Las imágenes divulgadas a través de las redes sociales, los testimonios dados en distintos programas de radio, las notas realizadas en noticieros de televisión y el voz a voz, coincidieron: millares de personas en el mundo asistieron a los diversos oficios religiosos de esta Semana Santa.
En Roma, la Plaza del Vaticano estuvo con lleno total desde el Domingo de Ramos. El Papa Francisco salió del hospital Gemelli a recibir a cientos de muchachos que lo vitorearon por las calles y acudieron a su llamado.
“Frente a más de 60.000 fieles y peregrinos congregados en la Ciudad Eterna, según las cifras de la Gendarmería vaticana, el Santo Padre puntualizó que la frase de Jesús nos lleva al corazón de la pasión de Cristo, al punto culminante de los sufrimientos que padeció para salvarnos”, informó así Vatican News ese Domingo de Ramos.
Pero también en España –en sus diversas ciudades—el fervor llenó las vías y se mostró el acompañamiento de millones de personas en las procesiones tradicionales con cánticos y con profunda devoción.
Los reportes llegaron también de México, Brasil, Centroamérica. Incluso, a pesar de la prohibición por parte de Daniel Ortega de las manifestaciones en las calles del fervor cientos de personas desafiaron al mandato y atiborraron las iglesias y sus patios interiores enfrentando con sus oraciones al odio y al terror impuesto.
En Colombia los feligreses participaron activamente en las ceremonias. Los oficios del Jueves, Viernes y Sábado Santo debieron duplicarse y hacer “extras” por el gentío que acudió.
En algunas parroquias optaron por adelantar la Misa de Enfermos para el martes para dar cabida a decenas de adultos mayores o de personas en delicado estado de salud.
El Viacrucis en Roma—al cual no pudo asistir el Papa Francisco—fue seguido por más de 20 mil personas en forma directa, pero a través de los medios de comunicación por millones de católicos en el mundo entero.
La Iglesia, en esta oportunidad estuvo también presente en cárceles, hospitales y en los barrios de periferia.
El arzobispo de Bogotá visitó a los habitantes de calle para darles su mensaje y compartir un alimento.
Por su parte, cientos de laicos apoyaron a la Iglesia con sus donaciones, cargando los pasos del Viacrucis, adornando los diversos altares de los Monumentos y sirviendo en diversos oficios.
Para el sacerdote Ómar Benítez el motivo para que millares de personas participaran en esta Semana Santa de manera masiva, fue “el hambre de Dios.
“El comprobar que en el mundo sólo -sin trascendencia- no encontramos sentido para las cosas. Y porque en situaciones difíciles, desconcertantes, que nos hacen flaquear, sentimos la necesidad de Dios: ya eso es el “omnia in bonum”, también de esas situaciones difíciles. ¡Qué bueno comprobar una vez más que Dios siempre está ahí y siempre vence!”, puntualizó.
Por su parte el padre Ramón Zambrano, director de Cristovisión, dijo que “no hay duda que esta Semana Santa fue muy significativa para todos los fieles católicos, porque era regresar a la normalidad”.
“Después de casi dos años de pandemia, donde la experiencia religiosa se fue diluyendo, por decirlo así, esa experiencia comunitaria que estábamos acostumbrados, se fue a una experiencia en redes sociales y en medios de comunicación, que son valiosos, pero que no reemplazan la posibilidad de estar juntos”, explicó el padre Ramón Zambrano.
“Toda la solemnidad de la Semana Santa siempre será algo hermoso. Hay innumerables testimonios, datos y registros que dejan los sacerdotes y párrocos de diferentes lugares de la inmensa cantidad de fieles que han vuelto a participar en la celebración solemne del ministerio Pascual”, agregó.
“Quiero destacar precisamente esa participación activa de los fieles y creo que eso sigue siendo un buen signo, aunque somos conscientes que hay un poco de alejamiento del tema religioso de los niños y los jóvenes, pero la experiencia familiar, el camino acompañado con los padres y el deseo de acercarse a Dios, sigue vigente”.
“Yo creo Hay que abonar un poco la situación del mundo, la situación económica del país, problemas familiares, por líos de salud mental, genera esa búsqueda de Dios para encontrar un nuevo rumbo en nuestras vidas”, agregó el padre Ramón.
“Apresurémonos a crecer en un camino de confianza recíproca, entre las personas, entre los pueblos y las naciones. Apresurémonos a superar los conflictos y las divisiones, y a abrir nuestros corazones a quien más lo necesita. A recorrer senderos de paz y de fraternidad”, el Papa Francisco en su mensaje Urbi et Orbi, mientras miles de jóvenes le agradecieron su mensaje no sólo en la Plaza de San Pedro, sino en el mundo entero. (GRS-Prensa).