Por Oscar Domínguez Giraldo
Cumplir 80 años el 2 de diciembre no es hazaña de todos los días. Lo logran algunos como el periodista Yamid Amat, director de CM&. Qué sea un pretexto para felicitarlo y retomar la entrevista virtual (actualizada, claro) que le hice alguna vez
– ¿De donde se copió lo de las entrevistas virtuales?
– Soy un creador, no una fotocopiadora. Arranqué como control en Radio Boyacá, en Tunja. Cuando Gustavo Nieto Roa me dio la alternativa me inventé los programas radiales para noctámbulos. Se llamaba El Club de los Murciélagos y se emitía de 10 PM a 1AM justo “cuando el músculo duerme, la ambición descansa”. Por primera vez los oyentes hacían llamadas telefónicas a la radio. Al Club lo llevé luego a Radio Juventud, en Bogotá, con el gordo Jaime Villamil León, de quien aprendí el abecé de la reportería. No nos dejaba oír la competencia radial pero ¡ay! de quien se dejara chiviar. En Juventud nació mi chivolatría. Me inventé el periodismo de farándula en El Espacio donde escribía con el alias de Juan Lumumba. Cierta oposición que se atreve a decir su nombre me dice también Turco. En tiempos de los fenicios (¿o serían los romanos?), al pueblo le daban pan y circo. Ahora mi receta es SSFT: sangre, sudor fútbol, mi debilidad y tetas. Descubrí que la gente se levanta a trabajar y entonces colonicé la franja de radio de la mañana, idea que mejoré de Los Colectivos que escuché en Buenos Aires. Ahora, todo el mundo tiene sus 6 am- 9am. Con Radionet inventé las noticias de radio todo el día. Lástima que la idea no pelechó. Desde siempre, Tunja y Bogotá que se han disputado el honor de ser mi cuna, tuvieron su Ted Turner cundiboyacense. Fui jefe de redacción de TV Sucesos RCN, del maestro de Itagüí, Alberto Acosta, donde nos lucimos con gente como Nacho Ramírez (que del paraíso goce), el pastor Darío Silva, Piedrahita Pacheco, Hugo Muncker, Fabio Becerra, Jaime Sanín, Mario Franco, Fabio Rincón, el chiquito César Fernández, Amparito Pérez, Virginia Vallejo quien resultó amiga de Pablo Escobar a espaldas nuestras. Usted, Trapito Domínguez, estorbaba en el noticiero de la medianoche y se nos pegaba a la hora de tomar proletario brandy Domeq mientras paríamos el noticiero de la siete con el gordo Arturo Posada un as para pegar las películas con babas, perdón, con cinta. Ahora, al frente del noticiero CM& hago el periodismo que solo yo sé hacer. Impuse las noticias libretiadas, actuadas, recitadas, por bellas que le quitan el sueño a los televidentes. Ya todos están con el cuento de 1, 2 y 3 o sus variantes. Qué pena, soy un Rey Midas de los medios: todo lo que se me ocurre lo vuelvo sintonía. Y que venga la copialina. Ojalá no olvidaran el crédito.
– ¿Considera válido el recurso de la entrevista virtual como esta que le estoy haciendo?
– Prefiero hablar de puro periodismo. Es mi dios y mi ley. Para preguntar soy un fenómeno. Con esta habilidad soy el Cassius Clay del periodismo colombiano. No tengo rival. Véanme en CM& y léanme los domingos en El Tiempo. (Recopilé mis entrevistas en mi primer libro que titulé ¡Cuidado con lo que dice! A ver si lo leen pa que aprendan. No les voy a durar toda la vida). Algún pupilo me comparó con Oriana Fallaci, en el arte de preguntar, aclaro, y sin los libros que ella se leyó. Todavía me critican porque confundí a María Kodama con la esposa de Jorge Luis Pinto, exentrenador de mi Santafecito lindo. Tampoco me perdonan que le haya conseguido mar a Bolivia por la vía del maremoto. Y hay quienes me dicen tacaño, por favor, viejo…
– ¿Trata bien a su tropa?
– Me dicen Alka-seltzer dizque porque me subo y me bajo rápido. Olvido pronto. Me enojo y tiembla la redacción. Tengo el defecto de que regaño en público y pido perdón en privado. Lo que pasa es soy adrenalina pura, el estrés es mi aliado, mi capital. Me desestreso con las chivas, los caballos, el black jack, las muchachas. Pero una enojada mía se puede poner en la hoja de vida. Mejoro currículos a punta de gritos y de madrazos. Con razón el Círculo de Periodistas de Bogotá, aunque demorado, reculó y me adjudicó también el premio a mi vida y obra que hace años me adjudicaron los del premio “Simón Bolívar”. Todos los premios me buscan. Soy grande.
– ¿Cuánto le debe en su carrera política al expresidente López de quien usted fue su Pájaro Hoyos…?
– Mérmele, maestro. Darío es Darío y Yamid soy yo. Por lo demás, pregúntele al presidente López – en el más allá- a quién le debe su presidencia. El nombre del fulano empieza por Y de yuca.
– ¿Por qué lo sacaron de Caracol TV?
– Una gitana boyacense me dijo un día que había un Ricardo Alarcón en mi futuro. No le gustaron mis entrada$, sospecho, y les tocó hacer el mandado de sacarme. Y de paso sacarse un clavo. Pero siempre caigo parado, como los gatos.
– ¿Defiende la chiva?
- Nada más orgásmico que una chiva. La chiva en periodismo es como correr 100 metros por debajo de los diez segundos. Es la sal de mi vida. Yo tengo la chiva por cárcel. No puedo vivir sin ella. Soy ninfómano de noticias. Nací para ser un periodista las 24 horas, no un ratico sí y al ratico no. Soy un animal periodístico, viejo.
- ¿Algún mal momento, Turco, perdón, don Yamid?
- Con usted, señor. Hace años lo invité a que comentara una partida del match por el mundial de ajedrez que disputaban el campeón, Spassky y el gringo Fischer. Le di dos minutos y se comió ¡ocho! Dejó peinadas, arregladas y olorosas a Chanel a las invitadas que tenía esa noche Amparito Pérez. Por favor.
- ¿Qué se trajo de la visita de directores de medios al Caguán, en la frustrada negociación con las FARC, en el gobierno de Andrés Pastrana cuando el jefe negociador era Víctor G. Ricardo, quien aparece en primer plano? (Por cierto, en la foto, detrás de Joaquín Gómez, El Guajiro, usted, seriote, luce una gorra blanca y parece un niño regañado… A la izquierda, el finado Raúl Reyes, atiende a un grupo de periodistas como Daissy Cañón y Darío Arizmendi…).
- Me traje la frustración de no haber dado la chiva: “La paz está de un cacho, viejos”.
- ¿A los 80 años ha pensado en el retiro?
- Siguiente pregunta.
- ¿Su opinión sobre esta entrevista virtual?
- Yo soy Yamid… “cambiadme la receta”.