Giro 2020 con Vini d’Italia: Chianti Riserva 2015 (DOCG)

Foto Agencia EFE

Por Juan Carlos Rincón, Londres (www.blog.rincondecata.com)

El londinense Tao Geoghegan Hart ganó la difícil etapa 15 del Giro d’Italia -primera victoria en una Gran Vuelta- y avanzó al cuarto lugar de la tabla en una jornada de alta montaña en que sufrieron y perdieron tiempo el líder Joao Almeida y varios de los favoritos.

La etapa fue dominada y seleccionada por la escuadra holandesa Sunweb que impuso un fuerte ritmo en el ascenso final a Piancavallo para su jefe de filas Wilco Kelderman y el sorprendente australiano Jai Hindley, quien ahora es tercero. Kelderman descontó 41″ a Almeida y ahora figura a escasos 15″, mientras Hindley está a 2:56″ y Tao a 2:57″ y es la carta de la escuadra Ineos-Grenadiers (cinco victorias y líder por equipos) que perdió hoy al ecuatoriano Jhonatan Narváez, vencedor el jueves en Cesenatico, y quien abandonó luego de sufrir una caída a 56 kilómetros de la meta.

La etapa sirvió para decantar el grupo de favoritos. Mientras el líder pudo resistir y conservar la Maglia Rosa por decimotercer día consecutivo, flaquearon el español Bilbao, el polaco Rafal Majka y los italiano Vincenzo Nibali y Domenico Pozzovivo, ahora separados más de tres minutos, en tanto que el danés Jakob Fuglsang quedó a más de cinco minutos.

Debido a la mínima diferencia de Almeida y Kelderman y su ventaja sobre los demás rivales, la carrera parecería una batalla entre ellos. Sin embargo, la tercera semana es la más dura del Giro con tres etapas de montaña con final en alto y los ciclistas superarán por primera vez en los Alpes las montañas de 2.000 ms, un territorio más propicio para el contingente italiano de los veteranos Nibali y Pozzovivo junto al joven Fausto Masnada -conocen bien esos pasos alpinos- que para el debutante líder Almeida, el australiano Hinley o el inglés Tao Geoghegan Hart.

El jueves se enfrentará una de las cimas más demoledoras de Europa y la segunda más alta; el Stelvio, a 2.758 metros sobre el nivel del mar que es el punto máximo de la carrera, la llamada “Cima Coppi”. Dos días después, en otra etapa reina, los llamados al podio tendrán que superar el Colle dell’Agnello a 2.744ms y el Col d’Izoard (2.360 ms), cuando el Giro ingresa en territorio francés.

La semana es la más difícil del recorrido, por el desgaste y merma de fuerzas, la dificultad de las cumbres, la climatología que anticipa bajas temperaturas y posibles nevadas, y los finales en alto. Pero además, los ciclistas tendrán el viernes la etapa más larga de la carrera, entre Morbegno y Asti (253 kms) y el domingo, con las últimas fuerzas disputarán la contra-reloj final entre Cernusco sul Naviglio y Milán; 15.7 kilómetros antes de la gloria.

La segunda y última jornada de descanso del Giro d’Italia 2020 este lunes, es entonces esencial. Quedan aún 1.106 kms (los más duros) y la clasificación general es muy provisional. Todo puede y va a cambiar desde el martes en el Giro.

Alma toscana, corazón italiano

Lo que no cambia es la importancia internacional y el nombre emblemático del vino de Chianti, uno de los mejores representantes de la uva italiana Sangiovese, la variedad tinta más plantada en el país; 72.000 hectáreas, de las cuales el 90% en la región de Toscana.

