Por Óscar Javier Ferreira Vanegas
Álvaro Mejía Flórez, fue uno de los grandes fondistas colombianos. Nació en Medellín el 15 de mayo de 1940, dedicándose desde niño a recorrer grandes distancias como atleta. Su esfuerzo y dedicación tuvo su fruto, cuando obtuvo su primer gran triunfo internacional en 1962, cuando ganó los 1.500 metros lisos en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Kingston. En 1963 fue campeón sudamericano de la misma distancia en el torneo realizado en Cali. Su primer récord sudamericano lo consiguió en 1964, como preparación para la olimpíada de Tokio, en el estadio de Anoeta, en San Sebastián, en España en los 5000 metros lisos, donde obtuvo la marca de 13 minutos, 53 segundos y 4 décimas, a sólo 18 segundos de la marca mundial del australiano Ron Clarke. Fue tricampeón bolivariano (1.500, 5.000 y 10.000 metros) en Quito (1965) y centroamericano en San Juan de Puerto Rico (1966). Conquistó los récords sudamericanos de 3.000 metros lisos, con la marca de 8 minutos y 12 segundos, en Medellín en abril de 1966; y el de los 10.000 metros en 29 minutos, 10 segundos y 4 décimas, en Bucaramanga en septiembre de 1966.
Ganó la primera edición del maratón de Coamo, Puerto Rico, en 1966. Consiguió sendos triunfos en los 5.000 y 10.000 metros en la segunda semana preolímpica en octubre de 1966, en Ciudad de México.
Álvaro Mejía venció en diciembre de 1966 la maratón de San Silvestre en Brasil. Era la primera vez que un colombiano ganaba esa prueba. Entonces no había transmisión de radio en directo y Carlos Lleras Restrepo, presidente, organizó un homenaje de recibimiento. Sin embargo, el atleta nacido en Medellín prefirió rehuir. “Me daba pena», recordaba. A diario recorría en su entrenamiento 40 kilómetros, consiguiendo un estado óptimo, que le serviría para triunfar en la maratón de Boston en 1971.
Tuve el placer de ser su amigo. Visitaba en las noches el «Charlie Bar» de la avenida 39 en Bogotá, atendido por su propietario Eduardo Perdomo. Ese sitio era el punto de encuentro de artistas, y Álvaro Mejía se sentaba a la barra, para ver la serie de béisbol americano, y las grandes carreras atléticas. También, a escuchar boleros y la música caribeña en la voz de los grandes Benny Moré y Tito Rodríguez. También le fascinaba oír a Sinatra y a Elvis. No tomaba y consumía sendas Ginger. Departíamos, con otro de sus grandes amigos, el cantautor Luis Gabriel Naranjo, el cantante «Chiqui» Tamayo y el médico Ernesto Olaya.
Mejía trotaba todos los días, hasta hace unos años, antes de una operación de próstata que con el tiempo deterioró su salud. Salía muy temprano por el park way de la avenida 28 buscando la 30 hasta el Estadio el Campín -añorando sus tiempos de gloria cuando entrenaba en la pista atlética- y luego se devolvía dando la vuelta a la Ciudad universitaria.
“Fue una época hermosa, de triunfos. Cuando los atletas corríamos por amor al deporte, porque en ese entonces no nos pagaban, pero la recompensa era cruzar la meta y ojalá de primero”, refería Álvaro Mejía.
Se radicó en Estados Unidos, donde se casó y tuvo un hijo, -que aún vive en ese país, y cuya presencia se espera para el sepelio del campeón-. Tras 17 años retornó a Colombia, dedicándose a negocios particulares.
Eduardo Perdomo, me comenta que Álvaro Mejía estuvo varios días en una camilla en el Hospital Mederi, y solo hasta ayer fue trasladado a una habitación, donde lo sorprendió la muerte.
El gran «pegaso» colombiano, Álvaro Mejía, abrió el camino a grandes atletas como Víctor Mora y Domingo Tibaduiza, grandes fondistas quienes también triunfaron en San Silvestre. (Tibaduiza aún es poseedor de la marca nacional de los 10.000 metros y ganador de la Maratón de Berlín, entre muchos logros).
Álvaro Mejía, junto a Jaime Aparicio, Víctor Mora y Silvio Salazar han sido considerados los mejores fondistas de Colombia.
Jaime Aparicio y Álvaro Mejía fueron grandes pioneros del atletismo, cuando correr era una pasión, sin patrocinios ni apoyo diferente al ansia de triunfar. Colombia pierde este 12 de enero del 2021, a uno de los más grandes atletas de todos los tiempos.
HONOR Y GLORIA AL GRAN «PEGASO» DEL ATLETISMO ÁLVARO MEJÍA FLÓREZ