Por Germán Enrique Núñez Torres
Hay incertidumbre en medio de los imparables aguaceros por la posibilidad de un nuevo apagón en Colombia, lo grave de todo es que la gente lleva años pagando el cargo por confiabilidad y oh desilusión.
Colombia no olvida el apagón registrado en los inicios de la década del noventa, el país quedó en completa oscuridad y sin energía con el racionamiento aplicado entre el dos de marzo de 1992 y el siete de febrero de 1993, once meses de calvario y dificultades por unas restricciones en el fluido eléctrico que llegaron a las nueve horas en capitales como Bogotá, y a once horas en regiones como San Andrés. Con el lío encima fue instituida la famosa hora Gaviria que adelantó en Colombia los relojes una hora para aprovechar de mejor manera la luz solar.
Hoy el país se hace una pregunta, ¿quizás no estaba todo blindado para evitar otro racionamiento con el pago desde 2006 del cargo por confiabilidad?, ese fue un esquema o tarifa paralela que pagaron y siguen pagando los colombianos por mayor eficiencia y atender la demanda en momentos críticos de suministro con las termoeléctricas que reciben recursos por estar apagadas, tan solo por hacer parte de la contingencia. ¿Qué pasó, a quién debe ir dirigida la queja, acaso al mono de la pila?
Ahora bien, hubo un desgaste con el tema Hidroituango, y si el país se apaga nuevamente, esa inversión sería un exabrupto y la tesis aburridora que en Colombia todo lo hacemos mal y por impulsos de algunos bolsillos, posiblemente mal asesorados. El sentido común dice que con el cambio climático hay que tener opciones, las que supuestamente tiene Colombia, y una de ellas es la generación térmica a carbón o con diésel, preguntas muchas, respuestas algunas, pero el asunto es ¿Quién le responderá al país si se aplica un nuevo racionamiento, quedará desmontado automáticamente el cargo por confiabilidad?, uno asume que sí porque fue inútil y el tema sin duda alguna puede terminar en escándalo, no por este gobierno, aclaro, hay culpas de mandatos pasados, algo similar con el agonizante sistema de salud.
En diálogo con Diariolaeconomia.com, el Director Ejecutivo de la Fundación Energía y Ambiente Jorge Martín Camargo García, aseguró que, tras la debacle del apagón pasado, Gobierno y Congreso en la época acordaron una solución que consistió en lo que sería un sistema robusto y con la seguridad que los racionamientos no volverían a ocurrir. Evocó el experto en temas energéticos y de agua que una de las bases de la política energética de la época era tener disponibilidad de generación ociosa para que tenerla a la mano en caso de que se requiriera, tal cual lo que pasa hoy.
En ese tiempo la oferta eléctrica se diversificó y pasó de ser mayoritariamente hidráulica para darle paso a fuentes térmicas como gas y carbón, es decir que hubo inversión atendiendo la política pública del momento que fue necesaria, para tener disponibilidad y no tener nuevamente un apagón como el que se tuvo. Recalcó que en Colombia la fuente principal de generación eléctrica es hídrica, con un sesenta por ciento y se creó la estrategia de las termoeléctricas con dos motivos, uno que hubiese disponibilidad de energía y otro para que la energía fuera accesible y pagable por parte de los colombianos.
Ahora indició el experto, ¿Dónde están esos cargos por confiabilidad, ¿dónde está esa capacidad instalada y de qué manera va a operar sin que llegue a los extremos de hoy en donde el kilovatio de generación supera la locura de los mil pesos?
A criterio del ingeniero de petróleos, sugerir un apagón es impresentable porque precisamente la política pública del momento promovió inversión privada para que esta no permitiera que el país se volviera a apagar, ahora viene una retahíla de preguntas, no solo a la Comisión de Regulación de Energía y Gas, CREG, sino a la Superintendencia de Servicios Públicos e inclusive a gremios como la Asociación colombiana de Generación, Acolgen y otros que agrupan las empresas en las diferentes etapas del proceso de energía porque todos tienen que explicarle al país qué ha pasado y por qué hoy en día se habla de apagón cuando Colombia tiene un sistema diseñado para que eso no ocurra y no repetir el caos de hace más de 30 años.
En la calle, algunas personas manifiestan sentirse atracadas porque han pagado en el recibo el cargo por confiabilidad y si entra a regir otro apagón hubo, según ellas, engaño y toda clase de irregularidades que habría que revisar. Para el conocedor Jorge Camargo la inquietud de la gente es totalmente válida porque hubo una política pública que incentivó las inversiones, ampliando la matriz de generación de energía para que efectivamente no ocurriera el despropósito que los nacionales están con toda furia presenciando.
