Los Danieles. El asesino y el magistrado

Daniel Coronell

Daniel Coronell

Un asesino que ha permanecido impune durante 29 años podría quedar libre por prescripción, por cuenta de un magistrado que ya le rebajó la condena. Esta es la triste historia de una jovencita de 18 años violada y asesinada por un hombre que después de matarla escapó. El padre de la víctima, un arquitecto y antiguo oficial naval, se convirtió en detective y dedicó su vida a buscar al feminicida. Increíblemente pudo encontrarlo, 26 años después del crimen, viviendo en Brasil. Pidió a las autoridades su detención y extradición que está próxima a cumplirse. 


Sin embargo, todo podría quedar en nada: por reparto el caso le cayó a un magistrado cuestionado por varios actos de corrupción, que le “redosificó” la pena al asesino y ahora nuevamente –por reparto– le corresponde a ese magistrado evaluar si el delito ya prescribió. 
Desde 1994 los años nuevos son tristes para Martín Mestre.  A la una de la mañana del primero de enero de ese año llegó a su casa, en Barranquilla, un amigo de su hija Nancy Mariana. Los dos le pidieron permiso para salir a celebrar y él les dijo que volvieran antes de las tres de la mañana. Como a las seis no llegaban, el padre se alarmó y salió a buscarlos.


Fue a la discoteca de moda y no vio la camioneta de Jaime Saade, como se llamaba el hombre que había invitado a su hija. Pasó entonces por la casa de Saade y encontró a la mamá limpiando el piso. Se alarmó cuando vio sangre. Le dijeron que Nancy Mariana había tratado de suicidarse y que Jaime la había llevado a la Clínica del Caribe.


La adolescente murió el 9 de enero. Los exámenes forenses determinaron que había sido violada. En su cuerpo encontraron cocaína, escopolamina y conavirol. Tenía un disparo de bala en la sien derecha pero la prueba del guantelete determinó que en su mano derecha no había rastros de pólvora. En cambio sí los hallaron en su mano izquierda, pero en el dorso. Era el tatuaje típico de quien atraviesa la mano para protegerse de un disparo. Por lo demás, es físicamente improbable que una persona diestra –como era Nancy Mariana– usara la mano izquierda para dispararse en la sien derecha.


El arma fue hallada en el cuarto de Jaime Saade. En cambio a él no lo encontraron nunca. Fue condenado en ausencia por las numerosas pruebas que pesaban en su contra. Pasaron los meses, los años y las décadas; y nada se volvió a saber del asesino. Sin embargo, el papá de Nancy Mariana siguió buscándolo, con dolor y paciencia, por todo el mundo. Empezó en 1994 y vino a encontrar la primera pista clara en 2020.
Por las redes sociales se percató de que en Belo Horizonte, Brasil, se había establecido y ejercía como médico uno de los hermanos de Saade. Lo más importante es que un hombre que coincidía con la descripción del fugitivo estaba en la misma ciudad. Se había casado, tenía dos hijos, vivía con holgura económica y trabajaba en una clínica de la que el hermano de Saade era accionista. Se hacía llamar Henrique Dos Santos Abdala pero Mestre reconoció en su cara la del hombre que 26 años antes había visto salir con su hija. 
Conmovidos por las súplicas del padre, agentes de Interpol se infiltraron en el centro médico haciéndose pasar por pacientes y enfermeros. Así lograron quedarse con un vaso que había usado Henrique Dos Santos. Las huellas coincidían con las de la ficha decadactilar suministrada por las autoridades colombianas.
Fue detenido y nueve meses después puesto en libertad por términos. Las autoridades de Brasil sólo tenían en su contra el delito de falsificación de documentos que es excarcelable. Mientras tanto, a través de un apoderado, Saade pidió la redosificación de la pena y la prescripción de la acción penal. El caso le correspondió –por reparto– al magistrado del Tribunal Superior de Barranquilla Jorge Eliécer Mola Capera. El magistrado Mola está imputado por prevaricato y enriquecimiento ilícito por fallar tutelas tramposas y por no poder explicar un millonario incremento en su patrimonio. 


Mola le redosificó la condena a Saade reduciéndola de 27 a 24 años. La rebaja de tres años lo acerca a la libertad por vencimiento de la acción penal. El magistrado inicialmente le negó la prescripción diciendo que habían transcurrido 23 años y medio desde la sentencia y que, al ser capturado, los términos se suspendían y debía cumplir la pena de 24 años en Colombia. 


Sin embargo, la defensa argumenta como un hecho nuevo que Brasil haya liberado a Saade por lo cual –de acuerdo con su interpretación– se debe reanudar el conteo y, como ya han pasado dos años más, prescribió la pena y el asesino debe quedar libre.


El curioso azar barranquillero volvió a poner el caso –por reparto– en manos del magistrado Jorge Eliécer Mola Capera. El abogado del padre de Nancy Mariana, le pidió al magistrado declararse impedido porque lo tiene demandado en otro caso. La tarde de este viernes Mola, muy orondo, emitió un auto informando que no se declarará impedido y que seguirá con el caso.
 

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