El ecuatoriano Jonathan Kléver Caicedo del equipo estadounidense Education First (EF) ganó la tercera etapa del Giro d’Italia 2020 en el mítico Monte Etna, el volcán activo más alto de Europa que domina Catania, la segunda ciudad más poblada de la isla de Sicilia.
Caicedo es segundo en la tabla general con el mismo tiempo del sorpresivo nuevo líder, el debutante portugués Joao Almeida (22 años) del equipo belga Deceuninck-Quick Step, quien es además el mejor de los jóvenes. Caicedo se vistió además con la camiseta azul de líder de la montaña. Es el segundo ecuatoriano en ganar etapa en el Giro d’Italia y el segundo latinoamericano en triunfar en la cima del monte Etna después del colombiano Esteban Chaves hace dos años.
La etapa fue una explosión de emociones y el duro ascenso acabó muy temprano con las aspiraciones de los dos grandes favoritos británicos. Geraint Thomas, líder del Ineos Grenadiers y campeón del Tour de France en 2018, perdió 50 puestos en la general y llegó a más de 12 minutos de Caicedo (ahora es 53° a 11:17″). Su compatriota Simon Yates, llegó a 4’20″ y ahora es 25° a 3’46″ del líder. El lunes abandonó la joven promesa rusa Aleksandr Vlasov por problemas gástricos y la baraja de favoritos se ha reducido rápidamente.
Caicedo, de 27 años, es menor apenas un mes (27 años) que su compatriota y campeón vigente del Giro, Richard Carapaz, y es también nativo de Tulcán, en la provincia de El Carchi, en la frontera con Colombia. Se formó en los equipos Strongman y Medellín, antes de integrarse el año anterior al Education First. Ahora es otro candidato a la Maglia Rosa.
En el Top-15 figuran además el español Pello Bilbao (3°), los holandeses Wilco Kelderman (4°) y Steven Kruijswijk (10°), los veteranos italianos Vincenzo Nibali (6°) y Domenico Pozzovivo (7°), el danés Jakob Fuglsang (9°), el polaco Rafal Majka (11°) y el ruso Ilnur Zakarin (15°), separados por apenas un minuto. Ellos deberían ser los llamados a disputar la victoria en Milán.
El Giro 2020 llega mañana a Villafranca Tirrena, una comuna en el noroeste del área metropolitana de Messina, de donde es originario el prolífico “Tiburón” Vincenzo Nibali. E igual de fértil que Nibali es el terreno de lava del Etna, en el que la uva autóctona Nerello Mascalese produce vinos de alta expresión, únicos, diferentes y que en el paladar son un verdadero “éxtasis volcánico” díficil para paladares no aptos al descubrimiento de aromas salinos y notas azufrados, de piedra pomex y carbón pero con una elegancia inimitable y una persistencia excepcional. Ese fue nuestro vino de hoy, un Etna Rosso DOC 2009 de la importante bodega Cottanera, de Messina; un vino de US$30 en el mercado internacional.
Nerello es el nombre que se le da a dos variedades de uva tinta originarias de las islas de Sicilia y Cerdeña. La Mascalese debe su nombre a la zona de Mascali en Catania, en la parte noroeste de Sicilia, donde se cree que se originó y es su principal área de producción. La segunda es la Nerello Cappuccio que aporta grado alcohólico y color y se emplea como mezcla complementaria. Ambas son la base de los famosos vinos de la DOC (Denominación de origen controlada) Etna Rosso. Las vides están plantadas a pie franco en los fértiles suelos de lava en las faldas volcánicas del Etna, en alturas hasta 1000 mts sobre el nivel del mar (entre los viñedos más altos de Europa), desafían los vientos y el clima seco mediterráneo, y en estos días (octubre), son cosechadas a mano por mujeres de la región.
