Por Pompilio Iriarte (Ángel Marcel)
Antonio Caballero
No hay mejor homenaje a Caballero
que medir mis palabras a la hora
de lamentar su muerte. Inspiradora,
la sobria lucidez de este viajero
de timidez preclara, bien despierto,
puesto que Antonio es nombre de oponente,
puede volverse en contra del que intente
lucirse en las exequias más que el muerto.
“No es por aguar la fiesta”, me diría
con antoniana sorna e ironía,
mientras mira a otra parte, divertido.
Que no se diga más. Por este sesgo
tan liso y peligroso no me arriesgo,
pues ha llegado a ser lo que ya ha sido.