Por Ceylan Yeğinsu
Los manifestantes realizan huelgas de hambre contra los desarrollos turísticos. Los funcionarios locales amenazan con cortar el agua a los alquileres vacacionales ilegales. Y los residentes rocían a los turistas con pistolas de agua.
Con la llegada del Día del Trabajo estadounidense, el final no oficial del verano, lugares europeos de moda como Barcelona, Atenas y la isla griega de Santorini han llegado a un punto crítico, lo que ha convertido a los turistas en el blanco de una gran respuesta. Aunque aún no se conocen las cifras definitivas de visitantes para este verano, se espera que superen los niveles de 2019. Solo en el segundo trimestre del año, las llegadas internacionales superaron a las de 2019 en un seis por ciento, según el comité de turismo de la Comisión Europea.
El cambio climático también ha puesto una enorme presión sobre los destinos más populares. Julio fue el 14º mes consecutivo con calor récord en el planeta, según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica, y España y Grecia experimentaron algunos de los días más calurosos que se han registrado, con temperaturas superiores a los 45 grados Celsius.
Aunque el turismo es un motor económico fundamental para muchos destinos europeos, algunos residentes sostienen que es necesario invertir más de los ingresos del turismo en las comunidades y las infraestructuras.
“Nos han invadido los turistas; la situación está fuera de control”, dijo Camila Guzman, de 32 años, residente de Palma, en la isla española de Mallorca. Guzman participó en las protestas de julio, que congregaron a más de 50.000 personas. Dijo que los precios han subido tanto que “ya no nos alcanza para vivir aquí”.
En otros lugares, los habitantes se han manifestado contra el comportamiento desconsiderado de los turistas y la construcción de nuevos hoteles y villas. Algunos lugares están imponiendo límites a los visitantes. Por ejemplo, Île-de-Bréhat, una isla francesa frente a la costa de Bretaña que cuenta con solo 400 residentes, impuso recientemente un límite de 4700 visitantes al día.
La pandemia también exacerbó las quejas locales después de que los residentes probaran la vida sin turistas. Cuando se levantaron las restricciones de viaje, las multitudes volvieron.
“Este verano es la tormenta perfecta, con una combinación de problemas incluyendo el exceso de turistas, el mal comportamiento y el cambio climático”, dijo Richard Butler, profesor emérito en la Gestión de Hostelería y Turismo de la Universidad de Strathclyde, en Glasgow, y autor de varios libros sobre el turismo de masas.
Al final de un verano frenético, analizamos algunos de los puntos críticos.
Grecia
Atenas
La afluencia de turistas este verano puso a Atenas bajo una enorme presión al mismo tiempo que lidiaba contra un calor excesivo y la escasez de agua. Los incendios forestales, que estallaron en toda Grecia, han envuelto en llamas a los bosques de la región del Ática, que se han extendido incluso a los suburbios de Atenas.
Cuando las temperaturas superaron los 41 grados Celsius en julio, las autoridades cerraron la Acrópolis durante las horas más calurosas. El año pasado, el recinto milenario introdujo un sistema de venta de boletos para gestionar el número de visitantes, con un tope de 20.000 al día.
En julio estallaron protestas en Atenas contra el turismo de masas, había grafitis de “No a los turistas” en los edificios y los habitantes pedían medidas contra los alquileres vacacionales que, aseguran, se están apoderando de barrios enteros.
Santorini
Santorini, famosa por sus casas encaladas y sus atardeceres, fue uno de los destinos más turísticos de Europa el año pasado, con casi 3,5 millones de visitantes en una isla donde habitan 15.500 personas. Los cruceros —800 barcos llevaron 1,3 millones de visitantes— fueron una fuente importante de tráfico peatonal, según la Asociación de Puertos Helénicos.
Más recientemente, los residentes se indignaron cuando Panagiotis Kavallaris, presidente de la comunidad municipal de la isla, publicó en las redes sociales un mensaje en el que instaba a los lugareños a limitar sus movimientos para hacer espacio para los más de 11.000 cruceristas cuya llegada estaba prevista para el 24 de julio. El mensaje fue borrado posteriormente, informó el periódico griego Kathimerini, y el alcalde, Nikolaos Zorzos, dijo que la isla restablecería un límite de 8000 pasajeros al día, frente a los 17.000 que se esperaban a partir de 2025.
En otros lugares de Grecia, se cree que al menos seis turistas extranjeros, entre ellos el periodista de televisión de la BBC Michael Mosley, murieron por un golpe de calor. Las condiciones de sequía y la presión ejercida sobre el suministro de agua por el desarrollo turístico también provocaron escasez de agua en todo el país, haciendo que islas como Sifnos y Creta declararan un estado de emergencia.