La zona de Chianti es la principal región vinícola de Italia y produce más de 100 millones de botellas anuales, incluyendo vinos tintos, blancos y el vino dulce Vin Santo. La zona está dividida en dos denominaciones de origen controlada y garantizada (DOCG): Chianti que es la más extensa y Chianti Classico -la más selecta con vinos de calidad superior- alrededor de las ciudades de Florencia y Siena, la región original de este famoso vino que cubre un área de 260 km2. El terreno varía según altitud, tipo de suelo y distancia de los viñedos al río Arno. Los suelos de las comunas del norte, como Greve, son más ricos en depósitos de arcilla, mientras que los de las comunas del sur, como Gaiole, son más duros y pedregosos. Y sus vinos son complejos y de guarda media 5-10 años.

El área del Chianti DOCG, de donde procede el vino de nuestra cena y de la etapa, está además dividida en seis subzonas y regiones en la parte occidental de la provincia de Pisa, las colinas de Florencia al norte del Chianti Classico, las colinas al sur de Siena, la provincia de Arezzo y el área alrededor de las comunas de Rufina y Pistoia. La importancia del territorio, que se conocía como la “Liga de Chianti” y estaba delimitado desde el siglo 13 (incluye las comunas de Castellina, Gaiole, Greve y Radda) es que en 1716, gracias al Gran Duque de Toscana, Cossimo III de Medici,  se reconocieron los límites del distrito de Chianti, la primer área de producción de vino establecida en el mundo, hace más de 300 años! Y lo más increíble, nació como zona productora de vino blanco y es mundialmente famosa por el vino tinto.

Chianti fue uno de los primeros vinos de mi vida, en Cali (Colombia), en casa de mi tía Marta, la hermana de mi madre Mary Domínguez, donde era el vino de mesa y lo descubrí con mis primos Naranjo Domínguez. Nunca olvido aquella botella regordeta cubierta de paja, el tradicional “Fiasco” y mis recuerdos de hace medio siglo me transportan hoy a un vino suave, sencillo, ligero, con fruta fresca y algo seco. En esa época nunca imaginaba que llegaría a ser un especialista en vinos y catador profesional, y el Chianti ha evolucionado mucho hasta la posición de calidad internacional que ostenta hoy.

Es probablemente el vino italiano más conocido en el mundo y el acompañamiento perfecto para su gastronomía popular, desde la charcutería, la tripa a la florentina y los filetes de cerdo, hasta las pastas con salsa a la bolognesa o la lasagna. Lo comprobamos con gran placer con la “Melanzane gratinate farcite con un sugo di carne aromatizzato con erbe fini, olive nere, aglio, pomodoro e cipolla scalogno. E accanto ad esso un riso bianco” (Berenjena gratinada rellena de salsa de carne aromatizada con finas hierbas, aceitunas negras, ajo, tomate y cebolla shallot. Y a su lado un arroz blanco), que preparó con carriño mi esposa Elizabeth. La berenjena, uno de los ingredientes claves de la Lasagna y la salsa de carne con tomate, es una armonía ideal.

Del «Fiasco» a la botella hay un abismo de diferencia.

Con el Chianti Riserva de la cosecha 2015, una de las mejores en los tres principales países productores de Europa y de las Grandes Vueltas del Ciclismo (Francia, Italia y España), quedamos asombrados por su excelente calidad. Es un vino que se puede considerar de la gama de entrada, con un precio increíble en supermercado (US$8-10), con notas frutales de ciruela madura e higos, especiado (finas hierbas, timo y orégano) y una delicadeza y textura en boca, que envidiarían muchos vinos de precio muy superior.

Hacía mucho tiempo que no disfrutaba con tanto placer un vino “de supermercado” y con toda sinceridad, la medalla de oro en el concurso Berliner Wine Trophy, es plenamente merecida. A ella se agrega además, la medalla de bronce en el exigente concurso International Wine Challenge en Londres.