El vino que descorchamos para festejar el triunfo del ecuatoriano Jonathan Caicedo lo aireamos una hora para liberar sus aromas gradualmente. Para quien no conoce este tipo de vinos, imagine los fuertes aromas de las minas de sal subterráneas o los olores del carbón, que igualmente se aprecian en el paladar. El vino cuando es joven presenta generalmente un color rojo rubí con tonos de granada y aromas de frutos rojos, flores silvestres y especies. Pero después de 10 años en botella como era nuestro caso, requiere mucha oxigenación y a la vista tiene un color más quemado. Y en la copa…
Es de una complejidad extraordinaria, con una densidad única (piernas lentas y más largas que las de las garzas!), ligeramente aceitoso con olor a carbón, azufre, piedra mojada, eucalipto, mentol, tabaco y regaliz. En boca tiene un gusto inicial fuerte, seco, con taninos suaves y muy fresco. Podría decir que es inicialmente un vino balsámico y húmedo que gradualmente da paso a notas de carbón, café tostado, ciruela pasa, agraz y un toque de asado a la brasa, con gran cuerpo. Y aún más cautivador en medio de esta explosión aromática inusual en el paladar, es su increíble persistencia…más de un minuto.
Cuando lo bebíamos con mi esposa, acompañando un Fettuccine con salsa de pollo al pesto y queso parmesano, nos transportamos en medio de ese “éxtasis volcánico” a una experiencia inolvidable hace ya 20 años, cuando visitamos en Ecuador la Laguna de Cuicocha, conocida como la Laguna de los Dioses, a 3.068 metros sobre el nivel del mar, en la reserva ecológica Cotacachi-Cayapas, en las faldas del volcán (aún activo) Cotacachi, en la Cordillera Occidental de los Andes ecuatorianos.
Cuicocha es una caldera de 3 km de ancho y un lago de cráter al pie del volcán, no lejos de la ciudad colonial de Otavalo, famosa por sus textiles artesanales y chaquetas en cuero curtido. Cada solsticio de verano, en el segundo día del Festival del Sol (Inti Raymi), los shamanes de la región usan Cuicocha para baños de purificación.
En ese viaje inolvidable con Elizabeth dormimos en el único hotel autorizado en la laguna (en la lengua indígena quechua significa “Lago del Cuy”) después de renovar nuestro espíritu dándole la vuelta completa al cráter y cruzando en lancha el “Canal de los ensueños” entre sus dos islas, Yerovi y Teodoro Wolf (en honor al sabio alemán que la descubrió), y en el cual se aprecia el agua en ebullición por el magma interno. Esos aromas salvajes y azufrados de aquella tarde memorable, los volvimos a vivir con nuestras copas de Etna Rosso y nos conectaron con el pequeño Jonathan Caicedo y su victoria esta tarde en otro volcán, el Etna, a 10.276 km de distancia, en Italia. Salute!
Sitio web de la bodega Cottanera: www.cottanera.it/en/wines/
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NERELLO MASCALESE: En 2008 un estudio italiano que analizó el ADN de esta uva compleja, encontró una estrecha relación genética entre Sangiovese, por un lado, y otras diez variedades de uva italianas, incluida la Nerello. se cree entonces que puede ser un cruce natural de Sangiovese y otra variedad hasta ahora no identificada, aunque algunos creen que es la Carricante. Nerello (el prefijo se refiere al color negro) Mascalese es una de uva de piel oscura, de maduración tardía (octubre), muy apreciada hoy día porque da vinos tintos fuertes pero frescos, con sabores frutales y herbáceos, de excelente mineralidad y notas terrosas. Para algunos, el perfume de los vinos de Nerello Mascalese recuerda a los vinos nobles de Barolo y Borgoña; son pues, la expresión máxima del terruño (terroir) y vinos de gran carácter y complejidad. Los viñedos de Nerello Mascalese también llamada Niureddu y Negrello, dominan la vecina DOC Faro que rodea el puerto de Messina, en las colinas sobre la ciudad. Además de las Denominaciones Etna Rosso y Faro, la uva Nerello Mascalese se utiliza en vinos de mezcla para los vinos de Sicilia IGT (Indicación Geográfica Típica), generalmente con la Nero d’Avola dominante en la isla. Y al otro lado del Estrecho de Messina, en Calabria, también está autorizado su uso para los vinos de las DOC de Savuto, Lamezia y Sant’Anna di Isola Capo Rizzuto. Algunas de las armonías gastronómicas recomendadas para este fantástico vino del Etna son las pechugas de pollo o de paloma al vino tinto, berenjenas rellenas con champiñones y pasta linguini con tomate y almejas, mejillones o frutos de mar. Nuestra cocción familiar fue adecuada.