Tierrita en el ombligo

Voz de América

Por Óscar Domínguez Giraldo

El presidente Trump, su “vicepresidente” en la sombra, Elon Musk, y demás platudos  que vegetan al lado del moderno Luis XIV, no saben quién soy yo, como dicen los borrachitos encopetados que patean los códigos.

Estuve primero que todos ellos en la Casa Blanca en la firma de los tratados Torrijos-Carter que le devolvieron el canal de Panamá a su legítimo dueño. Con cara de póquer y con par doses en la mano, Trump sigue cañando con que quiere retomar el Canal. Desea  otro Guantánamo que una los océanos Atlántico y Pacífico. ¡Cómo ño, moñito! Caca que se untan. Todos somos Panamá. Manos fuera del Canal.

En su empeño de comer tierra a dos carrillos, el nuevo americano feo, entre deportaciones de migrantes,  perdones presidenciales a malandros  y visitas a las cortes, quiere sumar a su bandera las de Groenlandia y  Canadá. Otro sueño-insomnio suyo es convertir Gaza en un Mediterranée de los de todo incluido. Ya voy Toño.

Irónicamente, mientras más exabruptos proponga, mejor para la aldea global. Poco  a poco,  irá advirtiendo que sus afanes expansionistas no tienen pies ni cabeza. Leo en mi bola de cristal que Mr. Donald  terminará su eterno segundo mandato con los mismos kilómetros cuadrados y con una antipatía global que Mafalda resumiría así: El mundo estuvo enfermo de Trump.

Esperé hasta último momento que me invitara a su posesión para decirle que no porque me resultó un inconveniente mejor. Tal vez habría ido solo para conocer el catedralicio sombrero de doña Melania, importada de Eslovenia. Y los que regresan a casa.

Personajes como Bill Gates y el senador demócrata Bernie Sanders, perplejos, con cara de Subuso ante los arrebatos de su paisano, le  han pedido sensatez. Los ricos serán más ricos y el desempleo crecerá, ha anticipado Sanders. Gates le ha sugerido al sudafricano Musk, otro forastero migrante, que aproveche su indudable talento para ayudar. Musk viene creando desempleo como soplando y haciendo botellas.

Con la ilógica que está aplicando para sumar más kilómetros a su ego, Trump podría anexar países donde sus antecesores han puesto la bota, como Colombia. Empezando por Kennedy y su esposa Jacqueline, quien lucía sombreros discretos. La protagonista era ella.

También estuvieron en Bogotá Ronald Reagan y Jimmy Carter. (Cuando mi hija vio por televisión el atentado contra Reagan, comentó: No quiero que maten al presidente porque sabe mucho inglés). Muchos mandatarios se han bronceado en Cartagena.

Bill Clinton cuando paseó por las comunas de Medellín

Pilas Comuna 13 de San Javier porque de pronto les caen los mariners: por allí anduvo Bill Clinton montando en las escaleras eléctricas y dándose un relajado grafitur (foto alcaldía de Medellín).

Que no se enteren Trump y sus inamenos  multimillonarios de que tengo un pedacito de tierra en el ombligo. Son capaces de comprarla. Pero mi tierra ni se compra ni se vende. Como el Canal.

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