Por Oscar Domínguez Giraldo
En el día del hombre, hoy 19 de marzo, podré contar con los dedos de la mano las felicitaciones que recibiré. Y sobrarán dedos para ponerle la mano al bus y hacerle pistola a algún contrario.
Me quedaré esperando felicitaciones, un coronabesito al aire con tapabocas y guantes para evitar contagios, una palmadita en la espalda, inevitables calzoncillos, unas siempre necesarias medias, cualquier flor marchita, un almuerzo con la carne que me dispara los triglicéridos, el huevo más grande al desayuno.
Señoras y señores, nada de nada habrá en “nuestro” día. Lo atribuyo a que el hombre sigue en obra negra, y a que estamos en plena cuarentena por el enemigo que vino del remoto oriente. En cambio, el año pasado… sucedió lo mismo.
No me estoy quejando. Estoy registrando una realidad. Los hombres somos prescindibles como las crispetas. Ese olvido “que seremos”, o que somos, se debe quizás a que no hemos hecho bien la tarea.
El día del hombre no aparece ni en el pasa del periódico. Los demás medios tampoco nos dedicarán un segundo. Para no ir muy lejos: ni nosotros mismos nos daremos cuenta. Estoy hablando del tema por inercia, por no dejar, aprovechando la pandemia que nos volvió millonarios en tiempo libre que hay que ocupar a como dé lugar.
Hablo del asunto porque de pronto nos despertamos con ganas de dejar constancias que pasarán al basurero de nuestra historia personal.
Estuve repasando ese gran «ibro de ficción» que es la Biblia – lo dijo Borges- la vida de san José a ver si me copio de él para hacer méritos “de cara ” al día del hombre. Por lo que cuentan los evangelistas, el padre de Jesús no daba qué hacer, no se le conocieron cuernos, no se le devolvió hasta el primer tetero porque María venía con bebé incorporado, no se gastaba la quincena en trago y viejas. Incorporaré parte de este legado a mi menú diario. Aunque con el sol a la espalda no hay mucha gracia…
Si me acosan, diría que san José, buena persona pero mal carpintero y como tal muy incumplido para entregar los pedidos, no debe estar muy contento de que le hayan colgado este jolgorio en su día.
En defensa nuestra, los varones domados invocamos el colombianísimo “fuequequefuequeque” y alegamos que no nos enseñaron a ser novios, esposos, padres, asignaturas que deberían ser obligatorias desde los bancos escolares.
El día de la mujer (marzo 9) tuvo toda la prensa del mundo. Todavía se oyen sus ecos. En merecimientos nos golean cinco a cero.
Resumiendo: No nos ganamos las felicitaciones por el día del hombre. Es más, se podría eliminar esta “celebración” y no se extinguiría ninguna estrella. Digo adiós con esta décima de un amigo y con un comentario de Jaime Sanín Echeverri sobre José:
Dicen que están sometidas
las mujeres al varón
y que por esta razón
luchan cual fieras heridas.
Son mentiras repetidas
que han logrado aceptación;
mas tienen su negación
en la realidad más cruda,
puesto que no tiene duda
que ellas llevan el timón.
A Jaime Sanín, autor del libro «Jesús, el de José», le pregunté en una ocasión sobre el carpintero:
ODG: ¿Y José quién era? De él se dice que era muy buena persona pero muy mal carpintero, aficionado al bajo perfil. ¿Qué sentimiento le dejó en esta investigación el padre de Jesús?
JSE: Yo creo que el pueblo cristiano se ha equivocado a lo largo de los siglos con San José. Los pintores lo representan como un anciano que protegiera la virginidad de María. Eso no es. Siendo un joven de la misma edad de María, más o menos, y enamorados ambos de verdad, hay un noviazgo serio. Solamente que sacrifican por amor a Dios todos sus apetitos carnales. Otra cosa es esto: creen que porque es un obrero es ignorante; no podían escoger a un ignorante para educar a Jesús. De modo que para mí San José es un buen lector de la Sagrada Escritura en la Sinagoga, un pulsador de cítara, un cantante de salmos. Yo creo que la imagen de José que presento es muy imaginaria, pero más imaginaria es la otra. Y si yo lograra cambiar esa fisonomía tradicional de San José, quedaría muy contento con eso. Le puse mucho énfasis a San José y a su paternidad….
(Esta nota pasó por el quirófano para ajustes varios).