La herencia de Lucinda- IV Parte

Foto La Gran Noticia

Mauricio Salgado Castilla @salgadomg

Este artículo es la cuarta parte de una historia dividida en cuatro, para su mayor comprensión es necesario leer las partes en orden.

Abrió confiada la puerta y bajó las escaleras casi a saltos y llena de emoción entró al comedor y con una cara que despedía destellos se sentó a la mesa, el mayordomo que la esperaba mágicamente, la saludó con una amplia sonrisa que la hizo vibrar en todo su cuerpo cómo nunca antes lo había experimentado.

Al terminar el desayuno, se aventuró a salir al jardín sin siquiera pensar si era permitido, empezó a caminar, por el camino de la finca, se cruzó con varias personas que la saludaban con mucho respeto y admiración, lo mismo que sintió con el mayordomo, se sintió vibrar, caminó hasta casi desfallecer, viendo cada flor, persiguiendo cada jilguero.

Volvió con esfuerzo, pero con ánimos a la casa para encontrarse un delicioso almuerzo, subió al cuarto que ahora la hacía sentir muy bien, se acercó al espejo y asomó un solo ojo, el reflejo la hizo retroceder, ese no podía ser su ojo, el reflejo se veía tan bien, miraba con altivez, con seguridad, era muy bonito, sin atreverse otra vez.

Buscó la carta de Lucinda, tal vez en las letras estarían las razones de estos cambios, siguió leyendo, ¨Yo era insegura, me sentía fea y poca cosa, hasta que mi tía anciana me dejó la herencia que ahora te dejo a ti¨ Carolina pensó que seguramente había gastado una fortuna para convertirse en la bella mujer que recordaba la pintura de la escalera.

Estuve un largo tiempo en el mismo cuarto en que tú estás ahora, leyendo las letras en verde, que simbolizan la armonía, la tranquilidad y la seguridad, que me había dejado una tía que solo había visto en unas pocas ocasiones, pero que me causó una imperdible conexión que ahora comparto contigo.

Carolina sintió erizar los invisibles pelitos de sus brazos, por un momento sintió que conocía muy bien a la tía Lucinda, ¨pasé varios días sin acercarme al espejo, de por sí odiaba lo que mostraba de mí, Carolina se levantó casi temblando y se acercó con cautela al espejo, empezó a caminar de lado mirando de reojo el reflejo, en dos pasos atravesó el espejo y sorprendida ¨vio¨ un reflejo que no era ella.

Un reflejo que le gustó, sin prisa se acercó y de frente miró, lo único que reconoció fue su cara de sorprendida, el cuerpo era de una mujer de admirar, que atractiva era, en ropa interior sus piernas se veían magníficas, sus pechos deliciosos, los apretó con sus manos para sentir que eran de ella, sus caderas eran de una mujer que todos desean.

Se miró de lado a lado y a cada momento se veía mejor, se sentía mejor, después de un largo rato, con una sonrisa que rivalizaba con las luces multicolores que se aventuraban a compartir sus emociones, empezó a desvestirse delante del espejo, la rica ropa interior no podía ser responsable de una transformación tan radical.

A medida que las suaves telas envueltas en encaje caían al piso, la mujer del espejo rio y rio por un buen rato, el baile sinuoso, la llenó de energía y deseos de vivir, era cómo si solo hasta ahora recibiera la noticia de la herencia, ¡Ese espejo era la verdadera herencia! No había dinero que comprara lo que estaba sintiendo, solo cuando estaba muy cansada se atrevió a dejar el espejo, ¿Sería que si ya no se veía volvía a hacer la otra?  

Se vistió y bajó a comer con algo de temor y con algo de emoción, ¿Cómo la verían el mayordomo y los otros sirvientes?, ¿Cuál sería la magia del espejo?, ¿Qué tan antiguo sería? La mirada en la cara del mayordomo le dijo todo, era la de los hombres tienen cuando ven a una bella mujer; segura de sí misma abrió la puerta de la cocina quería que la vieran, el saludo cordial lleno de sonrisas, le dijo que se veía diferente…

A la mañana siguiente, se levantó con algo de temor, ¿Y si todo fuera pasajero? Y si todo fuera un sueño, se acercó al espejo con inseguridad al principio, pero lo que vio le devolvió la sonrisa, prefirió desayunar en el cuarto, quería seguir leyendo la carta. 

¨Algunos dicen que es un espejo mágico, otros dicen que es un espejo común, que la magia la tienen las mujeres que se han visto en él, el espejo les da la virtud de diferenciar entre las mujeres lindas y las verdaderamente bellas, para este momento ya te habrás sentido tu misma, los espejos no cambian a las personas¨. 

Ella confiada se acercó al espejo y lo que vio la hizo sonreír, ¡Qué bella mujer era! Siguió leyendo las últimas frases de la carta, ahora podrás disfrutar de tu herencia y algún día conocerás una niña verdaderamente bella a quien dejarle tu herencia; el poder que tenemos es la capacidad de ver la verdadera belleza, muchos solo pueden ver las bonitas, yo fui inmensamente feliz, tuve a mi lado un hombre maravilloso y aunque no tuvimos hijos siempre estuve rodeada de amor, cómo el tuyo me acompañó desde el día que tomamos té en esas pequeñas tazas con borde de oro…

Al regreso del abogado, no podía creer que fuera la misma mujer insegura que solo dos semanas atrás había llevado, ahora lo recibió cómo dueña con una seguridad que no escondía su sonrisa. Le reiteró que seguiría usando los servicios del bufete, firmó los documentos y se dirigió a su gran cuarto del segundo piso, después de tapar el espejo en la buhardilla.Si deseas conocer cómo iniciar procesos de transformación personal y organizacional envía un correo a [email protected]

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