LUCAS REYNOSO
El periodo legislativo que va hasta el 19 de julio de 2024 comenzó el pasado jueves con una dura derrota para el Gobierno de Gustavo Petro. La presidencia del Congreso quedó en manos de Iván Name, un experimentado senador de Alianza Verde que en los últimos meses se ha opuesto con vehemencia a las iniciativas del Ejecutivo. El legislador barranquillero que ha hecho carrera política en Bogotá se rebeló contra la decisión de su partido de apoyar a su colega Angélica Lozano, quien estaba respaldada por toda la bancada del petrismo. Name consiguió los votos de la oposición y se impuso por 54 apoyos contra 50, ante la mirada atónita del ministro del Interior, Luis Fernando Velasco. El Gobierno extrañará aún más de lo pensado a Roy Barreras, el veterano operador político que el semestre pasado movió cielo y tierra para apoyar a Petro.
“Name tuvo la inteligencia de armar una coalición de líderes tradicionales de la política colombiana”, dijo Velasco para tratar de explicar la derrota. El comentario no le sentó bien al nuevo presidente del Congreso, que señaló que el ministro liberal no es la persona más indicada para hablar contra la política tradicional: “Me eligieron jefes políticos que llevan una trayectoria y una presencia. Faltó él, que es un líder tradicional derrotado desde hace años, que no pudo permanecer en el Congreso y que lo adoptaron en el Gobierno”. Aunque los dos políticos, ambos con décadas de trayectoria y origen en el Partido Liberal, buscaron limar asperezas, los chispazos seguramente serán habituales en las nuevas rutinas parlamentarias.
La derrota tuvo dos partes. El Ejecutivo ni siquiera se había entusiasmado con Lozano en un principio y había impulsado la candidatura alternativa de Inti Asprilla, un senador totalmente fiel a los intereses del presidente en la Alianza Verde, en la que siempre ha hecho parte del ala petrista. Tras días de luchas fratricidas dentro del partido, el Gobierno cedió y le soltó la mano a su candidato. Apoyó a Lozano como la opción menos mala frente a Name, que había encontrado un hueco en medio de las disputas que caracterizan a la colectividad y se había hecho un lugar. El daño colateral fue que Asprilla quedó muy dolido. “El Gobierno prefirió a la persona dentro de mi partido con la cual me enfrenté para que Petro fuera presidente”, le dijo a la prensa.
El nuevo protagonismo del senador Name se suma a un contexto que ya de por sí es difícil para las iniciativas del Ejecutivo en el Congreso. El Gobierno no cuenta con las mayorías que tenía en los primeros meses de la legislatura anterior: los liberales afines al expresidente César Gaviria ya no responden, y los conservadores y La U ahora son formalmente independientes (los primeros, en la práctica, han actuado como opositores). Además, están pendientes los proyectos que se atascaron en el último semestre, como los de salud y pensiones, y la reforma anunciada a la educación. Y, para completar el cóctel, se acercan las elecciones regionales de octubre y la paralización legislativa que suele acompañarlas.
Sin embargo, no todo son malas noticias para el Gobierno. La gran coalición nacional antiPetro que promovía el exvicepresidente Germán Vargas Lleras naufragó antes de siquiera tomara vuelo. “Pronostico que unos y otros [partidos] pronto se reintegrarán a la coalición del Gobierno”, dijo el líder de Cambio Radical en la noche del miércoles, horas antes de la instalación del Legislativo. La directora del Partido de La U, Dilian Francisco Toro, no ocultó su molestia con la insinuación: “En La U, declaramos en independencia y así seguiremos actuando”.
Petro recibió, además, elogios en las redes sociales tras su discurso ante el Congreso. No solo por ser más conciliador y moderado en su mensaje, con un pedido de avanzar hacia la construcción de “un acuerdo nacional”. También porque se quedó a escuchar la réplica de la oposición, algo que no solía hacer el expresidente Iván Duque. El senador David Luna, de Cambio Radical, tuvo la oportunidad de expresarle lo que la oposición espera de él en esta nueva legislatura: “Yo prefiero al presidente Petro estadista del 7 de agosto, no al activista del discurso del balcón”.