Por Pompilio Iriarte
A Portrait of the Artist as a Young Man
Cumplido el viaje, el cuento mal contado
en palabras ajenas, en las frases
de cuaderno y tablero, en tantas clases
que los niños habremos olvidado
tan pronto como suene la campana;
cumplida la rutina de este martes:
lenguaje, matemáticas, las artes
de la decoración en porcelana
en la China del siglo diecinueve,
siento que nada fluye ni me mueve
al laberinto, excepto alguna gota
del sudor que erosiona mi mejilla;
siento la sal del mar, ¡qué maravilla!
en mi lengua de ahogado que se agota.