QUISQUILLAS DE ALGUNA IMPORTANCIA
por Efraim Osorio López
Sería muy conveniente, para la casticidad y elegancia del lenguaje, resucitar el empleo de los numerales ordinales.
En su alusión al quincuagésimo quinto* aniversario de la construcción en 1939 del actual edificio del Museo del Oro, con estructura propia 29 años después, “gracias al trabajo del Banco de la República y al talento del arquitecto Germán Samper Gnecco”, escribe la columnista de El Tiempo Claudia Hakim: “Debemos recordar este onomástico, pues pone de presente la infraestructura…” (23/6/2023). De todo tiene esta celebración, menos de ‘onomástico’, ya que este término (del griego ‘onoma-atos’ – ‘nombre, renombre, fama; palabra, expresión’) se aplica, con su naturaleza de sustantivo femenino (‘onomástica’, aunque por el uso decimos ‘el onomástico de fulano de tal’), al día de la celebración del santo de una persona, costumbre en vías de extinción por múltiples razones; con su naturaleza de adjetivo (‘onomástico-ca’), a todo lo relacionado con los nombres, los propios, especialmente; a la ciencia que trata de la catalogación y estudio de los nombres propios, por ejemplo, la lista onomástica de los nombres en Caldas, y al conjunto de nombres propios de un lugar o de un país, verbigracia, el estudio onomástico de la etnia wayuu (El Diccionario). Considerada su primera acepción, la idea que expresa este término es muchísimo menos amplia que la que expresa el término ‘aniversario’. *Nota: Sería muy conveniente, para la casticidad y elegancia del lenguaje, resucitar el empleo de los numerales ordinales: es más culto decir o escribir el ‘quincuagésimo quinto aniversario’ que el ‘cincuenta y cinco aniversario’, no importa que esta forma esté admitida. ***
Con cierta frecuencia, cuando un escritor emplea el pronombre relativo ‘que’, no tiene en cuenta el oficio que desempeña en esa oración, por lo que omite la preposición que lo determina, por ejemplo, en la siguiente: “Nuestra mente generalmente se preocupa por cosas que está convencida de que son ciertas…” (LA PATRIA, Blanca Mery Sánchez, 24/6/2023). En esta muestra hace falta la preposición ‘de’, que introduce el complemento circunstancial (de causa u origen). Castizamente, así: “…se preocupa por cosas de las que está convencida de que son ciertas…”. Sin la preposición, el relativo ‘que’ podría ser el sujeto de una oración subordinada, verbigracia, ‘se preocupa por cosas que no deberían alterarla’. ***.
Para el complemento directo o acusativo no se requiere preposición alguna, salvo en dos casos, a saber, para personificar (“Hemos de matar en los gigantes a la soberbia…” – Cervantes) o para determinar (‘leo a Lope de Vega’), de lo que he hablado en múltiples oportunidades, excepciones que no se presentan en la siguiente oración: “El cerebro descansa e incentivas a tu mente para liberar una creatividad dormida o apagada” (LA PATRIA, Oasis, 26/6/2023). En ella, el complemento directo es ‘tu mente’, y el verbo, no hay necesidad de decirlo, ‘incentivas’, de tal manera que la oración se construye así: “El cerebro descansa, e incentivas tu mente…”, con la coma, para entender mejor la idea del redactor. ***
Los verbos ‘necesitar’ y ‘requerir’, por ser transitivos, no rigen la preposición ‘de’ para su complemento directo. Sin embargo, por lo que leo y oigo, el noventa por ciento de quienes los emplean la utilizan, por ejemplo, el columnista Marco Antonio Zuluaga, que lo hizo dos veces en su artículo para LA PATRIA: “Para lograrlo se requiere de la articulación entre el gobierno, la academia…”. “Tecnología: en este aspecto se requiere de la construcción de prototipos…” (27/6/2023). Correctamente, “…se requiere la articulación…”, “…se requiere la construcción…”. La preposición ‘de’ introduce complementos genitivos o circunstanciales, verbigracia, ‘no necesito de usted nada’, oración en la que el sujeto -implícito- es ‘yo’; el verbo, ‘necesito’; el complemento directo, ‘nada’, y el complemento circunstancial (de procedencia), ‘de usted’. Sin hipérbaton, así: ‘No necesito nada de usted’. Con el verbo ‘requerir’, este ejemplo: ‘El éxito requiere de quien lo busca esfuerzo permanente y muchos sacrificios’. Su análisis se lo dejo al lector, si alguno tuviere. ***
DESCACHADAS IDIOMÁTICAS
Por Jairo Cala Otero
1.- «La periodista Vicky Dávila ha debido enfrentar el manoteo de todos los intelectuales colombianos». Supongamos que hubo errónea digitación y se traspusieron letras, de tal modo que en la página Las 2 Orillas resultaron escribiendo ‘manoteo’, que es la agitación de las manos para dar énfasis a lo que se dice. Si no fue error de digitación, es falso lo publicado en esa página: que todos los intelectuales colombianos han manoteado frente a la periodista Dávila. Esa es una afirmación hiperbólica, o sea, exagerada; además, imprecisa porque el adjetivo indefinido todos abarca lo absoluto, la totalidad. El vocablo correcto tampoco es «matoneo», como es muy probable que hubieran querido escribir en ese medio de comunicación. Matonear (de donde deviene matonismo) significa «asesinar a alguien a traición, estando al acecho». Lo que se hace en Colombia es otro asunto, es matonismo. Sí, matonismo. ¿Duda? Consulte el diccionario antes de hacerme matonismo verbal a mí. Entonces: «La periodista Vicky Dávila ha tenido que enfrentar el matonismo de algunos intelectuales colombianos».