“La inquietud de las personas en andenes y cafeterías debería transmitírsele al Gobierno colombiano y sobre todo a los organismos de control porque hay entidades como la Superintendencia de Servicios Públicos que lleva décadas vigilando el sector eléctrico, lo propio habría que hacer con la Contaduría General de la República, una pregunta interesante para ellos y le digan al país qué pasa con ese cargo por confiabilidad y de qué manera esas inversiones deberían hoy estar rindiendo los frutos que perseguía inicialmente y por lo que se pagó y se repagó”, declaró el señor Camargo.
Después del apagón y la política pública, recordó el analista, han pasado más de tres décadas, pues no se puede olvidar que en su momento en el Congreso de la República, los senadores Hugo Serrano Gómez, Salomón Nader y otros legislaban sobre el tema y se diseñó la implementación de política pública evitando así un nuevo apagón, el que hoy de manera increíble se insinúa.
Sector eléctrico, ¿tan solo genera riesgos?
A criterio del directivo, si el país hace el paralelo con lo que está pasando en el sector salud también viene la misma pregunta, es decir ¿por qué razón las EPS hoy en día guardan silencio o no dan una respuesta satisfactoria sobre las reservas técnicas que estaban contempladas y diseñadas, que fueron aprovisionadas y que a la fecha no aparecen, algo similar acontece con el sector eléctrico porque hubo inversiones ya pagadas porque en el recibo de caja colombiana está ese cargo por confiabilidad, el tema repitió, es, ¿dónde está y de qué manera se va a hacer efectiva esa política pública con desembolsos hechos en su totalidad?
El destino que haya tomado la plata invertida en el sector eléctrico es un tema que a juicio de Jorge Camargo deben resolver la Superintendencia de Servicios Públicos como la Contraloría General de la República, pero expresó que también es una muestra que en Colombia hay muchas normas y demasiada reglamentación, pero muy poquita autoridad ejerciendo su papel, luego el tema no es menor ya que esa autoridad debió haber anticipado la situación presente y ratificar que las inversiones sí estaban cumpliendo con su cometido, una pregunta muy llamativa para el señor Contralor General de la República.
Más allá de la Ley 80 con sus bondades y defectos, el sentido de la política pública era el adecuado, insisto, y como suele suceder en el país, el problema de dicha política viene en la implementación porque en esa instancia no se hace el seguimiento riguroso para detectar aquellas desviaciones que puedan presentarse en la implementación y de esa manera tener instrumentos para retroalimentar los procesos, es decir que desde el punto de vista práctico hay razones para el reclamo porque si la gente ya pagó un sistema confiable y unos seguros para que el país no volviera a un apagón, por qué hoy amenaza de que ocurra, un tema del resorte de las autoridades que según la Constitución y otros frentes sectoriales debieron actuar de manera oportuna y con la mayor contundencia. Para el contertulio debe ser muy interesante escuchar un pronunciamiento sobre el tema del Superintendente de Servicios Públicos, pero también de la Contraloría General de la República, los funcionarios con mayor conocimiento y la función constitucional y legal de poder intervenir en el tema y responder por ello.
Desde el punto de vista del experto Jorge Camargo, es necesario ajustar tuercas en el sector eléctrico porque allí han pasado cosas y se han visto casos que hacen pensar que con él se mangonea, un ejemplo las privatizaciones y para no ir tan lejos, apuntó el versado hay que ver lo que pasó en la Costa Norte en los inicios de la década del 2000 en donde surgieron como salvadores del servicio Electrocosta y Electricaribe, unas empresas que iban a superar según se entendió todas esas deficiencias y problemas de corrupción, hoy esas firmas ya no existen y llegaron otras compañías a las que recurrió el Estado para poder garantizar las prestación del servicio.
“Ese tipo de cosas deben llevar a la reflexión, no solamente del Congreso de la República, del Gobierno o de la misma CREG que aparte de establecer la fórmula tarifaria, está llamada a revisar y a hacer un profundo análisis para que atienda con argumentos las realidades del sector eléctrico. Algo está pasando cuando hoy por hoy tenemos kilovatio hora a mil pesos, yo no quiero pensar que puede pasar en un hogar de la Costa Atlántica en estrato dos y tres que tiene que pagar 400.000 o 500.000 pesos de servicios mensuales, medio salario mínimo, finalmente dejar de comer para pagar el recibo de la luz, así es muy complicado”, manifestó el analista y conocedor de temas energéticos.
