Por Diego Calle Pérez (1*)
A 100 metros de la casa, vimos la gente correr a comprar papel higiénico para pasar la cuarentena que se avisaba por radio, televisión y facebook. Algunos empacaron mercado para una temporada de hibernadero, asustados por el virus que venía de la China y no propiamente en juguetes y celulares. Las filas se hicieron largas en los peajes y muchos se tuvieron que devolver, algunos alcaldes cerraron las fronteras con volquetadas de tierra, que meses después no han querido remover, en Medellín los esperaban con el talonario listo para la multa, por desobedecer, lo anunciado por los medios de comunicación.
A 100 metros de la casa, el D1 vendió en una semana lo que vendía en un mes, el granero y la pizzería solo atendía domicilio, cerraron flamingo que fía confiando en tu pago virtual, cerraron el templo y la iglesia patronal, cerraron la venta de empanadas y los buñuelos del domingo en la mañana. Ni se sentía el que vende el periódico de la semana. A 100 metros de la casa, cerraron el gimnasio y la piscina, cerraron la vía para la bicicleta y la caminata con la mascota debía ser más corta. A 100 metros de la casa, cerraron el restaurante y solo dejaron el personal de cocina, los meseros se quedaron sin recibir la propina que mejoraba el mal sueldo.
A 100 metros de la casa, instalaron puesto de control de la Policía que parecía un peaje y no un control de posible tráfico de muchos delitos, muy normales que se comenten en las ciudades que dicen, ciertos negocios, tienen dueño y apellido. A 100 metros de la casa, vimos los excesos de autoridad de policías con algunos transeúntes que venían de laborar en fábricas y hospitales. Vimos las multas injustas y malos tratos de empleados del tránsito municipal. Escuchamos los gritos de policías a vecinos que pasaban por el atrio de la iglesia sin justificación y sin medir la situación social del ciudadano.
A 100 metros de la casa, de tu casa, de tu barrio, de tu comuna, de tu corregimiento, de tu pueblo, se han vivido largos meses de aislamiento social, -por un virus que está latente en la salud pública-, por miedo a un contagio y del cual se han hecho miles de negocios, hasta con detrimento en el presupuesto municipal y se hacen hipótesis y se hacen conjeturas y se seguirá viviendo un tiempo de incertidumbre a 100 metros de la casa.