2.- «Rogamos al Todopoderoso por la pronta recuperación de los uniformados heridos en el ataque y quienes ya están siendo atendidos». La expresión la escribió en Twitter el general Jorge Enrique Nieto cuando él era director de la Policía Nacional; fue publicada por la agencia de noticias Colprensa. El oficial cayó en error idiomático por no usar la coma, signo tan útil al redactar. Al escribir «los uniformados heridos en el ataque y quienes ya están siendo atendidos» hablaba de unos policías heridos y, simultáneamente, de otros que recibían atención médica. La noticia aludía a un ataque armado de guerrilleros en Casanare contra agentes de la Policía. Corrección: «Rogamos al Todopoderoso por la pronta recuperación de los uniformados heridos en el ataque, que ya están siendo atendidos». Sencillo, bastaba quitar la conjunción ye (y) y remplazarla por una coma.
3.- «Además, en el interior mío escuchamos tu música…». De un artículo de opinión de Dany Alejandro Hoyos («Suso»), en el periódico El Colombiano, sobre una canción satírica de Shakira. Los pronombres posesivos no se escriben pospuestos a adjetivos ni a adverbios, por esa razón la expresión «al interior mío» es errada. El comentario personalizaba a un carro Twingo que le reclamaba a la cantante barranquillera por compararlo con un auto Ferrari. Por consiguiente: «Además, en mi interior escuchamos tu música…».
4.- «¡Como me dueles Medellín!». Así tituló Luz María Múnera Medina uno de sus artículos de opinión en el diario El Colombiano. La comentarista no hubiese sido «invitada» a este boletín idiomático si no fuese porque en esas cuatro palabras hay dos errores: uno ortográfico y otro de puntuación. Veamos: la oración es expresiva, así lo denotan los signos de admiración que acertadamente la autora utilizó. Pero el adverbio exclamativo cómo aparece sin la irremplazable tilde. Además, por ser vocativa, la oración debe llevar coma entre el verbo (dueles) y el sustantivo propio (Medellín). Total: «¡Cómo me dueles, Medellín!».
5.- «El gobernador de Santander agregó que no tienen la cantidad suficiente de jueces de garantías, (…) para gestionar las capturas del Clan del Golfo, el ELN y demás grupos al margen de la ley que continúan acaparando el territorio del municipio de Cimitarra y Landázuri». De una información aparecida en el periódico Nueva Crónica del Quindío. En realidad, son dos municipios de Santander (Cimitarra y Landázuri), no uno; por lo tanto, hay un plural, que fue desconocido: municipios. Enmienda: «El gobernador de Santander agregó que no tienen la cantidad suficiente de jueces de garantías, (…) para gestionar las capturas del Clan del Golfo, el ELN y demás grupos al margen de la ley que continúan acaparando los municipios de Cimitarra y Landázuri».
6.- «Nadie entendía de dónde habían sido atacados, lo único real era que habían dos cuerpos sin vida en el sitio y una cantidad incontable de heridos…». En el diario El Heraldo (Barranquilla), algún redactor aún no tiene claro que el verbo haber es auxiliar de otros verbos y que no tiene plural; solamente en tiempos compuestos, que son excepcionales, admite plural. En esta oración hay tiempo compuesto en la primera oración, pero no en la segunda, por lo que el redactor judicial debió escribir había, no habían. Arreglemos: «Nadie entendía de dónde habían sido atacados, lo único real era que había dos cuerpos sin vida en el sitio y una cantidad incontable de heridos…». También: «…lo único real era que había dos muertos en el sitio…».
