Por Gabriel Ortíz
Mientras en los Estados Unidos se conforma y se posesiona un nuevo gobierno elegido democráticamente, con pesos y contrapesos y un Congreso equilibrado, nosotros avanzamos hacia la hegemonía.
Biden llegó a la Casa Blanca con una halagüeña propuesta de unidad que haga germinar las semillas de la convivencia, para rescatar la democracia más fuerte del mundo. Un magnate trató de imponer allí una funesta dictadura de extrema derecha. El Congreso estuvo en vilo y la vida de los parlamentarios seriamente amenazada.
Los demócratas lograron frenar el apetito del poder y del desastre que quiso imponer Donald Trump. Los aguaceros de embustes, falsas noticias, engaños y patrañas, fueron su arma mortal durante 4 años. Quiso embolsarse todos los poderes, como es el férvido propósito de gobernantes de repúblicas bananeras.
El hoy huésped de “Mar a Lago”, perdió las elecciones. Ni los votos directos, ni los electorales le alcanzaron. Pero su arrogancia le impedía admitir la derrota. Armó un zafarrancho que el mundo entero repudió. Cada día denunciaba fraude, sin prueba alguna, mientras crecía estruendosamente la ventaja de Biden. Los “trompistas” norteamericanos y los colombianos, que intervinieron con los mismos argumentos tramposos que esgrimieron en nuestras últimas elecciones, lloran su derrota.
En Estados Unidos, por fortuna lograron nivelar la barca, realizando conteos y reconteos que al final permitieron, en franca lid, elegir al verdadero ganador. Un hombre que no elude la división de los poderes ni teme a los contrapesos que garantizan gobiernos dignos e incorruptos.
Lo que sucede en el Norte, nos pone a pensar en esas palabras del ex vicepresidente Pense, al que Trump quiso obligar a mentir para falsear los resultados electorales. Fue claro y categórico, al señalar que los “fundadores de la patria norteamericana, repudiaron siempre la concentración de poderes”.
En nuestro medio, el Presidente Duque, ha adoptado un tono arrogante y camorrista cuando las cosas no le salen. Así se comportó, cuando posesionaba la nueva Procuradora, al referirse al ex Fernando Carrillo, por haber tenido el valor de criticar la tardanza de nuestro país en la compra de las vacunas. Lo acusó de “buscar halagos o aplausos ocasionales, tratando de moverse cual veleta y no con el camino recto”. Hubo otras descalificaciones. Entre tanto, la nueva procuradora, se comprometió a todo con “su presidente” que la posesionaba. Solo hablaba de “Nuestro gobierno”, cuando se refería al de Duque. Con esa expresión, quedó depositada la concentración de todas las entidades encargadas del control del Estado, en las manos del Presidente Duque. Todos en el mismo redil. El Fiscal, El Contralor, La Secretaría de Transparencia y ahora la Procuradora son de “nuestro gobierno”. Por eso todos elogian el manejo a la pandemia y plan de vacunación que nadie sabe cuándo empezará, ni a quienes beneficiará, mientras millares de colombianos mueren y el país se arruina.
BLANCO: La ausencia de Trump en la posesión de Biden.
NEGRO: Increíble impedir las tutelas para defenderse del mal manejo de las vacunas.