Por Oscar Domínguez Giraldo
Poco a poco, la excalumniada marihuana va llegando a la canasta familiar. El DANE dirá en un momento cada vez más cercano, cuánto influyó en el incremento del costo de vida mensual.
Usted sale a la calle y encuentra gente como arroz, armando su cacho sin que lo metan a la guandoca. La dosis personal tiene el visto bueno hace rato.
El debate actual es alrededor de la producción de marihuana medicinal. Al proyecto de decreto que lo reglamenta solo le faltan puntos, comas, y uno que otro adjetivo.
Alguna vez llegó a las fosas nasales del presidente Santos quien fue retratado oliendo pacas de la mona en ollas de Bogotá y Medellín. Santos olió con virtuosismo, malicia y sonrisa de conocedor.
El esposo de Doña Tutina ha admitido que en su “jodentud” se dio en la cabeza. Cuando jugaba póquer con sus compañeros de estudio en la Universidad de Kansas le metían cannabis al parche.
Uno que dice que “aspiró pero no inhaló” fue el expresidente Clinton. A otro perro con ese hueso. Aspirar y no fumar, es tan imposible como decir que fulanita de tal quedó parcialmente embarazada.
Desde hace buen tiempo, calladitas la boca, las abuelas la utilizan para combatir la artritis. O alejar el «reumatís».
Claro que no se la fuman: se la untan. O más que untársela, la emplean disuelta en agua caliente. O en paños de agua disuelta en maracachafa.
Algunos cocineros la emplean como adobo para las carnes. Pedir “un churrasco a la fina yerba” en el restaurante es algo que está a la vuelta de la esquina.
También se la consume en infusiones o en la ensalada para abrir el apetito. Los consumidores de cinco estrellas saben que un cacho es el mejor aperitivo. Gracias a la comelona que da, en el plato no queda piedra sobre piedra. Queda como las ciudades cuando Atila, rey de los hunos, acababa con los otros.
En Europa, a la mona la emplean para combatir múltiples dolores. Todavía están en etapa experimental. Pero han empezado a verse resultados benéficos.
Desde hace cuatro mil años y ocho días, la yerba se ha utilizado con fines medicinales. Pero ha tenido tan mala prensa que la ciencia tardó en volver sobre sus pasos para buscarle poderes curativos.
Algo parecido sucede desde hace tiempos con su parienta rica, la coca. Sobre todo entre los indígenas, la coca es artículo de primera necesidad, como la papa. O el olvido. Hace tiempos se encuentran en el supermercado, o en el mercado de las pulgas, hojas de coca que se pueden tomar como agua aromática.
En Cataluña, España, se está experimentando en pacientes con los efectos terapéuticos de la vareta o porro, otros de sus alias. Se espera que dentro de poco estén participando en el programa 600 marihuaneros, perdón, esa misma cantidad de conejillos de indias.
En esto de la experimentación con el más mono de los cultivos, los médicos consideran que estamos en pañales. Pero principio tienen las cosas.
En Estados Unidos es cada vez más legal el consumo y el cultivo en muchas parroquias. La que siembran y la que entra gracias a la vista gorda de las autoridades.
Ya es un cliché decir que los dólares se quedan allá, los muertos los ponemos aquí. Por alguna extraña maturranga de natura, allá como que no pelecha la coca. Les quedó grande ese cultivo. Lástima, con los problemas que nos quitarían de encima.
Una aclaración de los investigadores: No está bien que la gente empiece a autorrecetarse marihuana. O a sembrarla en la casa como si fueran inocentes hortensias. Autorrecetarse la yerbita puede ser peor remedio que la enfermedad.
Por ejemplo, no hay claridad sobre la dosis del extracto de cannabis que se le puede administrar a los pacientes.
En Canadá se autoriza el empleo del nebulizador Sativex que contiene los más de 400 principios activos de la mona. Este Sativex también lo están utilizando en España.
El Sativex, explican los galenos, se aplica en la parte inferior de la lengua, en goticas inofensivas, como si se tratara de la taquillera valeriana en tiempos del tuitero mayor del Ubérrimo. En todos los casos se aconseja consultar, no al jíbaro del barrio, sino al médico sobre el uso de doña marijuana, próxima a aparecer, como se indicó al principio, en las estadísticas del DANE