Claro como el agua

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, FOTO GUILLERMO LEGARIA/GETTY IMAGES

Por Carlos Alberto Ospina M.

A nadie coge por sorpresa la declaración oficial de Gustavo Petro acerca del ataque lanzado por la organización terrorista Hamás el pasado 7 de octubre contra distintas zonas de Israel, incluyendo a los asistentes al festival Nova de música electrónica que fueron ejecutados y decenas tomados como rehenes por este grupo islamista.

Por medio de sus habituales ambages ideológicos justificó las acciones violentas hacia la población civil señalando “la inmensa injusticia que ha sufrido el pueblo palestino desde 1948″ (sic), al mismo tiempo que comparó el campo de concentración de Auschwitz con la franja de Gaza. Es claro como el agua la visión fundamentalista del presidente de 11.292.758 sufragantes de un total del censo electoral 2022 de 39.002.239, lo cual representaba el 28,95% de las personas que tenían derecho a votar. De modo que habla en nombre de esos sectarios. Sencillo, fue elegido sin interpretar a la mayoría de ciudadanos. 

La declaración de Petro Urrego no fue desafortunada ni traída por los pelos en función de su origen extremista y el abierto beneplácito con la invariable barbarie de las diferentes organizaciones armadas al interior del país, lo que se constituye en prueba de indicios sobre a quiénes busca empoderar con la insostenible ‘paz total’ y cuál es su enfoque en cuanto la geopolítica mundial.

Gustavo Petro nunca condenó ni rechazó los campos de concentración de las Farc en donde violaron, torturaron, masacraron y mantuvieron por varias décadas secuestrados a civiles e integrantes de la fuerza pública. Estos delitos de lesa humanidad no son susceptibles de amnistía ni perdón a la luz del DIH, a pesar de la lentitud de la JEP para dictar sentencia. Mientras tanto, los exguerrilleros andan orondos tragándose el erario sin merecimiento algún, por el hecho de firmar un desigual acuerdo de paz; a la vista carente de pronta justicia, verdad, reparación y no repetición.    

¡Pues entonces! No es de extrañar que los crímenes de los connacionales, Ivonne Rubio y Antonio Macías al interior de un búnker, pasaran por alto y no merecieran una línea en los más de cien mensajes directos en difundidos por Petro relacionados con el conflicto palestino-israelí. En su momento cuestionó la firme condena del presidente Iván Duque a la invasión rusa de Ucrania, preguntando “¿qué hace Duque metido en Ucrania cuando debe resolver la guerra en Arauca?” (sic – Twitter 1:25 p.m. 8-03-2022). Ahora bien, ¿qué diablos hace Petro levantando el estandarte de los milicianos de Hamás? olvidándose del hambre que azota el país, el orden público salido de madre y la inseguridad generalizada. No es la primera vez que por la boca escupe balas y metralla durante el lapso de sus cosas contradictorias. “La lengua es el azote del culo”. Él solo sabe alimentar el resentimiento y el odio a riesgo de omitir los derechos básicos de la totalidad de colombianos. 

Tanto de ello, que el representante legal de la Asociación de Cabildos Indígenas por Colombia, Lot Villazón, cuestionó que “El Gobierno nacional le dio a las FARC todas las garantías del mundo, todas las prerrogativas y todos los recursos. Hoy le ofrece a los delincuentes $1′000.000 para que se desmovilicen. Ayer les dije, si tienen para los delincuentes, como no hay para nuestras comunidades indígenas que son víctimas de este conflicto” (sic – 13 de octubre de 2023, entrevista Caracol Radio) en referencia al asentamiento de indígenas en el Parque Nacional. Esa asociación de Cabildos y otras organizaciones campesinas que no están en la nómina “prepago” del gobierno, sin duda alguna, personifican la autenticidad del movimiento social enlazado por la independencia absoluta.

La actitud pública de perro rabioso pretende tapar la desbandada de los inversionistas internacionales, la inconsistencia de las cifras del Dane con respecto a la sospechada disminución del desempleo, la reducción del presupuesto para ciencia e innovación, el fraude de las firmas que aparecen al pie del supuesto comunicado de académicos a favor de la reforma a la salud, la eventual crisis energética, la financiación de la campaña por parte de narcotraficantes, las alianzas con congresistas corruptos; las acusaciones previas al crimen del candidato presidencial ecuatoriano, Fernando Villavicencio, contra de Nicolás Petro Burgos y el rechazo del campesinado a la cancelación de varios ‘diálogos regionales’; entre otros actos de desgobierno.

Su otra adicción a la red social X, lo han convertido en caja de resonancia de la desinformación, la mentira, la infamia, la incitación al rencor y la mala fe. Gustavo Petro encarna la justicia de sangre y la venganza. De cualquier manera, venga de donde viniere, rechazar y castigar el terrorismo es un gesto de humanidad que está por encima de todo. ¡Así de evidente!

Sobre Revista Corrientes 4578 artículos
Directores Orlando Cadavid Correa (Q.E.P.D.) y William Giraldo Ceballos. Exprese sus opiniones o comentarios a través del correo: [email protected]