A inicios de mayo, la Cancillería colombiana hizo un acto de reconocimiento y no repetición en Juan Frío, una vereda junto al río Táchira, fronterizo con Venezuela. La imagen más impactante no fue la del exjefe paramilitar Salvatore Mancuso, por videoconferencia, pidiendo perdón, sino la de las ruinas de un horno que usaron las extintas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) para cremar cuerpos. Esta semana se reveló que esos eran apenas los restos de unos hornos, pues aparecieron otros más.
La Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UPBD) convocó a familiares de desaparecidos esta semana a ese mismo lugar. Tras meses excavando, reveló los hornos completos de lo que aparentemente era un antiguo trapiche para convertir la caña de azúcar en panela, y que luego utilizaron los paramilitares para desaparecer cuerpos de personas asesinadas.
Son, según la UPBD, apenas unas excavaciones iniciales. En la búsqueda de restos de personas desaparecidas, los antropólogos y medios forenses se enfocaron en las zonas de los hornos en los que es más probable que existan “estructuras óseas, piezas dentales, o elementos procedentes de cuerpos de personas dadas por desaparecidas”.
Para dar espacio de participación a las víctimas de la desaparición forzada de sus familiares, esta semana hicieron una visita humanitaria con varios de ellos miembros de la oenegé Fundación Progresar y de la Mesa departamental de víctimas. Marlon Ayrton Sánchez, antropólogo forense de la UBPD y líder de la comisión que organizó la visita, explicó por qué excavaron los hornos: “Lo que estamos haciendo aquí es tratar un poco de reconstruir las áreas donde presumiblemente los cuerpos fueron dispuestos para ser sometidos a altas temperaturas y documentar la posibilidad de que aún puedan existir evidencia de ello”.