estudiantes ha sido objeto de maltratos.

La Organización Mundial de la Salud-OMS, estima que “la frecuencia del intento de suicidio es 20 veces mayor que la del suicidio consumado. En general en la población mayor de 15 años la prevalencia de las tentativas se señala en un 3% al 5 %, en el grupo de edad de 15 a 34 años se registra el mayor número de intentos de suicidio”.

La gran pregunta obligatoria es ¿Por qué no se toman las acciones serias para que esto no suceda?

Muchos de los países tienen legislaciones para la prevención y actuación respecto a los hechos de agresión escolar, en Colombia es la ley 1620 de 2013, pero al interior de las instituciones educativas no se tiene la claridad sobre cómo deben actuar ante el acoso escolar y que no haya tolerancia en estas situaciones. Hay creencias erradas qué asumen las agresiones escolares como parte de la vida; expresan, eso siempre ha sido así, es parte de la educación, fortalece…  

En virtud de los desarrollos psicológicos se sabe que todas las formas de maltrato llámese bullying, Cyberbulling, acoso escolar o matoneo, tienen profundas repercusiones adversas en las personas, que en la mayoría de los casos duran toda la vida, o peor terminan en la estadística del suicidio. 

Los colegios ya sean públicos o privados tienen que ser cómo un oasis donde las personas independientemente de su figura física, de su forma de hablar, de su condición de género o creencias, anteojos o cualquier característica tengan la garantía de que no van a ser maltratadas. 

Es necesario que las directivas y docentes aprendan lo que implica el acoso escolar y de manera explícita traten el tema en todos los espacios, trabajar con los padres de familia, para crear una comunidad que no tolere ninguna de sus formas, dentro y fuera del colegio, ya sea privado o público. En el momento que haya un hecho, actuar de inmediato no “esperar a ver qué sucede”, el acoso no desaparece solo se agranda. 

Hay expertos que pueden asesorar a los colegios, en el conocimiento y la efectividad para detener de una manera efectiva conductas inapropiadas, ya sea al departamento de convivencia o a los psicólogos educativos, de tal manera que a la primera señal se actúe con prontitud, no se puede ser indiferente frente al maltrato, los “procesos” que siguen las instituciones educativas, no pueden ser lentos y burocráticos mientras los estudiantes blanco de agresiones siguen sufriendo, el mal que se le hace es muy grande. Si la única solución, que encuentran unos papás para acabar el acoso escolar, es cambiar al hijo del colegio, esto es un indicador de que el colegio no está haciendo lo mínimo a lo que está obligado, por la Ley y por todas las consideraciones de humanidad.

Está comprobado que las personas que han tenido, situaciones adversas de la niñez y la juventud, cómo se llama científicamente, van a estar más propensos a enfermedades cardiovasculares, a desarrollar cáncer y en últimas no tener una vida con las condiciones básicas de bienestar, si un estudiante tiene alguna condición que lo convierta en un maltratador, debe recibir todo el apoyo y la ayuda necesaria, pero no a costa del sufrimiento de otros. 

Son muchos los casos de maltratos y suicidios ocasionados por hechos que docentes y directivos dejan pasar; lo hablan en voz baja, “mejor que no se conozca”, lo minimizan cuando deberían hacer todo lo contrario, es como estar en un sitio donde sale humo de una puerta y quedarse como si no pasará nada, a la primera señal hay que gritar, hay que avisar que algo está pasando y tomar las medidas para apagar ese fuego lo más rápidamente posible, porque si no se hace luego es incontrolable, no solamente destruye los sitios sino a las personas que están.

Esto es aún más grave si se considera que las personas que son agresores en muchos de los casos lo hacen porque a su vez son agredidos en sus familias o en otros espacios y vienen a desquitarse en el colegio.

Sí durante la niñez y la juventud no se toman medidas estas personas fácilmente se pueden convertir en delincuentes, o en maltratadores intrafamiliares, violentos contra las mujeres y niños, o son los protagonistas del acoso laboral. 

Sin duda alguna el bullying es un verdadero flagelo para nuestra sociedad que no tiene distinciones en colegios privados o públicos, razas, credos, condiciones sociales, es muy importante que como sociedad se tenga muy claro que no es algo que se debe permitir.

Desde la familia la mejor protección que los padres le puedan dar a sus hijos en contra del acoso en todas sus formas, es fortalecer la autoestima de sus hijos desde pequeños, si en la casa se han dado las condiciones para que los niños se sientan comprendidos, queridos cómo son, no esperando que tengan que hacer cambios en su figura o que tengan que hacer los más brillantes en el colegio para ser aceptados en la casa, que puedan hablar de lo que les sucede en el día sin temor a ser reprendidos por no haber hecho algo, es necesario aprender del acoso, no se puede esperar que el hijo resuelva el “problema”, en estos casos es determinante que los padres que intervengan asertivamente ante el colegio, que el hijo se sienta apoyado, comprendido, definitivamente no expresarle que eso le pasa a todos y que luego pasa.    

Las asociaciones de padres, cuyo único fin es la formación de los papás, deben propiciar escuelas de padres sobre el tema. Los papás deben aprender qué hacer en una situación de acoso escolar, no quedarse callados eso no les hace bien a los hijos, a las familias y mucho menos a los colegios, esto es como una enfermedad altamente contagiosa, que una vez se conoce, hay que desterrarla porque si no los hechos se multiplicarán y en ocasiones con repercusiones sobre la calidad de la vida de las personas y la posibilidad de acabar con el mismo colegio, no hay que esperar que estos hechos se vuelvan noticia para los medios.

¿Sabes cómo actuar ante una situación de acoso escolar o su extensión de acoso laboral?

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