Mis notas de cata le otorgan un puntaje de 88-89 puntos, ligeramente superior al que le dio a principios de año mi buen amigo Master of WineRichard Bampfield, quien selecciona para Gran Bretaña la gama de vinos de la cadena de supermercados alemanes de bajo precio LIDL. Con Richard hemos compartido innumerables catas de Grandes Vinos de Burdeos y de Champagne en los que es uno de los expertos internacionales, y la labor que cumple ofreciendo al consumidor corriente y sin grandes pretensiones o presupuesto vinos honestos y agradables de excelente rango calidad/precio, es notable. Todos los colegas le reconocemos esa cualidad y valiosa tarea de guía al consumidor.

El universo del vino es por ello tan maravilloso y el placer de un buen vino puede provenir de muchos factores. El precio no es siempre el principal indicador y hay calidad para todo presupuesto y momento. Media hora de aireación en decantador, un vino bien seleccionado, una añada excelente y una uva clásica y expresiva (la Sangiovese), superaron mi expectativa y colmaron mi domingo en familia. Salute!

* Sitio web del Consrocio del Vino de Chianti (en inglés e italiano): www.consorziovinochianti.it/en/

NOTA: El Giro d’Italia descansa este lunes. El Blog “Mi Rincón” presentará su informe previo de la Vuelta a España que comienza el martes en el País Vasco (Irún). Desde ese día y durante la semana, los lectores tendrán dos crónicas diarias y dos vinos diferentes -de Italia y de España- acompañando las etapas de estas dos Grandes Vueltas del ciclismo mundial. Le invito a seguirlas.

RECETA DEL CHIANTI: Históricamente el vino de Chianti estuvo asociado con la botella rechoncha cubierta por una canasta de paja, llamada fiasco (frasco), en recipientes de 750cc, un litro y 1.500cc, que durante muchos años inundaron el mercado mundial y le dieron al vino la connotación de un vino barato de mesa que era la percepción del consumidor del Chianti, un vino básico de mercado masivo. Hoy, el fiasco es utilizado por pocos fabricantes de vino en Italia para venta local. La mayoría de Chianti se vende en la botella tradicional y con calidad muy superior.

La receta original del vino (su mezcla o coupage) la diseñó en 1872 el barón Bettino Ricasoli, futuro primer ministro del Reino de Italia, quien recomendó 70% Sangiovese, 15% Canaiolo y 15% Malvasia bianca. Ricasolies hoy uno de los más importantes productores de Chianti y su vino Castello di Brolio es uno de los mejores Chianti Classico del mundo. En 1967, el gobierno reglamentó la fórmula de Ricasoli como DOC, una mezcla a base de Sangiovese (75%) con 10% de Canaiolo y hasta un 10% de uva blanca (Malvasia y Trebbiano) para suavizarlo y hasta un 15% de cualquier otra uva tinta cultivada en la región (como Cabernet Sauvignon o Merlot). Esta variedad de uvas y de técnicas es la razón por la que el Chianti varia tanto de un productor a otro. Además, desde 1995 se autorizó la elaboración de Chianti como un vino 100% variedad Sangiovese, los llamados ”Super Chiantis” o “Super Toscanos”.

Hoy, para que que un vino conserve el nombre de Chianti, debe elaborarse con un mínimo de 80% de uva Sangiovese. El Chianti Riserva debe tener al menos 27 meses de crianza (envejecimiento), una parte en barricas de roble, y debe tener un contenido en alcohol mínimo del 12,5%. Los vinos de la DOCG Chianti pueden llevar el nombre de una de las seis subzonas o simplemente la denominación Chianti. A su vez, la denominación Chianti Superiore corresponde a los vinos producidos en las provincias de Florencia y Siena, pero no en la zona Classico. Por su parte, el Chianti envejecido (38 meses en lugar de 4-7 de los vinos jovenes) puede etiquetarse como Riserva. El Chianti que sigue parámetros más rígidos (menor rendimiento y mayor graduación alcohólica) puede ser etiquetado como Chianti Superiore, aunque el Chianti de la subzona “Classico” no se puede etiquetar nunca como “Superiore”.

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