Me emocionan los carros

El carro de Karate Kid

Mauricio Salgado Castilla @salgadomg

Hay una gran variedad de gustos en la vida, muchos de ellos asociados con la comida, en especial aquella que hace recordar las comidas de la niñez, la música que no tiene edad, se escucha una canción y la mente vuela en microsegundos a recuerdos de amigos, amores, risas y emociones.

Ahora somos menos los que nos emocionamos cuando un auto guardado y que hemos conservado por años, logramos que prenda, el ronroneo de un viejo motor que vuelve a sonar se recuerda como la canción de un viejo amor. 

La vida ha cambiado de muchas maneras, los autos para muchos son una molestia, una necesidad para poder desplazarse solamente, por eso no quieren poseer uno.

Tengo que aceptar que los carros generan en mí toda clase de emociones en segundos, me encantan cuando funcionan bien, pero una gota de aceite en el piso puede cambiar mi día, desde pequeño tengo fascinación por los carros, en gran parte por mi papá que me enseñó cómo funcionaban en largos viajes en un Chrysler 1948, un carro lleno de magia, que podía detenerse en los semáforos sin necesidad de usar el clutch, pero para hacer algunos cambios o retroceder si era necesario, era un sistema anterior a las cajas automáticas.  

Fueron muchos los domingos en que lave carros y luego encerarlos para proteger la pintura, eso reemplaza ampliamente ir a un gimnasio, como lo demostró la película Karate Kid de 1984, todo el cansancio cambiaba cuando podía usar el carro e ir a recoger a la novia, era diferente si el carro estaba limpio y más si uno mismo lo había hecho. 

Mauricio Salgado Castilla

Atesoro más de 200 pequeños carros, incluyendo con los que jugaba desde los 7 años, rayados y un poco deteriorados, pero cada vez que los veo sonrío.

Ahora los carros son muy sofisticados y eficientes, se discute si desaparecerán por razones ambientales y para muchos así será.

Parte de la magia de los carros ha desaparecido al dejar en manos de una serie de computadores el manejo y el parqueo, ya pocos se preocupan por saber cómo funcionan, lo que he encontrado con los años es que cuando se entienden las cosas es más fácil gozarlas, saber porque un motor de 2 litros cómo el que tenía el Renault 18 GTX de 1986 producía 100 caballos de fuerza, y ahora un BMW 320 con el mismo tamaño de motor produce 184 caballos de fuerza, cambia todo.

De las pocas cosas que puede hacer el dueño de un carro sin importar el año o el tipo es decidir cómo proteger la pintura, para que se vea cómo nuevo siempre y sentir la misma satisfacción como cuando uno mismo lo lavaba.

Hay decenas de productos que alegan que protegen la pintura, pero eso mismo hace que sea muy difícil escoger el adecuado, los “lavaderos” normales no necesariamente usan los productos que ayuden mantener las condiciones de la pintura, esto exigen que tengan protección en contra de los mortíferos rayos ultravioleta, los responsables de las piel quemada y más allá el cáncer de piel, es igualmente mortífera para la pintura de los carros, es lo que produce el desgaste y la contaminación de todo tipo, el agua de lluvia ya no es limpia, en muchas ocasiones es lluvia ácida. 

No importa si es un carro pequeño con muchos años o el último grito de la moda de las fábricas alemanas, si el vehículo está sucio y con la pintura desgastada, él que maneja y los que lo “ven”, lo miran diferente, si se ve impecable, insisto no importa si es un carro viejo, un taxi, moto, camión, Uber, si se ve reluciente, el trato es diferente.

“Los humanos somos 100 por ciento emocionales siempre, solo a veces somos racionales”, esto también se ve en la relación con los autos, o se puede decir que se magnifica con los vehículos.  

Con la teoría de que se aprecia más lo que se conoce más, en los próximos artículos contaré mis descubrimientos de cómo cuidar un vehículo, para que ya sea que tengamos uno o simplemente lo usemos, así se podrá gozar así estemos en medio de un “trancón”.  

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