Por Fernando Calderón España.
Desde un cubículo de CM&.
Héctor, nunca se imaginó que su «Pasaporte al mundo», lo era también para el otro. Y lo injusto del otro mundo, es que allá, en el más allá, no hay cómo hacer una cámara viajera o pasar por ese mundo, al vuelo.
La muerte de Héctor llegó volando. Fue tan rápida que no alcanzó a informarle a sus amigos que se iba.
Informar, fue la pasión que lo puso frente a una cámara desde cualquier rincón del mundo. El mundo tiene una infinidad de rincones y creo que a Héctor le sobró tiempo para estar en todos ellos.
Su hijo, también Héctor, lo aseguró en una entrevista matinal de la radio. Héctor, fue un turista satisfecho. Viajó por el mundo, conoció, se divirtió y, como diría Hozzman, le pagaron.
Y llevó más turistas y acá, trajo más turistas. Tenía una memoria de elefante, como dicen. Y tiene que ser así porque si los elefantes tienen un disco duro y grande directamente proporcional a la monumentalidad de su cuerpo, en su memoria debe caber mucha información.
Héctor, era capaz de traer a la memoria, todo el mundo que vivió y lo hacia de una manera festiva, coloquial, con palabras que se le deslizaban por la lengua sin ningún tropiezo y con las que formulaba sentencias al estilo de los refraneros chinos. Héctor, se sentía chino.
Le gustaba ir a la China y tenía un hijo en el territorio de Confucio. Pero, también era Espartaco. Así se llamó en la clandestinidad de la farándula cuando la criticaba desde su columna y cuando, como el esclavo tracio, se rebelaba contra los formatos televisivos de la época.
Por su rebeldía nació el programa de televisión que le mostró el mundo a los colombianos y lo puso más cerca.
El rebelde Espartaco, el abogado de una universidad que enseña desde la libertad, el notario de la ciudad de las acacias, el pionero del «enterprise» terrícola, el político «en sueños», el opita nostálgico con dos almas, una girardoteña y otra aceveduna, murió hoy a los 77, en un mes 7, un día antes del 27 de 2017…si hubiera sido chino, se diría que su muerte estaba signada por el 7. Su nombre, Héctor, se escribe con 7 signos, incluida la tilde. Adiós, querido amigo, lo recordaré siempre!
Fernando Calderón España
Comunicador Social