UN septiembre que camina   

Se gastó la vida y se fue a la eternidad sabiendo todo lo que uno no sabía.

Anticipado obituario por Bernardo González White

Ya había padecido un amago de muerte. Pero este viernes sí agarró su calidad y calidez humanas y se volvió eternidad de verdad-verdad. Se había de decretado el silencio. Partió discretamente. No respondía correos, llamadas, nada. Su salud se había deteriorado. La noticia circuló de boca en boca por las tales redes. Faltan los datos sobre día, hora y lugar de las exequias. Hace un tiempo largo había escrito lo que podria llamarse su obituario anticipado. Lo retomo con ajustes varios

Por Oscar Dominguez Giraldo

Soy presidente en la sombra del Club de Fans de Bernardo González White, Begow, de Frontino, Antioquia, y de Inglaterra, de donde vino su segundo apellido a lomo de chalupa. Es de los que acompaña a sus prójimos hasta el cadalso, y se ahorca con ellos. Todo lo comparte. Generosidad, Begow te apellidas. Lo que tiene, primero es de los demás. Se da a una, dos, tres, todas las manos.  las doy de  suyo.  No acepto rectificaciones

Nada de lo humano le ha sido extraño. Como dicen en El Hueco, pregúntele por lo que no sepa. Es de esos milésimos hombres que se pueden invitar a la casa. Se puede poner en la hoja de vida que nos distingue. En uno de sus libros sobre billetes, un colega suyo, Julián Cuartas Posada, director de la Asociación de Coleccionistas, dice que siempre se ha destacado “como una persona honesta, correcta y ética en todos sus compromisos”. Le pongo papel carbón a esa trilogía de certeza.
Es anfitrión de toda la cayana. Prepara exquisito ceviche con corvina en su vieja oficina del edificio La Bastilla, piso sexto, ascensor, que fue tertuliadero de las disciplinas que alcahuetea: el derecho, su profesión inicial, la filatelia, la numismática, la historia, el periodismo, su carnal la literatura, la gastronomía. Privilegia la conversación como una de las bellas artes.

Begow todo lo hace bien. Dios no es imparcial: se le fue la mano con el siempre sonriente camarada que vino sin el chip del odio. Este aplastateclas fue integrante de la Tertulia de La Bastilla de la que fue anfitrión. Ese parche opera ahora bajo la razón social de  Grupo Coneja. (En el collage en glorioso blanco y negre, algunos integrantes de la tertulia. Bernardo aparece en la segunda línea, a la izquierda, en compañía de Elbacé Restrepo quien durante varios años fue leída columnista de El Colombiano).

Hace tiempo le coroné libros de viajeros de principios del siglo XX en una repartición que hizo de su carnuda biblioteca. Cuando uno empieza a regalar sus libros, es porque empezó a despedirse de este peladero llamado mundo. Suyas son estas palabras: “Buscando estar liviano de equipaje, he ido obsequiando libros de acuerdo con el gusto del amigo destinatario. Claro que los reviso bien pues algún secreto puede estar por ahí guardado. O un billetico”. Para tomar del pelo está solo en el patio.
Desde hace más de sesenta años compartimos escenarios. Estudiamos bachillerato en el Colombiano de Educación de don Nicolás Gaviria donde se graduó con todos los honores. Tiene revistas del colegio, Juventud Colombiana, algunas de las cuales me prestó. Espero ejercer como ladrón honrado y devolvérselas.

También en los insólitos años sesenta fuimos rivales de ajedrez en el Club Maracaibo. El juego nos niveló por lo alto. Conserva un recorte de El Colombiano con la clasificación de un torneo en el que participamos. 

Por esas mismas calendas sesenteras, coincidimos, sin vernos las carátulas, en Estudios Generales de la Universidad de Antioquia. El vecino de León de Greiff y del socio Guerra Serna en el barrio Boston se decantó por los códigos. Coincidimos en el Festival de Ancón que Luis Bernardo -llamado Luis por San Luis Gonzaga- documentó como fotógrafo. Documenta hasta un suspiro.

Ha tenido tiempo hasta de morir. De la cita definitiva con la pelona lo resucitó su médico envigadeño Santiago Jaramillo Velásquez quien lo llevó muerto a la sala de resurrección. Lo vi en la clínica, noqueado, lleno de tubos hasta la e del White, pero la parca lo pensó dos veces y dijo: a este señor tan buena papa no me lo llevo todavía. No voy a cargar con semejante muerto. Larga vida para Bernardo quien vive en eterno septiembre.

A propósito de esa muerte-no muerte escribió en su momento: “Yo ya me gasté una (vida) y tuve la fortuna de resucitar para organizarme con mis chécheres físicos, pues los mentales no los ordena nadie. De todas formas , con la vida agradecido estoy por la maravillosa cantidad de amigos leales que me ha brindado”.

Larga vida más allá de la vida para Luis Bernardo.

Anticipado obituario por Bernardo González White

Ya había padecido un amago de muerte. Pero este viernes sí agarró su calidad y calidez humanas y se volvió eternidad de verdad-verdad. Se había de decretado el silencio. Partió discretamente. No respondía correos, llamadas, nada. Su salud se había deteriorado. La noticia circuló de boca en boca por las tales redes. Faltan los datos sobre día, hora y lugar de las exequias. Hace un tiempo largo había escrito lo que podria llamarse su obituario anticipado. Lo retomo con ajustes varios

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