Por Óscar Domínguez G.
Un saludo con este pensamiento de Chomsky: Los niños, cuando comienzan a hablar de corrido a los tres años, producen frases absolutamene originales.
Y para muestra, los siguientes botones:
En un programa de la televisión española les pidieron a los niños mencionar tres objetos que usan las abuelas. De inmediato saltó al ruedo una audacia menor de seis años que respondió: La boina, los lentes y la ¡próstata dental!
A Miguelito, su padre le dio un juguete que cumplía deseos. Este fue el pliego de peticiones del chiquitín: Quiero pedir que pueda comer dulces, no lavarme los dientes y que la tele no me embobe.
Isaías, de tres años, fue con su padre a ver una camada de gaticos recién nacidos. De regreso a casa, le informa a su mamá que eran dos gaticos y dos gaticas. La madre le pregunta cómo lo supo: Papá los levantó y los miró por debajo. Creo que allí tienen la etiqueta.
Retomo algunas historias de padres como protagonistas: Papá, cuando sea grande quero ser haragán; pregunta de Simón, de cuatro años: ¿Papi, cuandó uno está enamorado se le crece el pipí?; de Ilona, tres años, a su padre: Si tuviera que pedir tres deseos, te pediría tres veces;
Reacción de Valentina, prediabética, ante la muerte de su amiguita Lesly : Abu: En el cielo vive mi amiga Elena y allí hay muchas camas de chocolate, pero son de chocolate sin azúcar…
Miguel, de dos años y medio, le dice a su profesora: Mira a Mauricio molestando a unos niños. La profesora le aclara que él no es Mauricio sino Andrés, su hermano gemelo, que es de otro curso. Miguel mira a uno y al otro y dice: Entonces son dos Mauricios. (Del libro “Palabra de niños”).,
Galimatías de Leonor: “Mi nieta Leonor, de cinco años, es hija de Angélica, mi hija mayor de mi primer matrimonio con Marina, cuyo actual compañero se llama Rodolfo. Leonor le preguntó a su mamá por qué si la abuela Marina tenía por esposo a Rodolfo y yo por esposa a Cristina, ella era hija nuestra. Y que por qué no le podía decir abuela a Cristina, pero a mí sí me puede decir abuelo”.
La Corporación Otraparte lamenta la muerte de Pilar (1926•2023), la única hija del maestro Fernando González y Margarita Restrepo y la tercera de cinco hermanos. En palabras de su padre, en su niñez «era la bulla de la casa, la que tenía “paradas” mejores y la que me plantaba: era la única que no me tenía miedo durante mis iras y la única que no seguía la regla de no contradecirme»…
Alguna vez pasamos con nuestra hijita por un centro comercial donde exhibían pieles de vaca para la venta. De una, July dijo: Papi, mira los vestidos de las vacas.
Laura y Manu están jugando con sus patinetas en la manguita. Laura se ensució el pantalón. Antes de que yo le llamara la atención, me notificó: Mami, tengo que disfrutar la niñez.
A Andrés, de siete años, le regalaron un radio pequeño, pero cuando lo encendieron no funcionó. Esta fue su explicación: Como mi mamá todo lo deja tirado, quién sabe cuando vino del almacén dónde lo dejó y se le perdieron las emisoras.
Cuando Santiago tenía tres años preguntaba si había mar para niños. Andrea preguntaba a qué horas abren el mar. Una tocaya suya, cercana a mis entretelas, se decepciono porque creyó que el mar era hacia arriba, como los edificios. Reacción de Cata al ver por primera vez el mar: Mamá, se cayó el cielo.