La debil reactivación

Un crecimiento económico con alfileres. Foto El Espectador

Salomón Kalmanovitz

Aunque los voceros del gobierno han anunciado que la economía crecerá este año 1,8 % y el entrante 2,8 %, falta ver para creer. Se trata de una reactivación bastante pobre que está lejos de los crecimientos de 4,5 % anual que solía mostrar la economía colombiana en el pasado.

Lo que es un hecho es que el desempleo empeoró: pasó de 9,3 % de la fuerza de trabajo en agosto de 2023 al 9,7 % en el mismo mes de 2024. De una población en edad de trabajar de 27,5 millones, 2,7 millones están desempleadas abiertamente, padeciendo dificultades.

Los datos sugieren que aumentó la productividad de la economía porque con menos trabajadores incrementó su producido. Sin embargo, hay que considerar que el 58 % de la población labora en la informalidad bajo condiciones de escasa mecanización; por lo tanto, su productividad es baja. Solo la población laborando en fábricas puede producir más con el apoyo de máquinas y herramientas movidas por energía eléctrica o en las fincas que utilizan tractores y maquinaria recolectora de cosechas.

En el comercio exterior colombiano las noticias no fueron buenas: las exportaciones hasta agosto de 2024 marcaron US $32,487 millones con una caída cercana a los US $300 millones frente a 2023. La razón es que las exportaciones están dominadas por petróleo y carbón, cuyos precios internacionales determinan las entradas de divisas a la economía nacional y estos precios se deterioraron. El petróleo Brent, por ejemplo, pasó de valer 94,2 dólares a 78,6 por barril: una caída del 20 %.

Entre tanto, las importaciones disminuyeron unos US $500 millones comparadas con las del año anterior, lo cual no impidió que se dieran déficits comerciales de US $3,670 millones en 2023 y casi US $4,000 millones en 2024. Tuvo que ver en la disminución de importaciones el bajo nivel de actividad que determina la demanda de la industria por materias primas y bienes intermedios importados, así como de bienes de consumo que van desde autos hasta electrodomésticos.

En 2023, el déficit comercial alcanzó US $9,676 millones, y en 2024 se proyecta que supere los US $10,500 millones. Los déficits deben ser financiados por la balanza de capital o por las reservas internacionales. Los países que más crecen, por lo general, logran grandes superávits de su comercio exterior, que se convierten en demanda adicional para su producción interna, como lo muestran los casos de la China y también el de la India. Los déficits comerciales, por el contrario, constituyen un drenaje de la demanda agregada por bienes nacionales. O sea: son un lastre para el crecimiento económico. El aumento del déficit externo repercute en la tasa de cambio que ha sufrido una fuerte caída: el dólar pasó de rondar los $4.173 hace un par de semanas a $4.230 el 18 de octubre, una devaluación del 1,5 %.

Si el balance externo es preocupante, el déficit fiscal lo es más. Aunque el gobierno se proponía un faltante no mayor de 4,5 % del PIB, las condiciones de bajo crecimiento de la economía inciden en que los contribuyentes paguen menos impuestos de los proyectados, llevando el déficit del gobierno al 5 % del PIB en 2024. El PIB colombiano este año se proyecta en $1,584 billones (millones de millones) y el déficit del gobierno alcanzaría unos $80 billones, cifra que despierta inquietud entre las calificadoras internacionales de riesgo y los tenedores de bonos colombianos.

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