Mauricio Salgado Castilla @salgadomg
El pequeño Johannes volteo rápidamente la cabeza esperando atrapar una hoja entre los miles que caían, que no obedecieran esa orden mágica secreta de caer, con 5 años ya le habían explicado que todas las cosas seguían una fuerza invisible, que luego entendió que era la gravedad, ¿pero ¿cómo hacen las cosas para obedecer las órdenes que ni siquiera escuchan?
Son muchos los científicos, que no han quedado satisfechos con las explicaciones que les han dicho sobre cómo funciona el mundo, definitivamente, la química y la física que cada uno aprecia, no necesariamente funciona en todas las circunstancias.
Recientemente BMW presentó su automóvil más grande, el de la serie 7, donde la pintura puede cambiar de color y ya se está trabajando en pinturas que al recibir el sol se “limpiaran”.
Esto rompe con las leyes tradicionales de la física de Newton (ley de la gravedad 1687) y la química tradicional que se han enseñado en la mayoría de los colegios y universidades, esto es posible por la forma de cuestionar, de pensar de personas como Michael Faraday, Albert Einstein, Max Planck o Richard Feynman que dieron las bases para entender lo que sucede en el mundo, no podemos percibir o tocar con los sentidos que tenemos, pero con el cerebro humano se puede intuir y hasta formular, ahora gracias a la tecnología ver y manipular como en el mundo de la nano escala, donde la física y la química tradicional ya no funcionan, facilitando crear más allá de lo posible, pinturas que se limpian solas o tumores que desaparecen sin operaciones.
Entonces, el tamaño sí importa, si se está trabajando con partículas de átomos, es muy diferente a si se trabaja con toda una molécula, lo interesante es que esto fue lo que anticipó el físico sueco Johannes Rydberg en 1897, ¡si está bien escrito!, antes del siglo XX y el año anterior Carl Benz había patentado el primer vehículo con motor de gasolina.
¿Cómo esas personas lograron tener esos pensamientos y esos desarrollos tecnológicos? sin tener internet, computadores o celulares con WhatsApp para hablar con otros y compartir conocimientos. ¿Será que ellos no se limitaron a pensar que otros ya habían dicho todo? o que era responsabilidad de otros hacer las cosas.
¿Qué se tiene que saber para poder descubrir algo nuevo?
Tratando de comprender esto, hablemos de cómo se forman las moléculas de acuerdo a lo que nos han enseñado en el colegio, por ejemplo, el agua y la sal de mesa.
Empecemos con el agua, imagine el átomo como un núcleo donde están los protones, en el caso del oxígeno 8 y alrededor hay como una nube, donde hay igual número de electrones; para el hidrógeno, el elemento más pequeño, solo tiene un protón por lo tanto en su nube habrá solo un electrón dando vueltas, la formación del agua acontece cuando se encuentran los dos elementos, combinando las nubes donde están los electrones, formando con dos hidrógenos por cada oxígeno una molécula de agua. Irving Langmuir en 1919 lo llamó enlace covalente.
La sal de mesa se crea de forma diferente, es una combinación de sodio, que está cargado positivamente naturalmente, por eso se escribe Na+ cómo si fuera el lado positivo de un imán, por el otro lado está el cloro que está cargado negativamente Cl-, porque en su núcleo tiene 17 protones y en la nube alrededor 18 electrones, luego al acercarse al sodio toma el electrón adicional quedándose conectado formando la sal de mesa.
Este tipo de enlace es mucho más fuerte que el covalente, lo describió el alemán Walther Kossel en 1916.
Esto es lo que los profesores de química por los últimos 100 años han enseñado en los colegios y la mayoría de las universidades, hasta ahí nos quedamos.
Países como Costa Rica y Españas desde hace más de 20 años trabajan en el desarrollo de nanotecnologías con aplicaciones prácticas en todos los campos de la vida, abriendo grandes oportunidades de desarrollo, estudios y negocios.
Este artículo tiene como intención abrir una reflexión y despertar el interés de aprender, investigar y desarrollar soluciones con grandes posibilidades, el activo más importante es la actitud, luego el conocimiento, que ahora más que nunca se puede adquirir a costos muy razonables.
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