Colombia necesita con urgencia Agencia del Agua
Al ser el agua un elemento esencial en la vida humana porque está presente en el cuerpo es necesario verla de otra manera y con mayor importancia ya que con el agua es viable alimentarse, cultivar, cuidar animales, transportarse, asearse y generar energía eléctrica entre tantas opciones que ofrece, un elemento transversal a cualquier actividad humana.
Según informó Camargo, han existido varios intentos de crear la Agencia Nacional del Agua como el órgano del Estado que administre el recurso. Dijo que así como existe la Agencia Nacional de Minería, del Espectro, de Hidrocarburos, de Infraestructura, Tierras o Licencias Ambientales por citar algunas, la propuesta de viabilizar la Agencia Nacional de Agua no ha encontrado eco en el Congreso muy a pesar de que en diferentes épocas se propuso su puesta en marcha, no ha sido posible, denunció, que haga tránsito en el Congreso, seguramente porque hay muchísimos intereses alrededor del preciado líquido lo cual es un llamado para que el país empiece a pensar en esa posibilidad, en tener una entidad que rija la política pública del agua, dejando claro que obviamente el ministerio de Vivienda tiene unos elementos de política pública al igual que el ministerio de Ambiente, pero cuando se mira en detalle y se asimila la realidad son elementos de política que de alguna manera se convierten en lista de chequeo.
Agregó que al mirar a fondo lo que pasa en Colombia, la cuarta potencia hídrica mundial, hay 400 municipios que tienen sequía o amenaza de enfrentarla, es decir que si el país en potencia global en agua, y lo dice la Contraloría General de la República en un estudio de hace tres años, esa inminencia de aridez es clara muestra que hay un elemento de política pública central que no está funcionando, luego esa dispersión de funciones y tareas que cumplen, no solamente los organismos del orden nacional sino también las Corporaciones Autónomas Regionales, incluso las entidades territoriales, es lo que ha hecho desperdigar la responsabilidad y dicho desparramo en el encargo redundó en la situación caótica que hoy se tiene con el agua.
Reconoció que dinero ha habido porque fueron destinados recursos importantes para dotar las regiones con agua, pero estos no fueron aplicados de la manera correcta porque no hay satisfacción ni tranquilidad de las personas que se surten del líquido vital.
Otro problema del agua, argumentó Camargo, se produce a nivel mundial puesto que en varios países se cambiaron ríos de pesca y de vida por afluentes de mercurio, un tremendo problema de salud. Anotó que muchos culpan de la situación a la minería o al petróleo, pero indicó que llama poderosamente la atención que si esos elementos tienen el potencial de daño del que se les señala, por qué no es igual el estrago de Canadá frente a lo reportado en Colombia.
Canadá es el primer productor de petróleo en el mundo a partir de arenas bituminosas y el cuarto extractor mundial de oro, y ahí, expresó el Director Ejecutivo de la Fundación Energía y Ambiente, Jorge Martín Camargo García, hay una pregunta que también debe resolverse.
Generadoras confían en que no habrá apagón
Por su parte el Director Ejecutivo de la Asociación Nacional de Empresas Generadoras, ANDEG, Alejandro Castañeda aseveró que sí existe una condición crítica, pero sin un riesgo de apagón inminente razón por la cual denominó la alerta lanzada entre amarilla y naranja. Dijo que en efecto hay un inconveniente porque la sequía ha sido mucho más fuerte de la que se esperaba y por esos ha habido tres meses muy malos puesto que en enero, febrero y marzo el agua que llegó a los embalses fue muy poca, cercana en promedio al 45 y el 50 por ciento, un nivel muy bajo al hacer la comparación histórica del trimestre en mención.
“Efectivamente sí tenemos ese riesgo, no creo que tengamos que llegar a un racionamiento, pero si hay que tomar algunas medidas. Antes, por ejemplo, de decirle al usuario que no lo voy a racionar, es necesario decirle a Ecuador que no se le puede exportar o suministrar más energía hasta tanto Colombia no supere su tema interno, lo segundo, hemos dicho que no es solamente pedirle al cliente que ahorre porque este pagó un cargo por confiabilidad. Lo que yo propongo y que funcionó en el año 2016, es implementar un programa de ahorro por medio del cual se le pague al usuario por ahorrar energía porque de hecho la gente pagó esa tarifa o cargo por confiabilidad, hoy necesitamos la ayuda del usuario, pero esta debe ser compensada, no solamente por disminuir la cantidad para bajar la factura sino porque le estoy pagando por ese kilovatio que no se consume”, apuntó el Director Ejecutivo de ANDEG.
