Ana Bejarano Ricaurte
En el siglo XX la ciencia política se inventó un término que resuena con fuerza en el mundo de 2024. Se trata del fenómeno que explica el deterioro de las instituciones del Estado: erosión democrática. Y desde entonces han surgido más eufemismos y títulos técnicos para explicar cómo se convierte una democracia en un régimen autoritario. Hay otras más novelescas como la de autoritarismo sigiloso.
En Venezuela el camino ha sido largo pero no precisamente sigiloso. La destrucción de la institucionalidad democrática fue cimentada por Hugo Chávez con sus reformas constitucionales y legales abusivas, las cuales logró aprobar con el congreso y la justicia que cooptó para asegurar un camino sin obstáculos. Ello sumado a la persecución y posterior erradicación de la prensa libre, por lo menos de la que funcionaba allá. El Estado al servicio de la boliburguesía que supo consolidar un régimen de violación de los derechos humanos y de desfalco de las arcas estatales, acentuado en manos del heredero Nicolás Maduro.
Para que la erosión persista en el tiempo se requieren muchos elementos; uno de ellos es no tener piezas sueltas que puedan revelar ante el mundo los secretos de Miraflores. Ya montada la cleptocracia —otra palabrota de las ciencias políticas para hablar del poder que se ejerce en función del robo de capital— debían asegurar que uno de sus artífices, el señor Álex Saab, no pudiese ponerla en peligro.
Saab, el empresario barranquillero tras la fantasmal sociedad Group Grand Limited, recogió adeptos entre la corruptela chavista por sus capacidades para hacerse a los dineros públicos y evadir la ley. Ganó reconocimiento cuando la prensa lo señaló de ser el artífice de la estafa de los CLAPP, con la que el gobierno bolivariano del pueblo enviaba leche podrida y otros alimentos de muy mala calidad, pero con sobreprecios a las casas de los venezolanos pobres.
Ya muy emproblemado con justicias de varios países, Saab logró fugarse de la colombiana con la ayuda de mucha gente. Poco después el testaferro fue apresado en el archipiélago de Cabo Verde, al detenerse ahí para reabastecer gasolina en su avión privado rumbo a Irán.
Una vez en cárcel gringa, el régimen secuestró a su esposa, la modelo italiana Camilla Fabri, también investigada y acusada en su país por los negocios de Saab y a quien usó de muñequito para impulsar la campaña en favor de quien convirtieron en diplomático por arte de magia al día siguiente de su captura. Con su familia en poder de Maduro y la asistencia de costosos abogados americanos que demoraron el caso para ganar tiempo, las posibilidades de colaboración de Saab se dificultaron y su retorno a Venezuela se hizo aún más apremiante.
Aunque el caso por lavado de activos y otros delitos en su contra era sólido, y en diciembre de 2022 un juez de Florida derrumbó el ardid de su supuesta condición de diplomático, la justicia norteamericana lo liberó el pasado diciembre en un intercambio de prisioneros con Venezuela en el marco de las negociaciones políticas entre Maduro y la administración Biden. Ya de regreso a tal vez uno de los pocos países del mundo que puede garantizar su libertad, Maduro lo nombró esta semana presidente del Centro de Inversión Productiva.
¡Cuántas pillerías no se le podrán ocurrir a Saab a cargo de una entidad responsable de la captación y promoción de inversión nacional e internacional! Pero nada de eso importa lo que el dictador y principal benefactor de sus negocios en Venezuela necesita es tenerlo cerca. Así además puede entrevistarlo en uno de los varios programas y formatos de viejito chistoso que ahora vende Maduro para ofrecer versiones amables de su autoritarismo.
Las descomposiciones democráticas extendidas en el tiempo permiten este tipo de movidas absurdas. En todo caso ya no hay nadie en Venezuela que pueda oponerse eficazmente contra este nuevo abuso.
La nueva diplomacia de Colombia con la dictadura venezolana ha superado el interés pragmático de reanudar relaciones y ha entrado al plano de la complacencia con el régimen. Un colombiano que se fuga de la justicia de su país, con la que aún tiene cuentas pendientes, para volver en hombros a Venezuela y ser designado en un alto cargo y nadie dice nada. Se trata de un silencio estratégico que se suma a una larga lista de gestos deferentes e injustificados de Petro con Maduro.
Entre ellos la información, ya confirmada por dos fuentes, de que en Colombia se están realizando labores de inteligencia contra refugiados y ciudadanos venezolanos que han escapado del régimen. Esto con la garantía de la vista gorda que hace el gobierno colombiano a lo que pasa cruzando el río Arauca.
La erosión es un fenómeno natural que se refiere al desgaste paulatino de los suelos. Las elecciones que se celebrarán este año confirmarán que en Venezuela se desnudó el piso por completo, porque es un Estado autocrático donde se inhabilita y persigue a los contendores del dictador para evitar que puedan hacerse elegir. Y mientras tanto, Saab y el resto de señores que saquearon ese país siguen comprometidos con cumplir a cabalidad su misión.