Por Diego García MD.
¿Cuántas tareas hemos logrado de las que nos propusimos a final de año?
Cuando un año se acaba, para muchos es como una recarga de energía, visitamos a la familia, nos encontramos con amigos, compartimos momentos increíbles, vamos a reuniones, celebramos y comemos por montones, pero también existe algo más, lo que hacemos para unos con fe, otros con ganas, ilusión y por qué no, con mucho positivismo, es pensar en que el próximo año nos va a ir mejor.
Se acaba el año y es como una especie de borrón y cuenta nueva, cerramos un ciclo, damos por terminado casi todo, es el nuevo año el que nos trae esperanza, decimos “este año si hago esto o lo otro”. Son las doce de la noche y nos inunda una energía tan fuerte que pensamos que todo va a estar bien; sin embargo, el paso inexorable del tiempo empieza su marcha, los minutos se convierten en horas, las horas en días, y el tiempo parece que vuela, no nos alcanza, vemos como se acaba el primer mes del año y para muchos la energía que se experimentó, se está agotando, otros posponen los compromisos, lo que estaba planeado para hacerse o iniciar el primero de enero, queda relegado para el primero de febrero, esperando que no se aplace para el primero de marzo o en el peor de los casos para el primero de enero del próximo año.
Es el momento perfecto para preguntarnos ¿Cuántas tareas hemos logrado de las que nos propusimos a final de año? No se trata de culparnos o sentir pena con nosotros, pero sí es un llamado de atención a lo que estamos haciendo, por que nos convertimos en víctimas de la vida y solo sabemos dar excusas, decimos con gran convicción: “es que no tengo tiempo, no tengo dinero, la situación está difícil, es que es el país está mal, son los políticos…”. Para resumir es todo el mundo el culpable. En su discurso de investidura el presidente de los EE.UU John F. Kennedy dijo “ No pienses que puede hacer tu país por ti. Piensa que puedes hacer tú por tu país” eso fue hace más de 60 años, el 20 de enero de 1961, hoy estamos en el año 2023 y te invito a reflexionar lo siguiente: “ ¿Qué haces realmente por ti, qué haces por tus sueños? ¿En qué gastas tu tiempo? ¿En qué inviertes tu dinero? Tenemos muchas opciones, pero podemos escoger entre estas dos: vivimos una vida quejándonos o vivimos una vida haciendo todo lo posible por hacer nuestros sueños realidad.
Para lograr que las metas o sueños se hagan realidad hay que seguir una serie de pasos, recordando que estos pasos dependen de cada uno, y soy yo quien decide el ritmo y hacia donde voy, dejo de ser víctima de mi propia vida y retomar lo que me ha pertenecido siempre: el control y rumbo de ella.