7.- «Tras el accidente de tránsito que se presentó el pasado domingo (…) en el sector de la estación de servicio La Isla, que dejó 10 personas heridas (…), las autoridades de San Gil y Pinchote, junto a la Policía Nacional, anunciaron un plan de choque…». Esta expresión tiene tres errores: 1.- Los necios siguen ignorando el uso preciso del verbo presentar, por ello lo escriben sistemáticamente en la descripción de eventos, especialmente accidentes. Los verbos ocurrir, suceder, acaecer y registrar son borrados de un manotazo del lenguaje por tales redactores, como ocurre con frecuencia en el periódico Vanguardia. La cita es apenas una muestra de tan reiterada descachada. El verbo presentar se usa para indicar fenómenos naturales: lluvias, tormentas, huracanes, desbordamientos de ríos y quebradas, aludes o derrumbes. Hay otros 16 usos del verbo presentar, pero en ninguno de ellos se relaciona con accidentes. 2.- Alargar innecesariamente las oraciones hace que luzcan farragosas, como «en el sector de la estación de servicio…». 3.- Al dar un trato por separado a la Policía se sugiere que ella no es autoridad, lo cual riñe con la verdad. Recomposición de la frase: «Tras el accidente de tránsito que ocurrió el pasado domingo (…) cerca de la gasolinera La Isla, que dejó 10 personas heridas (…), los alcaldes de San Gil y de Pinchote y la Policía Nacional, anunciaron un plan de choque…».
8.- «Ella quedó sorprendida, las lágrimas salían de sus ojos». Frase en la página de Internet de Caracol Televisión, sobre una mujer que había dejado olvidados 17 000 dólares en un carro de un supermercado, en Estados Unidos. ¿De dónde más podrían haber salido sus lágrimas? La Real Academia Española (RAE) admite que se diga y se escriba «con lágrimas en los ojos», pues considera que ese pleonasmo refuerza una afirmación. Pero informar que las lágrimas salen de los ojos sí que es un pleonasmo ridículo y estrambótico. Entonces: «Ella quedó sorprendida, lloraba sin cesar».
9.- «Con la capa y el ‘peluqueado’ a medias salió de la barbería un joven a quien le impusieron un cepo a su vehículopor parquearlo en espacio público de Bucaramanga». ¿A quién inmovilizaron: al joven o al carro? La mala redacción de un texto suele llamarse solecismo o barbarismo. Eso quedó plasmado en información del diario Vanguardia acerca de una sanción que las autoridades de tránsito impusieron al conductor de un automóvil mal parqueado. El carro fue inmovilizado con un cepo, no su propietario, como escribió el redactor de la nota. Corrección: «Con la capa y el ‘peluqueado’ a medias salió de la barbería un joven, a cuyo vehículo le pusieron un cepo, por estar parqueado en espacio público de Bucaramanga». El adjetivo relativo cuyo modifica al sustantivo joven. Los redactores contemporáneos ─por lo que se lee a diario─ no conocen tales ayudas gramaticales para escribir correctamente.
10.- «Un influenciador chino (…) murió luego de cumplir un reto en vivo que consistía en beber alcohol, específicamente siete botellas de licor baijiu, que tiene más o menos 60 % de alcohol». Publicada en el diario El Tiempo, esta frase quedó «alcoholizada» merced a la repetición innecesaria del vocablo alcohol. Aunque no es impreciso llamar alcohol al licor, porque este contiene dosis de aquel, se recomienda no abusar de tal palabra en las oraciones gramaticales. Escrita con sobriedad, la expresión es más coherente así: «Un influenciador chino (…) murió luego de cumplir el reto de beber siete botellas de licor baijiu, que tiene alrededor de 60 % de alcohol».
11.- «Marbelle, una reconocida cantante colombiana y representante de la música tecnocarrilera, cuenta con varios fanáticos y detractores…». Un fanático es un admirador furibundo de alguien, y un detractor es un crítico mordaz. Como son adjetivos opuestos no pueden ser usados de manera alegre, como si fuesen uno solo, como lo hizo un redactor de noticias en la revista Semana. La conjunción ‘con’ hubiese separado a unos y a otros. Además, el artículo indefinido ‘una’ no cabe para referirse a Marbelle. Una es cualquiera entre muchas otras. La cantante aludida es determinada por su nombre. Arreglo del entuerto de Semana: «Marbelle, la reconocida cantante colombiana y representante de la música tecnocarrilera, cuenta con fanáticos y con detractores».
12.- «… fue un proceso participativo en el que las llamadas fuerzas vivas de la ciudad, se sentaron a decidir lo que consideraban podría ser un modelo que lograra cierre de brechas y un cambio cultural y económico…». En referencia al modelo de ciudad para Medellín, la articulista Luz María Múnera Medina, del diario El Colombiano, escribió dos faltas gramaticales, que sobresalen en esta oración compuesta. Una, la frase cliché «fuerzas vivas» deviene en un sinsentido porque no existen las «fuerzas muertas»; toda fuerza, obviamente está viva. Dos, faltó la conjunción ‘que’ de enlace entre el verbo consideraban y el verbo de futuro podría. Tres, sobra la coma detrás de la palabra ciudad, e hizo falta enseguida de participativo. Arreglemos: «…fue un proceso participativo, en el que los núcleos sociales de la ciudad se sentaron a decidir lo que consideraban que podría ser un modelo que lograra el cierre de brechas y un cambio cultural y económico…».