Cuando conocí aquella fría mañana al maestro Otto de Greiff

Otto de Greiff

Por Luz Helena Ballesteros

El profesor Otto de Greiff Haeusler, esposo de Noemi Aguirre y padre de Ilse, su única hija, cumpliría 120 años el próximo 7 de noviembre. 

Tuve el placer de conocer al profesor Otto cuando visitó al doctor Octavio Arizmendi, entonces rector de la Universidad de La Sabana. Fue una mañana fría de 1983. Me presenté cuando entró al salón de clase, ya que era la única alumna en ese momento en nuestra clase de Historia del periodismo. Le pregunté si a él le gustaría ser mi director de la monografía de grado por su trayectoria en el campo de la música y no dudó ni un instante y me dijo que sería un orgullo apoyarme con su revisión. Mi corazón latía como si se fuera a salir de mi cuerpo de la dicha. 

A partir de ese momento me trató como una amiga de toda la vida.  A pesar de ser una persona tan ilustrada, pedagogo, periodista, secretario general de la Universidad Nacional, Vicerrector encargado y además titular de la misma en varias oportunidades, profesor de matemáticas, cálculo diferencial, ingeniero, crítico musical y traductor de poesía al alemán e italiano.  

Aprendió más de 8 idiomas; en una de mis visitas a su casa, cuando estaba revisando mi monografía, lo encontré estudiando ruso.  Fue autodidacta no sólo para los idiomas sino también con el ajedrez.  Por la misma época participó en un programa de concurso donde por su conocimiento ganó $13.000 pesos que se los regaló a los hijos del poeta León, su hermano, para que lo visitaran en Europa, mientras él residía allá. 

La única manera que él me permitía llamarlo era “profesor”, me dijo “no soy doctor, no soy maestro, soy simplemente Otto”.  Era una persona sencilla, noble, amable y muy inteligente. Él caminaba mucho y tomaba el transporte público para asistir a los conciertos en el Teatro Colón, la Biblioteca Luis Ángel Arango, el Teatro Colsubsidio y muchísimos otros eventos. Siempre escuchando la música que, según él, aprendió a apreciar desde cuando estuvo en Europa por un corto tiempo. Siempre estaba en el corre corre, de un lugar a otro pues a veces le coincidían 2 conciertos y tenía la obligación, según él, de cubrirlos todos.  Lo entristecía un poco qué si él escribía una reseña, en un viernes, porque sólo la publicaban hasta el lunes mientras que” si se trataba de un partido de fútbol le daban un amplio cubrimiento en la prensa inmediatamente”.  

Cuando le mencioné el título de mi monografía: “El periodismo artístico cultural a través de los medios de comunicación” no pudo ocultar su sorpresa de que alguien se preocupara por este tema tan ignorado por los medios de comunicación.

Trabajó diligentemente como todo lo que él hacía. Sin parar durante un fin de semana completo y después de terminar, me llamó para que recogiera su evaluación de mi monografía. Nunca había recibido un comentario tan positivo y tan valioso.  Él me abrió las puertas a muchas oportunidades, entre otras, como hacer mis prácticas en el noticiero de Arturo Abella, Telediario, en Colcultura con Gloria Zea y Maruja Vieira, cubriendo Noches de Colombia en el Teatro Colón y mucho después, cuando yo era jefe de prensa de la Sociedad Colombiana de Ingenieros.

Uno de los reconocimientos más valiosos que recibió el profesor Otto de Greiff por su contribución con los cursos de apreciación musical que él dirigió a través de la emisora HJCK durante 43 años con voces de Humberto Martínez y Gloria Valencia de Castaño desde el inicio de dicha emisora fue cuando le grabaron todos sus programas en casetes que quedaron en la Biblioteca Luis Ángel Arango. 

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