España
En los seis primeros meses de este año, el número de turistas que visitaron España aumentó un 13,3 por ciento y superó los 42,5 millones, según el Ministerio de Industria y Turismo.
Muchas ciudades están adoptando medidas. Por ejemplo, Sevilla está combatiendo los alquileres vacacionales, después de que una sentencia judicial autorizara a la alcaldía a realizar una revisión y cortar el suministro de agua a los alquileres vacacionales ilegales. Y en Barcelona, la organización la Asamblea de Barrios por el Decrecimiento Turístico pidió una revisión del modelo turístico de la ciudad, que incluye la restricción del número de cruceros y la regulación de los alquileres de corta duración. El gobierno de la ciudad dijo que eliminaría este tipo de alquileres a finales de 2028 y anunció una subida del impuesto turístico que entrará en vigor en octubre.
En muchos lugares, los residentes organizaron protestas y recogieron firmas para presionar a los funcionarios del gobierno a tomar medidas.
Se han realizado manifestaciones en Mallorca, Málaga, las Islas Canarias y Barcelona. En abril, activistas de Tenerife organizaron una huelga de hambre para protestar contra dos importantes proyectos turísticos.
“Los residentes viven en chabolas improvisadas porque no pueden pagar sus casas mientras se invierten millones de euros en megaproyectos turísticos”, dijo Javier Toro, un tinerfeño de 23 años que participó en las protestas.
Venecia
En abril, Venecia, una ciudad de 50.000 habitantes que recibió 20 millones de viajeros el año pasado, introdujo una tarifa de entrada de 5 euros (unos 5,60 dólares) para disuadir a los turistas de visitarla en horas pico.
El programa piloto, que finalizó en julio, fue declarado un éxito por el alcalde de la ciudad, Luigi Brugnaro, quien dijo que generó 2,43 millones de euros, pero los críticos dijeron que la tarifa hizo poco para reducir las cifras. Las autoridades locales dijeron que los fondos de la tasa ayudarían a planificar el año que viene.
Muchos residentes dijeron que la ciudad debería enfocarse en cuestiones más urgentes, como regular los alquileres de corta duración y mejorar los servicios locales.
“La tarifa de 5 euros es una broma para los turistas; se gastarán más dinero en una cerveza”, dijo Lorenzo Cataldi, guía turístico. También criticó el nuevo límite de 25 personas en los grupos turísticos de la ciudad, diciendo que hacía poco para evitar el abarrotamiento: solo significa que los grupos se dividen entre dos guías, pero siguen estando muy juntos.
Lisboa
Las estrechas calles de la capital portuguesa se congestionaron tanto con los tuk-tuk y los turistas que algunos residentes dijeron que estaban poco dispuestos a salir de casa este verano.
“Es como salir de un estadio de fútbol después de un partido: un caos total y ya no reconozco a mis vecinos”, dijo Ann Cal, de 68 años, residente del barrio de Alfama, que, dijo, se ha visto invadido por los alquileres vacacionales. “Algunos días no quiero salir de mi departamento”.
Un grupo de vivienda de Lisboa ha iniciado una campaña para celebrar un referendo que prohíba los alquileres vacacionales en edificios residenciales. El grupo dijo que ha reunido suficientes firmas para presentar el proyecto al ayuntamiento.
El mes pasado, el Ayuntamiento de Lisboa anunció que limitaría el número de licencias y plazas de estacionamiento expedidas a los conductores de tuk-tuk para ayudar a aliviar la congestión.
Ámsterdam
Ámsterdam, una de las ciudades más turísticas del mundo, recibió el año pasado la cifra récord de 23 millones de visitantes. Tras la pandemia, introdujo una serie de medidas estrictas, entre ellas un tope de 20 millones de visitantes anuales.
En el último año, se han aumentado los impuestos turísticos; se ha limitado el número de cruceros, que ahora tienen prohibido atracar en el centro de la ciudad; se ha prohibido la construcción de nuevos hoteles; y se han restringido los alquileres vacacionales.
La ciudad también está reprimiendo el mal comportamiento con la campaña “No te acerques”, dirigida principalmente a los turistas británicos de entre 18 y 35 años, que han adquirido fama de beber demasiado y acosar a los residentes.
La campaña en línea se dirige a los posibles infractores con videos que muestran las consecuencias del comportamiento antisocial, incluidas detenciones y multas. La ciudad también ha prohibido el consumo de marihuana en la calle y está tomando medidas para desalentar la venta de alcohol en el Barrio Rojo.
Ceylan Yeginsu es una reportera de viajes para el Times que escribe con frecuencia sobre la industria de los cruceros y Europa, donde radica. Más de Ceylan Yeginsu