Daniel Coronell
Se apresuraron los que le cantaron el réquiem a Gustavo Petro por el anuncio de que su hijo colaboraría con la Fiscalía dando detalles sobre la financiación de la campaña presidencial. También se precipitan los que celebran diciendo que los problemas ya terminaron por cuenta de la declaración de Nicolás Petro, según la cual su padre desconocía la entrada a la campaña de los aportes de Samuel Santander Lopesierra y Alfonso “el Turco” Hilsaca. La verdad es que el gobierno está lejos de caerse, pero aún más lejos de haber superado el episodio.
Las platas del Hombre Marlboro y el Turco no son las únicas que deben explicar. Un millonario contratista llamado Euclides Torres, que empezó su fortuna llenando de regalos y recibiendo favores del cura Bernardo Hoyos cuando era alcalde de Barranquilla, puede ser el plato fuerte del proceso. Euclides Torres llegó a la campaña de Petro por Armando Benedetti, pero pronto dejó de necesitar intermediarios. Logró acceso directo y permanente con la primera dama Verónica Alcocer y con el presidente.
Torres, contratista de alumbrado público a través de 40 empresas y dueño político de Puerto Colombia, no aparece en los registros oficiales como aportante a la campaña. Sin embargo, varias personas afirman que él financió las tarimas, las luces, el sonido y la logística para las manifestaciones de Petro en la costa, empezando por la icónica tribuna en forma de P desde la que lanzó oficialmente su candidatura en Barranquilla.
Un sobrino político de Euclides Torres, llamado Pedro Flórez, llegó al Senado porque fue incluido en el codiciado puesto 9 en la lista cerrada del Pacto Histórico. Para que ustedes tengan claro el lugar de privilegio que le asignaron, consideren que a la excandidata presidencial Clara López le dieron el número 12 y el veterano sindicalista y congresista Wilson Arias apenas mereció el 15. La presencia de Flórez en la lista de Senado –y en ese sitio– resultó decepcionante para muchos militantes del Pacto Histórico que vieron en la decisión una reproducción del clientelismo tradicional.
El inmerecido senador Pedro Flórez está casado con Karina Llanos Torres, la sobrina de Euclides, quien es diputada a la Asamblea del Atlántico por el Partido de la U.
Ahí no se acaba el poder político de Euclides, su hermano Dolcey Torres es representante a la Cámara, pero por el Partido Liberal. En su primer año como congresista Dolcey ha presentado trascendentales proyectos como aquel que “declara patrimonio nacional inmaterial la Loa de los Santos Reyes Magos del municipio de Baranoa”.
La cuñada de Euclides, Martha Villalba, fue representante a la Cámara por el Partido de la U hasta el año pasado. Como congresista, también trato de convertir en ley el “proyecto que declara patrimonio nacional inmaterial la Loa de los Santos Reyes Magos del municipio de Baranoa”. Antes había sido alcaldesa de Puerto Colombia, pero en representación del Partido Conservador. Sucedió en ese cargo a una ficha de los Torres, llamado Gustavo Adolfo Ahumada quien fue elegido a nombre del Movimiento Apertura Liberal. El señor Ahumada, a su vez, heredó la Alcaldía de Puerto Colombia de Camilo Torres Romero, el esposo de Martha y, cómo no, hermano de Euclides. Durante esas administraciones, ellos ponían la cara y Euclides el alumbrado.
Esta semana Camilo Torres Romero y su esposa Martha Villalba se regocijaron con la inscripción de su hijo Camilo Torres Villalba –también sobrino de Euclides– como candidato a la Asamblea del Atlántico con el aval del Partido Liberal. La nota política registra que el futuro diputado tuvo que salir a toda carrera de la ceremonia para acompañar a Plinio Cedeño, quien se registraba como candidato liberal a la Alcaldía de Puerto Colombia. El año pasado Plinio Cedeño y su gente ayudaban a hacer bulto en las manifestaciones para apoyar a Gustavo Petro.
Los presuntos aportes no declarados del clan de Euclides Torres son parte de lo que tendrá que aclarar el presidente Gustavo Petro quien por años criticó y denunció la inaceptable mezcla de negocios y política.