Santuario de Chiquinquirá escogido para el Tercer Rosario Mundial de Mater Fátima

El Rosario de la Virgen en la basílica de Chiquinquirá, Boyacá

Por Guillermo Romero Salamanca

El Santuario Mariano Nacional de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, ubicado en la ciudad colombiana del mismo nombre, será la sede del tercer rosario mundial de Mater Fátima para el Mundo el próximo jueves 13 de mayo de 2021.

El evento, que contará con la transmisión por emisoras y redes sociales, contará con la presencia por internet de los Santuarios Marianos de distintas partes del mundo, las arquidiócesis, diócesis, decenas de parroquias, movimientos apostólicos y desde luego fieles que rezarán ese día a la Virgen.

El Tercer Rosario Mundial de Mater Fátima se lleva a cabo en coincidencia con el 450 aniversario de la Victoria de los cristianos en la Batalla de Lepanto, cuando gracias a la intercesión de la Virgen María, quien escuchó las suplicas de la Iglesia con el Santo Rosario, impidió que los infieles invadieran Europa el 7 de octubre de 1571.

Basílica de Chiquinquirá

Mater Fátima para el mundo pone en las manos del venerado lienzo de la Virgen de Chiquinquirá las intenciones y necesidades de los fieles que desde todas partes del mundo se reúnen en la hermosa basílica que aloja el lienzo milagroso de la Virgen del Rosario.

HISTORIA DE LA VIRGEN DE CHIQUINQUIRÁ

Su historia data de 1562 cuando el encomendero español Antonio de Santana mandó pintar una imagen de la Virgen al platero Alonso de Narváez en la recién fundada ciudad de Tunja. Narváez a falta de óleo y de una tela apropiada, plasmó sobre una manta indígena de algodón y usando tierra de colores y zumos de frutas, la imagen de la Virgen con el niño, flanqueada por San Antonio de Padua y el apóstol San Andrés.

La rústica pintura fue colocada en la capilla del encomendero, pero dada su frágil textura y las inclemencias del tiempo, pronto se deterioró y terminó siendo usada como cernidor de cereales hasta que María Ramos, una mujer piadosa la rescató del olvido, la puso en un bastidor en un oratorio improvisado y oró ante ella durante varios años con esta suplica: “¿Hasta cuándo, rosa del cielo habéis de estar tan escondida? ¿Cuándo será el día en que os manifestéis y os dejéis ver al descubierto para que mis ojos se regalen de vuestra soberana hermosura y se llene de alegría mi alma?”.

Los ruegos de la humilde mujer fueron escuchados y el viernes 26 de diciembre de 1586, cuando se retiraba del oratorio y pasaba por allí una indígena con su pequeño hijo, el niño gritó espantado y las dos mujeres vieron el cuadro suspendido en el aire y despidiendo rayos de luz que iluminaban el lugar. El lienzo maltrecho había recobrado sus colores originales y el resplandor que despedía fue contemplado por los vecinos que acudieron en masa a ver el prodigio. Vale decir que el milagro de la renovación se repitió varias veces, la última en marzo de 1999 después de la misa de 7 de la mañana.

Desde ese mismo día, Chiquinquirá, que significa lugar sacerdotal y que en época precolombina era considerado un espacio sagrado por los indios, se convirtió en el destino religioso del virreinato de la Nueva Granada. En 1636 el lienzo fue puesto al cuidado de los Frailes Dominicos, doctrineros del altiplano andino y quienes construyeron el hermoso templo que hoy es admirado por los romeros que vienen de todas partes de Colombia.

DEVOCIÓN LATINOAMERICANA CON VISITA DE SAN JUAN PABLO II

La devoción a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá se ha extendido desde Centroamérica hasta el Perú, particularmente en Venezuela, donde es la patrona de Maracaibo con el nombre de “La Chinita”. La imagen salió de su santuario varias veces durante la época colonial para socorrer a los pueblos vecinos agobiados por las epidemias y pestes, tan frecuentes en esa época. Durante la independencia, los dominicos donaron sus joyas para costear en parte al ejército libertador y no faltaron los intentos de ambos bandos por apropiarse del cuadro y utilizarlo como estandarte durante la guerra contra el dominio español.

El papa Juan Pablo II acompañado por la multitud católica durante su visita a la Basílica de la Virgen del Rosario en Chiquinquirá. Foto Colprensa

El siglo XX ha sido testigo de la consolidación del amor y de la devoción a la Santísima Virgen, y prueba de ello, fue la coronación el 9 de julio de 1919 de Nuestra Señora como Reina y Patrona de Colombia, privilegio otorgado por el Sumo Pontífice, con la presencia del Nuncio Apostólico, de la Conferencia Episcopal, del presidente de la República y de una gran multitud de fieles congregados para la ocasión. (GRS-Prensa) 

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