Cecilia Orozco Tascón
En las primeras 24 horas de esta semana, Petro polemizó desde su cuenta de Twitter, con el Consejo de Estado, según se entendió en principio su trino, con Iván Duque, con la alcaldesa Claudia López, con una congresista supremacista y con periodistas comunes de un sector de la prensa: medio poder nacional representado en ese grupo diverso al que, con sus respuestas de momento, el mandatario “eleva” a su categoría de presidente de la República. Ellos y muchos, entre los usuarios de las redes, parecen producirle tanta inquietud a Petro, que se siente compelido a abandonar sus tareas de líder para contestarles. ¿Eso es bueno o es malo para él, su popularidad y, ante todo, para la gobernabilidad en su cuatrienio? Fuera de que está por probarse la eficacia de su estrategia digital para controlar el presunto daño que sus contradictores querrían infligirle, el jefe de Estado se equivoca cuando pone a su nivel y echa en el mismo saco de sus disputas instantáneas a un órgano autónomo de la rama judicial, a un expresidente desocupado que todavía trata de encontrar su verdadera identidad, a una alcaldesa en el fin de su periodo, a una segregacionista-terrorista en trance de abrirse camino electoral para 2026 y a unos comunicadores cuya medida de éxito autoimpuesto o impuesto por sus jefes es que él los controvierta.
No todos los sujetos anteriores merecen el honor. Otros sí, pero sin los enredos provocados por sus mensajes emotivos. En el más riesgoso de sus enfrentamientos de un solo día, Petro produjo un cataclismo con unas crípticas frases que daban la impresión de que aludía, criticándolo, el fallo del Consejo de Estado en que se anulaba la elección del exsenador Roy Barreras y, tal vez, a su temor por el trámite de otras demandas que cursan en esa corporación en contra de parlamentarios de su partido: “A propósito ¿se han dado cuenta que le están quitando los votos de los congresistas del Pacto Histórico, suspendiéndolos con órdenes administrativas?” El presidente añadió otras palabras de doble sentido: “…están cambiando de facto la representación política en el Congreso que el pueblo eligió. Le quitaron al Pacto la presidencia del Congreso y ahora sus votos. Es el golpe blando”.
A pesar de que el presidente no mencionó al tribunal contencioso, sí dio pie para que se levantara una polvareda similar a la de hace unas semanas cuando la Corte Suprema lo llamó a respetar la separación de poderes. La senadora derechista Paloma Valencia aprovechó la ocasión y publicó, enseguida, su propio trino en el que fue más allá de lo que escribió Petro: “es muy grave que el presidente diga que el Consejo de Estado está dándole un golpe blando”. Ciertamente, Valencia interpretó al mandatario sin rigor.
Sin embargo, él fue tan confuso o, mejor, tan sugerente que el propio tribunal se apresuró a terciar en la controversia mediante un comunicado que publicó en su página webcontestando lo que creía que era en su contra: “[llamamos] a todos los detentadores del poder público a evitar comentarios que socaven la independencia judicial”. A mediodía, la “confrontación” entre las ramas públicas era la noticia principal. El Tiempo, por ejemplo, tituló a las 11:55 a.m.: “Ataque a las Cortes: Petro dice que hay ‘golpe blando’ por fallos del Consejo de Estado”. Antes de terminar la acalorada jornada, el mandatario contradijo a un portal periodístico que se había ocupado del tema, como si fuera el culpable del embrollo: “Dejen de mentir. Yo no he señalado al Consejo de Estado en impedir la continuación de la presidencia del Congreso en manos del Pacto Histórico (…) ¿Acaso el Consejo de Estado determina las mesas del Congreso? (…) La presidencia del Congreso la determina la plenaria del senado y de sus mayorías, antes correspondía al Pacto Histórico, ¿hoy a quién?”. En la noche del mismo día y por casualidad o por vergüenza, el acceso a la página del tribunal en donde estaba el comunicado de rechazo a las frases del presidente, que este no había pronunciado en estricto sentido, era inexistente. Un aviso informaba que “www.consejodeestado.gov.co cerró la conexión de forma inesperada”. Petro, además, tuvo tiempo y ánimo para debatir con Duque por sus afirmaciones en una entrevista; con Claudia López por sus declaraciones; con la política discriminadora y con unas personas de la prensa. El presidente ha contestado a quien le aconseja que deje de trinar que no va a abandonar la comunicación directa que tiene con siete millones de seguidores, sus votantes. Un poco de reflexión y mesura haría que pudiera gobernar para 52 millones de colombianos.