¿Cierto o falso?

Rodeado siempre por sus hombres y amplios dispositivos de seguridad, el presidente Duque en sus apariciones públicas. Foto La Opinión, Cúcuta

La noticia sobre un supuesto atentado al Presidente de la República debe proporcionar una fuente confiable a la audiencia (no solo al medio), porque resulta tan grave que sea cierto como que no sea.

Por Octavio Quintero, El Satélite

El supuesto atentado a Duque divulgado en las últimas horas por medios de comunicación que se reputan serios muestra un deleznable rigor informativo que sorprende. Una noticia de esta dimensión es cosa seria y ameritaría más que una “fuente confiable” para ponerla en conocimiento del público.

En Colombia es más delicado masificar una información irresponsable sobre un banco que sobre el Presidente. El Código Penal, art. 302 (pánico económico), prohíbe divulgar cualquier información que asuste a la sociedad. Por ejemplo, ningún medio acogería “de fuente confiable”, sin identificar por el propio medio, una supuesta quiebra del Banco de Bogotá, por decir cualquier cosa: ¿Asusta más a la sociedad la posible quiebra del BB que el posible asesinato del Presidente? No es tan claro: el pánico económico también puede configurarse en informaciones que conlleven a “estimular el retiro del país de capitales nacionales y extranjeros”, como se lee en el último párrafo del citado artículo.

Hace un mes se divulgó profusamente en medios internacionales el plan de Colombia para atraer USD11.500 millones en inversión extranjera en los próximos dos años para apuntalar la recuperación económica poscovid-19. ¿Puede alguien, en sus cabales, arriesgar capital en un país que en año y medio ha divulgado, profusamente dos supuestos atentados al Presidente?

El hecho de que el Presidente colombiano se haya labrado en su accionar cotidiano tan poca credibilidad popular, y que la politización abierta de los medios tradicionales ofrezca la misma desconfianza pública, en cierta forma amortigua el efecto internamente, pero el impacto en el exterior de esa noticia es hondo. Es decir, divulgar una noticia de tanto calado, con tanta debilidad, hace mucho daño al país, bien que sea cierta o falsa.

Por ejemplo, en abril 2019 la Fiscalía informó sobre un presunto atentado contra Duque si asistía a la minga del Cauca. Dijo que tenía vídeos con rostros sospechosos, conversaciones telefónicas, fotos de ametralladoras y fusiles punto 50. Sus fuentes eran tan confiables como las de ahora: ¿Alguien sabe de algún detenido año y medio después?

Y, en el supuesto de ahora, la inteligencia colombiana nos acaba de revelar su manera, muy sui géneris, de investigar, que consiste en hacer pública la información confidencial “para advertirles a los criminales que sabemos que están aquí y que los vamos a ubicar”: El Tiempo.

Así no es: una noticia sobre un supuesto atentado al Presidente de la República debe proporcionar una fuente confiable a la audiencia (no solo al medio), porque resulta tan grave que sea cierto como que no sea, primera conclusión; y, segunda, he aquí una consecuencia nefasta de la politización de los medios de comunicación que ha llevado a la sociedad a perderles credibilidad. Un día de estos que digan la verdad, como el pastorcito mentiroso, nos hacen coger con los pantalones abajo como en la fábula de Esopo.

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2 comentarios

  1. Creo que poruna parte «la inteligencia militar» (2 palabras que se excluyen) para justificarse siempre se ha inventado conspiraciones y atentados «inspirados desde el exterior por doctrinas foráneas»
    Y el único que se lo cree es el presidente porque es evidente su incapacidad paa el análisis

  2. Por favor. Con lo cara y escasa que esta la municion quien quisiera gastar polvora en este gallinazo. Sensatez. A este porcino-titere no necesitan de hacerle ningun atentado para sacarlo del camino, el solito, sin hacerle nada se cae. La verdad cae por su propio peso. No es mas que una noticia distractora, para mantener al pueblo embelesado mientras ellos se llenan los bolsillos a cuatro manos…Delincuentes,hampones, cascareros, descarados es lo que tenemos como dirigentes. VERGUENZA

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