Castañeda dijo que dadas las condiciones, hay que tratar de que los industriales vendan los excedentes de autoconsumo o de la energía que producen y la envíen al sistema o a la red. Explicó que regulatoriamente existe un mecanismo que se llama el estatuto de riesgos desabastecimiento que prevé un esquema de prevención de situaciones que pongan en riesgo el suministro de la demanda, además de lo previsto en el Cargo por Confiabilidad, en el contexto de administrar el recurso hidráulico a partir de mayor generación térmica.
El tema para el vocero de ANDEG, es poder embalsar agua de forma mucho más eficaz y cuando se comienza con ese procedimiento hay espacio para que la generación térmica suba su porcentaje de aporte. Actualmente, expuso Castañeda, las térmicas participan con un 45 por ciento de la generación del total de lo que consume el país en el día a día. Manifestó que podría llegarse hasta un 50 por ciento si logran activarse las medidas citadas en el estatuto de riesgos-abastecimiento.
“Lo que sucede es que la térmica sola no es capaz de hacerlo sino que se necesita agua más térmica para poder alargar esas reservas de agua que todavía quedan y no usarlas tan rápido. Hay una buena noticia y es que como llovió en días pasados llegó un poco más de agua a los embalses y logramos que la pérdida de embalse a mitad de semana fuera del punto dos cuando en semanas anteriores las pérdidas eran de punto cinco por ciento diario, entonces hay que tomar medidas y hacer tareas, pero igual debe respetarse lo que el usuario ha venido pagando por la confiabilidad. Insisto, no creo que nos vayamos a apagar, pero deben adoptarse contingencias adicionales esta semana para que no tengamos las consecuencias que por su puesto nadie quiere”, enfatizó Alejandro Castañeda.
El fantasma del apagón se puede conjurar
En materia de térmicas, apuntó el directivo, hay dos situaciones distintas, una es la de la Región Caribe donde por fortuna en 2016 entró en operación la planta de regasificación de Cartagena con la cual el país es capaz de importar gas, el problema existe en las plantas del interior del país en vista que no tienen gas luego son plantas que deben trabajar con combustibles líquidos de mucho más precio. Desde mayo de 2023, manifestó el Director Ejecutivo de ANDEG, no se ha visto en gran medida la necesidad de encender las plantas que funcionan con gasolina o ACPM, solo hasta este momento, contó Castañeda, se está viendo esa contingencia y ahí es cuando comienzan a operar. Es por eso, orientó, que no se habla mucho de Termocentro porque no ha generado mucho, pero por estos días a la planta le tocará empezar a generar.
En síntesis, hay una situación apremiante, pero no caótica es decir que Colombia puede evitar el racionamiento. Para que se produzca el apagón emplazó el dirigente, tendría que darse que no lloviera en abril pues sin agua en las hidroeléctricas el país no podría aguantar, ahora si llueve en este mes los líos se disipan sin que no se deba ser precavido y ese es justo el llamado que se la hace al gobierno pues se necesita cautela para no depender de una sola variable, el tema está en actuar y manejar todo lo atinente a prevención.
Desde la óptica de ANDEG, no se necesita declarar la emergencia económica para tomar medidas, y el apuro se puede superar sin apelar a cosas extraordinarias, tan solo actuar con decisión, nada más. La generación con térmica.
Concluyó, demandará unos días más, pero las condiciones están dadas y el sector se preparó para enfrentar las condiciones más críticas y salir adelante.
Actualmente las térmicas que blindan el sistema eléctrico y que garantizan suministro de energía son Termozipa, Termoyumbo, Termopaipa, Tasajero y Termoguajira 1 y 2 que operan a carbón. Otros complejos termoeléctricos que operan en el litoral atlántico son Termobarranquilla, TEBSA, Termoflores, Termocandelaria, Gecelca 3, Gecelca 3.2, Termonorte, Proeléctrica, Termotesorito y Termocaribe.
Igualmente se suman TermoEDR, Termoproyectos, Termorubiales, Termojagüey, Termoyopal, Termocentro, Termoemcali, Termosierra y Termovalle.
Vale la pena recordar que el servicio eléctrico en Colombia empezó a finales del siglo XIX, el siete de diciembre de 1889 LA Sociedad Ospina-Espinosa entregó el primer alumbrado público. En el recuerdo quedó la Bogotá Electric Light Company activo de la mentada corporación se encargó de generar y distribuir la energía eléctrica, todo empezó con una inversión de 16.677 pesos, una fortuna en el momento.