Los Danieles. El microfono de Narciso

Ana Bejarano Ricaurte

Ana Bejarano Ricaurte

Ardieron los añoviejos e iniciaron las giras de lentejas en billeteras y carteras para atraer la abundancia en el 2024. Lo hicieron también los nuevos gobernantes regionales al posesionarse y pronunciar discursos sobre todos los males que solucionarán. 

Como la gira promocional en Bogotá de Carlos Fernando Galán, que se tomó decenas de fotos postizas, posando más como candidato presidencial que alcalde. Galán sabe hacer muchas promesas, como buen político tradicional de profesión; lo que aún ignoramos es si sabe o puede cumplirlas. Veremos. 

En Bucaramanga el nuevo alcalde, Jaime Andrés Beltrán Martínez, prohíbe lo que ya era vedado, como fumar marihuana en los parques, para seguir en su performance bukeliano. Y en Medellín Federico Gutiérrez hace lo poco que puede, como servir de anfitrión de la vergonzosa gira de despedida de Narciso Barbosa, el mejor fiscal de la historia de todos los planetas de la vía láctea.   

Y claro que extrañaremos al fiscal, no solamente por su ineficiencia al dirigir el aparato acusador, favorecer ilegalmente a sus aliados y abusar de los recursos públicos que tuvo a su alcance, sino por su histrionismo rimbombante y su megalomanía pintoresca y ridícula.  

Pero no teman, porque Francisco no nos dará tiempo de extrañarlo. La gira que inició al lado de un Fico mudo -¡como le sienta el silencio al alcalde de Medellín!-, y una amistosa conversación con la directora de El Colombiano, Luz María Sierra, son actos de campaña para la Presidencia de la República. El fiscal participa en política, amenaza a las instituciones y se inventa cifras de todo lo que no hizo como funcionario. 

La gira de Barbosa por Medellín, lugar que considera bastión electoral del apoyo que piensa recoger en su camino hacía el Palacio de Nariño, es otro despliegue del cinismo mediocre con el que abusó del poder que le encargó su amiguito de pupitre. En su paso por Antioquia comentó hasta el oso de los Juegos Panamericanos, lanzó todo tipo de frases de cajón que espera se conviertan en estribillos de campaña y pullas los que considera posibles contendores. Prometió además dejar una Fiscalía fuerte en Medellín, a manera de celebración de la Alcaldía de Fico, como si el aparato penal del Estado debiera funcionar al antojo de los gustos políticos del fiscal. 

Tuvo además el descaro de decir que “El gobierno de la vida no captura a los bandidos que asesinan a los líderes sociales y a los defensores de derechos humanos”, cuando se pasó los cuatro años de Duque desesperado por esconder y desconocer ese fenómeno que no cesa. 

Insiste en que los fiscales del caso Uribe son funcionarios “independientes” pese a que hay no hay asunto más obvio para cualquier desprevenido que sus esfuerzos ilegales para lograr la impunidad del expresidente, propósito que parece cerca de coronar con el nombramiento de un nuevo fiscal que tuvo que declararse impedido, como lo descubrió Daniel Coronell en su #ReporteCoronell esta semana.  

Se siente el enviado de la derecha para los comicios de 2026 y por eso se porta como gamonal político. Tanto así que tuvo el descaro de invitar al presidente Petro a Medellín, ante la presencia impávida del alcalde, que parecía no entender bien lo que estaba pasando. 

Eso si: prometió encargar a la vicefiscal Martha Mancera. Pero nada es capaz de explicar sobre los narcofiscales a quienes ella ha protegido; ante cualquier cuestionamiento frente a la peligrosa funcionaria contesta que Petro era guerrillero del M-19. 

El delirio de Narciso va in crescendo. Y es un episodio doloroso que es imposible de apagar. Promete que se quedará “defendiendo a este país”, jura que la gente aplaude en las calles su perversa gestión y se atreve a aclarar que “el camino de la Fiscalía no termina con Francisco Barbosa”. Amenaza con que se dedicará a escribir, pues, según él, es lo que sabe hacer. Compara al presidente con Pablo Escobar porque no sabe cómo más consagrarse entre los fanáticos. El tortuoso deleite de contemplar el mundo al revés de Narciso.   
 
Esta cantidad de atropellos son avalados por la Corte Suprema de Justicia, que no ha ejercido su labor de fiscalizar los abusos de todos los colores que cometió Barbosita y, al aplazar injustificadamente la elección de un reemplazo, nos pone en riesgo de que la señora Mancera quede a cargo de la entidad.

Premonitoriamente, en el mitin de campaña auspiciado por Fico, el micrófono de Barbosa se apagaba sin razón. Y los que presenciamos este espectáculo vivimos en la agonía de querer que se apagaran los micrófonos de Narciso, pero sin poder cambiar el canal porque cuesta no atender semejante disonancia con la realidad de quien se dedicó cuatro años a arrasar con todo en su propio beneficio. 

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