Punto crítico

El presidente de Colombia Gustavo Petro, el presidente de Cuba Miguel Díaz-Canell y el comandante del ELN Antonio García, con motivo de los diálogos para buscar el acuerdo de paz con esa organización guerrillera. Foto Cuba-Net

Por Carlos Alberto Ospina M.

¿Es creíble el planteamiento de ‘una era de paz’ sin discernimiento? No. Al mismo tiempo que carezca de razón probable y el ponente aborrezca la verdad moral, de esa manera es inviable encontrar un lugar de partida bajo el ala de la democracia. El individuo maldiciente, instigador y resentido carece de virtud para aceptar las discrepancias; más bien a toda costa busca no tomar en cuenta la controversia, lo que suena a racismo.

Una de las tácticas repetidas consiste en fingir que desconoce algo malhecho. Por consiguiente, direcciona el daño de lo descubierto en virtud de los intereses de la oligarquía y los medios de comunicación subyugados que ansía controlar y destruir a base del privilegio odioso, socarronas intimidaciones e interpuestas personas. En presencia de argumentos y delaciones irrefutables saca del sombrero el sartal de sofismas de distracción, calumnias e injurias; echando la culpa de la imputación de hipotéticos delitos ‘a la mala prensa’. No existe el juicio examinador acerca de los comportamientos propios. En vano, ‘pedir peras al olmo’. 

¿Qué credibilidad tiene la declaración mediática de “La Mencha” quien ha vivido de los grupos económicos durante tres décadas? Una muestra de la incongruencia de ciertos activistas seudointelectuales e impúdicos. Detrás del “me gusta” en redes sociales hay una cofradía de devotos sin conciencia tranquila ni respeto por la opinión ajena. En consecuencia, con las manos lavadas y el ojo largo del censurador, implementan el concepto de una doctrina política basada en la persecución y la discriminación social.

De ningún modo, le conviene a este gobierno y a su círculo cercano, la demostración efectiva de haber obrado de mala fe, puesto que la corrupción es el pan de cada día. ¿Quiénes hicieron millonarios gastos en almohadas de plumas, vaporeras y televisores de 85 pulgadas; entregaron fajos de billetes a Petro y a su hijo; exigieron la práctica del polígrafo a la supuesta niñera y financiaron la sublevación de la llamada ‘Primera Línea’; lanzaron ‘papas bomba’ contra policías y quisieron incinerarlos vivos;  crearon las siniestras cárceles del pueblo, asesinaron, lanzaron cadáveres a la vía pública, violaron a niñas reclutadas y luego, desaparecieron los cuerpos? Quizá, el pretérito indulto conmutó la pena, pero no borró los antecedentes crueles ni la esencia intransigente de un sujeto opuesto a los derechos humanos y al valor superior que representa la libertad de pensamiento. Por mucho que se pretenda encubrir, la facilidad de palabra no enmienda el camino ni repara a las víctimas.

Aquel que oculta bastante, siente temor sobre las reflexiones de los compañeros, desprotege a la sociedad civil, reduce a cenizas el sistema productivo de la nación, adoctrina a los jóvenes al interior de las escuelas, impulsa el proselitismo armado, empobrece a la población, amenaza con remover a los colaboradores que no promuevan la comedia de enredos, bajo cuerda permite ‘estados independientes’ o posee rabo de paja; siempre procederá con segunda intención. 

De sentido común, se puede aseverar que hará lo posible por constreñir la libertad de expresión, estigmatizará a los periodistas independientes, cuestionará a los columnistas, ideará apócrifos vínculos golpistas, simulará dramas familiares a partir de confirmados vínculos con delincuentes, demolerá las bases de la Constitución y perfilará a todo aquel que no sea caja de resonancia de sus atrocidades antidemocráticas.

Solo aquel que teme a la fiscalización política, a la opinión pública ilustrada, a la información veraz, a la amplia divulgación de los hechos y al derecho fundamental a manifestar las ideas, da patadas de ahogado delante de la prensa. Por lo demás, la gente no traga entero.

¿Cuál es el miedo a la denuncia pública? Pues, quedar en firme la condescendencia con los bandidos y las gabelas contempladas al momento de firmar el cese bilateral del fuego, a cambio de nada. Por el contrario, los narcoterroristas continuarán cobrando vacunas, gramajes, ‘impuestos de guerra’ y otras amenazantes acciones. De cualquier forma, la población civil seguirá en vilo a causa del reclutamiento de menores de edad, el secuestro, la extorsión y el desplazamiento forzado. 

Sin lugar a dudas, el alto comisionado para la paz, Iván Danilo Rueda Rodríguez, y el canciller, Álvaro Leyva Durán, son de la misma especie del Eln y las disidencias Farc, respectivamente. Un secreto a voces que sirve para comprobar que los diálogos de la tal ‘paz total’ responden a la cooperación entre pares y amigos con afinidades ideológicas. Por eso, el comandante en jefe, responsable político y militar del Eln, Eliécer Chamorro Acosta, alias «Antonio García», se atrevió a exigir que es necesario refundar la patria. ¡Ahí será Troya! Petro no podrá atenuar ese punto crítico ni acallar a los medios, aunque redunde en el imaginario ‘golpe blanco’ y descalifique a los periodistas que no le soban el lomo.

Enfoque crítico – pie de página. La muerte en extrañas circunstancias del coronel la Policía Óscar Dávila Torres, jefe de la sala de anticipación y uno de los investigados por el uso del polígrafo y las chuzadas a Marelbys Meza, niñera de la exjefa de gabinete presidencial, Laura Sarabia; abre el abanico de suposiciones, teniendo en cuenta que el pasado 2 de junio este oficial envió una carta a la fiscalía en la cual exteriorizaba su disposición para revelar todo lo que sabía. Ahora corresponde resolver las distintas dudas.

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