Por Óscar Domínguez G.
Hace un año me gocé el Día Mundial de la Pereza que es patrimonio municipal de Itagüí, ciudad situada a un bostezo al sur de Medellín. Para prolongar el espíritu de la fiesta me dio pereza hablar de ella. Me perdí la del domingo 20 de agosto porque se me presentó un inconveniente mejor. (Llega un momento en que escogemos fiesta. No somos perro de toda boda).
La fiesta de la pereza en cuya letra p el ocio empieza, se realiza en el mes de los vientos desde 1985 cuando un grupo de ociólogos y ociólatras liderados por Carlos Mario Montoya decidieron convertir el último pecado capital en obra de arte.
La idea de los promotores es volver la ociología u ociolatría materia de estudio como la arquitectura, la otorrinolaringología o el pedicure. Como Colombia es el país del mundo con el mayor número de días festivos, se merece dicha carrera.
Montoya y su secta tienen doctorado en ironía porque pa camelladores los itagüiceños. De hecho su divisa es: “Por el derecho a la pereza, todos a trabajar”. Podrían adoptar como himno el soneto de León de Greiff que incluye esta metáfora: “De mi Pereza y Noche nunca salgo”.
En 17 kilómetros cuadrados de superficie se ganaron el remoquete de Capital Industrial de Colombia, entre las ciudades no capitales. Es el tercer municipio más pequeño del país y el de mayor densidad en población, recuerda Ramiro Gómez, cronista itagüiceño.
Sólo su aguafiestas majestad Covid I impidió que se realizara en 2020-2021. La celebración es una prótesis adherida a la Fiesta de la Industria, el Comercio y la Cultura.
El logotipo de la festividad debería ser el gato que nace y de inmediato entra en estado de siesta perpetua. Se pasará sus siete vidas en esas. Los festivos itagüiseños deberían venderle el alma a este felino.
En Itagüí nacieron la Cervecería Unión y el Centro Internacional de la Moda, para solo mencionar dos empresas emblemáticas.
Allí berrió por vez primera un trabajadicto ilustre que fundó noticieros de radio, televisión, y diarios en Cali y Barranquilla: el fallecido maestro Alberto Acosta, “un abuelo solitario”, director de TV Sucesos RCN y Vea Colombia.
Cuando lo sacaron de la televisión le pregunté por qué nunca sacaba vacaciones y me respondió en su enredado léxico, mientras aspiraba el enésimo cigarrillo extralargo del día: “No me crea, tan pendejo, maestro: ¿pa pa que se den cuenta de que no hago falta?”