Son de la loma: Tiempos viejos

Luis Fernando Múnera (Q.E.P.D.) Foto El Tiempo

Por Rubén Darío Arcila-Rubencho.

Los famosos de antes no usaban gomina, ni selfis, ni likes.

En las reliquias del antiguo testamento de la radio y la televisión fueron muchos los llamados a ser “importantes”, muy pocos los escogidos para entrar a formar parte del “olimpo mediático”: Pacheco, Gloria Valencia, German Castro Caicedo, Jorge Antonio Vega,  Carlos Arturo Rueda, Otto Greifenstein, Carlos Pinzón. Cada época fabrica sus propios ídolos.

La fama de antes tenía mucho que ver con la idea clásica de la excelencia, basada en el talento y el mérito. Eran otros tiempos. 

Ahora, cualquier individuo, sea de la condición que sea, puede volverse famoso sin haber hecho, necesariamente, nada extraordinario. La excelencia equivale a la visualización del individuo, ante un grupo masivo de individuos.

Cada día se borra un “me gusta”; esta vez la muerte hizo “clic” en el actor Luis Fernando Múnera; olvidado, “en la vía, sin rumbo, desesperao”. Para las viejas generaciones y las que van subiendo a la pasarela del espectáculo, todos tienen derecho a soñar con sus minutos de gloria, esta sabia advertencia que dejan los focos y el estallido de los aplausos: la fama es frágil; es producto de los rumores, los comentarios y las opiniones de los otros.

“Cuando estén secas las pilas de todos los timbres que vos apretás buscando un pecho fraterno para morir abrazao; te acordarás de este otario que un día cansado se puso a ladrar”.  R.D.A

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