Por Hernán Alejandro Olano García.
En 1958, se rodó en Zipaquirá una película bajo el título “El milagro de la sal”, que fue protagonizada por el maestro David Manzur, junto a Julio E. Sánchez Vanegas, Teresa Quintero, Bernardo Romero Lozano, Hugo Pérez, Alberto González, Betty Valderrama, Eduardo Olaya y Enrique Jordán.
En la cinta, se cuentan las difíciles condiciones del trabajo al interior de la mina de sal y, con una trama de intrigas entre patronos y mineros, muerte y violencia, germina el romance. Es un drama social que se desarrolla en 1932, cuando un periodista del diario “El Imparcial”, teniendo que escribir una crónica semanal, recuerda una tragedia ocurrida en los socavones de Zipaquirá en ese año.
El escenógrafo cinematográfico Luis Moya, fue el director de la cinta. Había nacido el 25 de mayo de 1907 y falleció en Bogotá en 1966, ciudad en la que contrajo matrimonio con Elvira y nacieron dos de sus hijos: Rodrigo y Colombia. Precisamente, Elvira de Moya, trabajó en el script de la película.
Del matrimonio entre Luis y Elvira, en 1935, nació Colombia, quien falleció en 2022, en su casa de la colonia condesa de Ciudad de México la artista Colombia Moya. Ella se destacó como actriz, guionista, maestra de danza, coreógrafa y fundadora en 1983 de la Compañía de Danza Folclórica Universitaria, luego de haber fundado en 1979 el Departamento de Danza de la Universidad Nacional Autónoma de México – UNAM. Igualmente participó en la fundación de la Escuela Nacional de Danza Moderna de Cuba.
Luis Moya se abrió paso como decorador, tramoyista y escenógrafo y, por esa razón, trabajó en Colombia realizando la escenografía de Canaima/El dios del mal, dirigida por Juan Bustillo; Tú eres mi luz, de Alejandro Galindo; Trotacalles de Matilde Landeta, estas tres de 1945; Marco Antonio y Cleopatra de Roberto Gavaldón, en 1946, siendo nominado don Luis al Premio Ariel en 1947 en la categoría de mejor escenografía; El gran calavera de 1949, dirigida por Luis Buñuel; Me perderé contigo de Zacarías Gómez, en 1953 y, “El Milagro de la sal”, su ópera prima y única, de 1958, donde fue escenógrafo, guionista y director, bajo el sello de Cinematográfica Colombiana, con la asistencia de dirección de Fernando Casaña; la producción de Enrique Malumbres y Antonio Ordóñez Ceballos; la dirección fotográfica de Felipe Frías; la cámara de Octaviano Correa y Alfredo Corchuelo; el sonido de Luis Fernández; el montaje de Yesid Guerrero; la narración de Enrique Pontón y, la música de Luis Antonio Escobar, Francisco Cristancho y Gerhard Rothstein, que dirigía la “Sinfonieta de Cinematográfica Colombiana”.
Trabajaron también Andrés Acosta, Giusseppe Demari, Eloy Manga, los vestidos de “Sedalana”; Víctor Plata, Miguel I. Vanegas, Luis Eduardo Cuesta y otros cuyos nombres ya son ilegibles en el acetato fílmico.
Lo curioso de la obra, es que no tuvo éxito en la taquilla colombiana, pero, en 1958, en sus 35 mm y en blanco y negro, se estrenó en el famoso Festival de Cine de San Sebastián, España, donde fue reconocida como uno de los grandes melodramas del cine colombiano.
En entrevista realizada en 2022 al maestro David Manzur, protagonista de la película, publicada en El Nuevo Siglo, recuerda varias anécdotas:
“En esa época el cine no contaba con los avances técnicos de hoy en día. El director Luis Moya y el productor decidieron hacer una obra medio misteriosa, por lo que nos adentramos en una finca para poder grabar la historia. Tengo una anécdota muy simpática, por ejemplo, había unas viejitas que el director logró reunir para hacer la grabación de una gran marcha en reclamo por sus hijos que habían desaparecido en la mina. Una de ellas se me acercó y me dijo: ‘no traje la plata para el retrato, ella creía que le iban a hacer un retrato. Entonces, cuando había que disparar para que salieran corriendo y hacer la escena, ellas salieron corriendo en la dirección contraria creyendo que era un accidente o que había un tiroteo, eso se volvió un disparate y no hubo manera de convencerlas de que volvieran”, recuerda el maestro Manzur.
“Hubo muchos imprevistos –prosiguió el artista plástico–. Uno de los trabajadores metió un pie en una de las ollas de sal hirviendo, también nos tocó quedarnos un día entero dentro de la mina y no sabíamos que no se podía salir a la luz porque era muy dañino para la vista, salimos a las 4:00 de la tarde y los rayos del sol casi me dejan ciego. En esos años había una forma muy artesanal de hacer películas, yo tenía 29 años. Me llena de orgullo saber que las nuevas generaciones podrán conocer esa historia”.
Al inicio de la cinta, se agradece al Banco de la República y a la Administración de Salinas. La película se puede visibilizar en: https://www.google.com/search?q=pel%C3%ADcula+el+milagro+de+la+sal&rlz=1C1CHBD_esCO1012CO1012&oq=pel%C3%ADcula+el+milagro+de+la+sal&aqs=chrome..69i57j0i22i30.7531j0j15&sourceid=chrome&ie=UTF-8#fpstate=ive&vld=cid:9334187b,vid:3bS0jkndgnw y dura una hora y 15 minutos.