Por Orlando Cadavid Correa
Acometemos de la mejor buena fe el rescate de un episodio que se le pudo haber pasado por alto a la crónica faranduleracolombiana de la mitad del siglo pasado.
Mandaban la parada, musicalmente hablando, con sus grandes orquestas don Lucho Bermúdez y don Pacho Galán, que por entonces derrochaban buenas maneras en sus centros de operaciones de Medellín y Barranquilla, respectivamente.
Antes de independizarse, los dos músicos costeños compartieron atriles como consagrados ejecutantes de sus instrumentos de viento.
Los jóvenes costeños aprendieron, cada uno por su lado, los rudimentos de los aparatos de sus preferencias. Lucho abrazó el clarinete en su natal Carmen de Bolívar, y Pacho le arrancó la primeras notas a su trompeta en Soledad, la cuna que lo vio nacer.
La relación entre los dos coterráneos marchó sobre ruedas hasta que el soledeñó Galán parió su exitoso merecumbé “¡Ay cosita linda!”, sabrosa obra bailable, en la que el bolivarense Bermúdez descubrió algunos pecadillos musicales que desnudó sin faltar a las buenas maneras.
Una de las mejores versiones fonográficas corrió por cuenta del cantante gaucho Carlos Argentino Torres con el marco musical de la cubanísima Sonora Matancera.
La réplica, titulada “Son de porro”, se dejó venir sin ánimo pendenciero. El nombre de Pacho no figuró por parte alguna.
El episodio no alcanzó a hacer mella en la vieja amistad de los dos colosos de la música tropical. La composición de don Lucho para don Pacho dice a la letra:
Son de Porro: “Qué ha pasado con el porro / que ahora es ¡ay merecumbé!, / ¡ay merecumbé!, ¡ay merecumbé!; / que lo han hecho patuleco con chandé, / ¡ay que no es de ayer!, / ¡ay que no es de ayer!; / ¡ay que no es de ayer! / Han jaqueado nuestro ritmo, / es más bello, es popular, / los cantores van llorando / con la pena en el palmar. (Bis)
Qué ha pasado con el porro / que ahora es, ¡ay merecumbé!, / ¡ay merecumbé!, ¡ay merecumbé!”.
Las diez mejores composiciones de Luis Eduardo Bermúdez: Colombia tierra querida, Carmen de Bolívar, Tolú, Salsipuedes, Prende la vela, Matildita, Gaita de las flores, Borrachera, Tambores de Chambacú y San Fernando.
Las diez obras más sobresalientes de Francisco Galán: ¡Ay cosita linda!, Cumbia panorámica, Amor en chiquichá, Gaita colombo-española, Boquita salá, Atlántico, Noches de Caracas, Río y mar, El campeón y El cumbiambero.
La apostilla: En el libro titulado “Lucho Bermúdez, cumbias, porros y viajes”, del colectivo encabezado por Sergio Santana Archbold, se ofrece esta apretada síntesis: “Las vidas de estos dos titanes de la música colombiana corrieron simultáneamente, aunque Pacho era seis años menor que Lucho. Ambos se iniciaron a muy temprana edad y sus vidas estaban cifradas en la música, no había otra. Tuvieron una orientación directa o indirecta del maestro italiano Pedro Biava, de quien vivían agradecidos y respetaban su sapiencia musical. Pacho descolló en la trompeta, Lucho, en el clarinete. Ambos fueron símbolos de la música del Caribe colombiano, pero también incursionaron en otros géneros de distintas regiones”.