Castigo medieval a Gaza

Grupos de palestinos recogían el sábado en Rafah, al sur de la Franja, alimentos donados por un grupo caritativo antes de romper el ayuno de Ramadán . HAITHAM IMAD (EFE)

Editorial

Israel está utilizando la inanición de la población civil palestina como arma de guerra contra Hamás en Gaza. Esta brutal e inaceptable práctica comenzó apenas horas después del salvaje ataque perpetrado por la organización terrorista el pasado 7 de octubre contra territorio israelí que costó la vida a 1.200 personas, centenares de heridos y alrededor de 400 secuestrados, muchos de los cuales siguen en manos de la milicia islamista. El Gobierno de Benjamín Netanyahu ordenó entonces no solo la suspensión de la entrada de alimentos en la Franja, sino el corte del suministro de agua. Camino de los seis meses de demoledora ofensiva militar que ya ha costado más de 30.000 muertos palestinos, en su inmensa mayoría civiles inocentes, el espectro de la hambruna ya se ha hecho presente en Gaza generando inconcebibles escenas de desnutrición infantil y una situación catastrófica, según advierten los organismos internacionales.

Fuentes sanitarias de la Franja, controladas por Hamás, aseguran que ya hay al menos 27 menores fallecidos debido al hambre. Naciones Unidas, a través de organizaciones filiales como Unicef o el Programa Mundial de Alimentos, advierte de que más de 1,1 millones de gazatíes —sobre una población de aproximadamente 2,3 millones— padecen una “inseguridad alimenticia catastrófica” y que la cifra puede alcanzar al 92% de la población de prolongarse la actual situación hasta julio. El hambre ha pasado a unirse a la inseguridad física de los palestinos debido a los bombardeos, las incursiones por tierra del Ejército israelí y unas miserables condiciones materiales de vida por falta de infraestructuras y medicamentos. Según Naciones Unidas, absolutamente todos los hogares de Gaza han reducido su ingesta de alimentos para que los niños puedan comer. Un informe del Programa Mundial de Alimentos revela además que en la mitad norte de la Franja, la más castigada, los supervivientes pasan días y noches enteros sin ingerir alimentos, llegando a tomar apenas 10 comidas en 30 días. Gaza dependía casi por completo de la ayuda alimenticia que entraba por los pasos controlados por Israel debido al bloqueo de la Franja desde la retirada de las colonias israelíes ordenada por Ariel Sharon en 2005. También disponía de ganado y aves de corral que cubrían muy parcialmente sus necesidades, un sector de pesca muy rudimentario y una mínima agricultura. La ONU subraya que el 70% de los animales han muerto, la pesca es inexistente y los cultivos han colapsado.

Se trata de un castigo colectivo injustificable aplicando una metodología medieval del que es responsable directo Netanyahu. Urge un inmediato alto el fuego que permita la entrada masiva de alimentos que detengan la hambruna. Y no es menos perentorio activar los mecanismos legales necesarios para que las autoridades israelíes responsables de esta situación rindan cuentas de sus decisiones.

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