Daniel Coronell
El abogado Iván Cancino lo hizo otra vez. Mañana, lunes 4 de septiembre de 2023, debería empezar la audiencia de juicio oral al llamado abogánster Diego Cadena por los delitos de soborno de testigos en concurso heterogéneo con fraude procesal, pero no empezará. Este viernes, cuando caía la tarde, el abogado Cancino envió una carta al juzgado pidiendo el aplazamiento. 
Argumenta Cancino que la diligencia le coincide con otra audiencia en la cual son defensores él y su asociada Laura Kamila Toro. La aritmética es sencilla: si son dos audiencias y dos abogados ¿no bastaría que cada uno tomara el control de una? Sobre todo porque en esta primera audiencia del juicio a Cadena se discutirá esencialmente si Deyanira Gómez, la exesposa del testigo Juan Guillermo Monsalve, debe ser reconocida como víctima.
Es obvio que la defensa de Cadena se opondrá y que, si el despacho le otorga la calidad de víctima a Deyanira Gómez, apelará para seguir aplazando. La estrategia de marras la pueden ejecutar el doctor Cancino o la doctora Toro, sin que se requiera la presencia de ambos. Sin embargo, el juzgado le concedió el aplazamiento. 
La abogada Laura Kamila Toro, a quien Cancino llama “mi hechura”, es la misma persona que el año pasado trató de introducir a la cárcel de máxima seguridad de Cómbita unas gafas espía. Sucedió cuando ella y Cancino iban a visitar al empresario Carlos Mattos, condenado por sobornar un juez y otros funcionarios. Hasta ahora no está claro si las gafas eran para que Mattos grabara a alguien o para grabar a Mattos diciendo algo.
Por cierto, Mattos estaba recluido en Cómbita después de que una investigación de los periodistas Ricardo Calderón, Johanna Álvarez y Jaime Flórez, del canal Caracol, mostrara que salía de la cárcel cada vez que quería y usaba de choferes, escoltas y maleteros a los funcionarios del Inpec. En una de esas fugas, grabadas en cámara, aparece reunido con Iván Cancino, cuya conducta debe ser evaluada disciplinariamente.
El abogado Cancino ha convertido el aplazamiento en una industria. De su estrategia de excusas médicas se han beneficiado, entre otros, Carlos Mattos, Víctor Maldonado y Enilse López, alias la Gata. Desde la socorrida molestia estomacal hasta las presuntas enfermedades que no pueden ser diagnosticadas por el Instituto de Medicina Legal, le han servido al controvertido defensor para postergar diligencias y acercar a sus clientes al vencimiento de términos.
Su representación del abogánster Diego Cadena ha estado marcada por las dilaciones. En febrero de 2020, la ya lejana fecha en la que Cadena fue llamado a audiencia de imputación de cargos, convenientemente apareció una incapacidad médica señalando que Cadena padecía “Diarrea y gastroenteritis de posible origen infeccioso”. 
Por si faltaran excusas, ese mismo día, al apoderado Cancino le surgió una cirugía odontológica que le impidió acudir a la diligencia, por lo cual fue reprogramada.
Los procesos disciplinarios contra Diego Cadena también han sufrido numerosos aplazamientos. El último de ellos, que lo condenó a 34 meses de suspensión en el ejercicio de la abogacía, estuvo a punto de prescribir en la Comisión Nacional de Disciplina Judicial por cuenta de la magistrada Diana Marina Vélez quien engavetó el caso durante casi un año y ahora afronta un proceso por el delito de prevaricato como consecuencia de sus acciones.
Sin embargo, las demoras empezaron desde la Comisión Seccional de Disciplina Judicial del Valle del Cauca. No por cuenta de los magistrados que actuaron con probidad sino del abogado Iván Cancino. A veces se demoraba el vuelo del doctor Cancino desde Miami, a veces no aparecían los sujetos procesales y siempre terminaban las diligencias aplazadas.
Esta estrategia de dilación que en cualquier parte del mundo sería investigada y castigada, en Colombia es aplaudida. Muchos celebran que sea tan avispado y que tantas veces se salga con la suya.
